Hoy escribe Antonio Piñero
Los textos cuyo sentido se discute - a propósito de lo que enunciamos en esta nota = "fe y justicia en Pablo y en Qumrán- pertenecen al Comentario, pesher, a Habacuc de Qumrán (1QpHab) , por una parte, y a Gálatas y Romanos, por otra, los siguientes:
Porque en él la justicia de Dios es revelada de fe en fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Romanos 1,17, que cita a Hab 2,4b)
Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente; porque: El justo por la fe vivirá: Gálatas 3,11, que cita igualmente a Hab 2,4b)
El texto pertinente de Qumrán es:
Esto se refiere a aquellos que hacen (= obedecen) la Ley en la casa de Judá, a quienes Dios rescatará de entre los condenados al juicio por causa de su sufrimiento y de su lealtad () hebreo ‘emmunatam, se ‘emmunah, “justicia”, “lealtad”, “fidelidad”)al Maestro de justicia” (1QpHab 8, 1-3)
Y el texto de Habacuc mismo (hebreo) en 2,4b es:
“He aquí que sucumbe aquel que no tiene el alma recta, mas el justo por su fidelidad vivirá”
Lo que se discute es: ¿Entendió bien Pablo el texto de Habacuc? ¿Lo interpretó cómo le convenía? ¿Qué puede decirse de cómo entendía el Apóstol el término clave ‘emmunah en el pasaje de Habacuc?
En primer lugar, los esenios interpretan el “justo” de Habacuc como “los que hacen (= obedecen) la Ley en la casa de Judá”, es decir los esenios, o su subgrupo solo (¡no todos los judíos!) , mientras que Pablo habla de todos los hombres potencialmene.
En segundo: parece que los qumranitas entienden “por su justicia” o “por su fidelidad”, la lealtad al Maestro de justicia en el sentido de ser fieles a él en su interpretación de las Escrituras. Pablo, por el contrario, entiende ‘emmunah como “pura fe en Dios”, gracias a la cual el creyente en Jesús se apropia de los beneficios del sacrificio vicario de Jesús en su muerte en cruz.
Como se ve, hay un mundo de diferencias.. Y ninguno de los comentaristas -Pablo y qumranitas- entiende el texto en un sentido histórico, como haríamos hoy: el profeta hace un llamamiento a la fidelidad/lealtad a Dios (no concretamente a la fe en ningún credo) durante un tiempo de crisis ocasionada por la invasión de Israel por los caldeos.
Pero respecto a lo que ahora nos interesa, me parece conveniente aquí pensar en la profunda diferencia de la que parten Pablo y los qumranitas respecto a la fe, cuya consecución está condiciona da al estado del ser humano antes de creer.
Para los esenios, y el subgrupo de Qumrán, capitaneados por le Maestro de justicia, tal como aparece su pensamiento al respecto en los himnos o Hodayot (= 1QH), la situación del ser humano, sumido en el pecado y antes de decidirse a “obrar las obras de la Ley” es semidesesperada solamente. Se podría semejar al que cae, en la selva, en una trampa para fieras que está aún a medio construir: sólo tiene más o menos un metro de profundidad, o poco más. Una vez caído en la trampa (= la situación de pecado), con sus solas fuerzas (= siempre que desee sinceramente), y dando un saltito (= se pone a obrar la obras de la Ley) , sale de la trampa (= se halla en situación de fidelidad para con Dios y se salva.
Para Pablo, por el contrario, antes de que llegara la plenitud de los tiempos, la venida de Jesús, el ser humano estaba caído en una trampa totalmente completa en la selva (= la situación de pecado generada por el pecado de Adán), de más de cinco metros de profundidad y bien alisada, de modo que por sí solo no puede salir (= por mucho que se esfuerce no logrará salir, ni saltando, ni con nada, porque las paredes son lisas = no logrará salir de la situación de pecado). PERO, llegada la plenitud de los tiempos, viene Jesús, y completa su sacrificio en la cruz). Esta acción es como la fabricación del instrumento, de la escalera, por el cual se podrá salir de la trampa del pecado.
Entonces, el ser humano cae en la cuenta y con la ayuda de la gracia divina utiliza esa escalera, es decir, hace un acto de fe en la potencia salvadora de la muerte en cruz de Jesús y se apropia para sí mismo esa potencia. Ese acto de fe -inisisto- es como la “escalera” potente que le permite salir de la trampa y volver a la superficie.
Con otras palabras: según Pablo, el ser humano “se hace justo” (el justo de Habacuc, según él) “por un acto de fe o fidelidad” (el justo vivirá o se salvará por la fe) hacia Dios al reconocer que por designio eterno se ha cumplido el acto de salvación de todos con el sacrificio de Jesús. Y apropiarse de los beneficios de ese acto de salvación está al alcance del que -insisto también, por la gracia divina- esté dispuesto a hacer un acto de fe en Jesús y su sacrifico. La escalera para salir de la trampa está a su disposición.
Como puede observarse, la comparación entre la exégesis qumranita de Habacuc y la de Pablo ayuda para destacar la enorme diferencia entre ambas.
Siempre he afirmado que esta ”escalera para salir de la trampa” = el acto de fe ayudado por la gracia, es un concepto intelectual, un acto intelectual, y no supone en principio más que “creer”; no es una acción que tenga que “obrar” norma alguna de la Ley. Es ésta una concepción de la salvación muy distinta a la del judaísmo. Es más griega y, en principio, menos judía. Me parece imposible negarlo, porque, para el judaísmo de la época de Pablo, y en principio una vez concedida también la gracia divina, la salvación no consiste en creer, sino en obrar, y en concreto "las obras de la Ley"
Estemos o no de acuerdo con lo que dije en la nota anterior sobre si Pablo había entendido bien o mal la mentalidad de sus coetáneos judíos sobre la situación de pecado del hombre y su posibilidad de salvación, creo que respecto al concepto de la salvación del ser humano, entre el judaísmo del momento y el del Apóstol hay una notabilísima diferencia.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Los textos cuyo sentido se discute - a propósito de lo que enunciamos en esta nota = "fe y justicia en Pablo y en Qumrán- pertenecen al Comentario, pesher, a Habacuc de Qumrán (1QpHab) , por una parte, y a Gálatas y Romanos, por otra, los siguientes:
Porque en él la justicia de Dios es revelada de fe en fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Romanos 1,17, que cita a Hab 2,4b)
Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente; porque: El justo por la fe vivirá: Gálatas 3,11, que cita igualmente a Hab 2,4b)
El texto pertinente de Qumrán es:
Esto se refiere a aquellos que hacen (= obedecen) la Ley en la casa de Judá, a quienes Dios rescatará de entre los condenados al juicio por causa de su sufrimiento y de su lealtad () hebreo ‘emmunatam, se ‘emmunah, “justicia”, “lealtad”, “fidelidad”)al Maestro de justicia” (1QpHab 8, 1-3)
Y el texto de Habacuc mismo (hebreo) en 2,4b es:
“He aquí que sucumbe aquel que no tiene el alma recta, mas el justo por su fidelidad vivirá”
Lo que se discute es: ¿Entendió bien Pablo el texto de Habacuc? ¿Lo interpretó cómo le convenía? ¿Qué puede decirse de cómo entendía el Apóstol el término clave ‘emmunah en el pasaje de Habacuc?
En primer lugar, los esenios interpretan el “justo” de Habacuc como “los que hacen (= obedecen) la Ley en la casa de Judá”, es decir los esenios, o su subgrupo solo (¡no todos los judíos!) , mientras que Pablo habla de todos los hombres potencialmene.
En segundo: parece que los qumranitas entienden “por su justicia” o “por su fidelidad”, la lealtad al Maestro de justicia en el sentido de ser fieles a él en su interpretación de las Escrituras. Pablo, por el contrario, entiende ‘emmunah como “pura fe en Dios”, gracias a la cual el creyente en Jesús se apropia de los beneficios del sacrificio vicario de Jesús en su muerte en cruz.
Como se ve, hay un mundo de diferencias.. Y ninguno de los comentaristas -Pablo y qumranitas- entiende el texto en un sentido histórico, como haríamos hoy: el profeta hace un llamamiento a la fidelidad/lealtad a Dios (no concretamente a la fe en ningún credo) durante un tiempo de crisis ocasionada por la invasión de Israel por los caldeos.
Pero respecto a lo que ahora nos interesa, me parece conveniente aquí pensar en la profunda diferencia de la que parten Pablo y los qumranitas respecto a la fe, cuya consecución está condiciona da al estado del ser humano antes de creer.
Para los esenios, y el subgrupo de Qumrán, capitaneados por le Maestro de justicia, tal como aparece su pensamiento al respecto en los himnos o Hodayot (= 1QH), la situación del ser humano, sumido en el pecado y antes de decidirse a “obrar las obras de la Ley” es semidesesperada solamente. Se podría semejar al que cae, en la selva, en una trampa para fieras que está aún a medio construir: sólo tiene más o menos un metro de profundidad, o poco más. Una vez caído en la trampa (= la situación de pecado), con sus solas fuerzas (= siempre que desee sinceramente), y dando un saltito (= se pone a obrar la obras de la Ley) , sale de la trampa (= se halla en situación de fidelidad para con Dios y se salva.
Para Pablo, por el contrario, antes de que llegara la plenitud de los tiempos, la venida de Jesús, el ser humano estaba caído en una trampa totalmente completa en la selva (= la situación de pecado generada por el pecado de Adán), de más de cinco metros de profundidad y bien alisada, de modo que por sí solo no puede salir (= por mucho que se esfuerce no logrará salir, ni saltando, ni con nada, porque las paredes son lisas = no logrará salir de la situación de pecado). PERO, llegada la plenitud de los tiempos, viene Jesús, y completa su sacrificio en la cruz). Esta acción es como la fabricación del instrumento, de la escalera, por el cual se podrá salir de la trampa del pecado.
Entonces, el ser humano cae en la cuenta y con la ayuda de la gracia divina utiliza esa escalera, es decir, hace un acto de fe en la potencia salvadora de la muerte en cruz de Jesús y se apropia para sí mismo esa potencia. Ese acto de fe -inisisto- es como la “escalera” potente que le permite salir de la trampa y volver a la superficie.
Con otras palabras: según Pablo, el ser humano “se hace justo” (el justo de Habacuc, según él) “por un acto de fe o fidelidad” (el justo vivirá o se salvará por la fe) hacia Dios al reconocer que por designio eterno se ha cumplido el acto de salvación de todos con el sacrificio de Jesús. Y apropiarse de los beneficios de ese acto de salvación está al alcance del que -insisto también, por la gracia divina- esté dispuesto a hacer un acto de fe en Jesús y su sacrifico. La escalera para salir de la trampa está a su disposición.
Como puede observarse, la comparación entre la exégesis qumranita de Habacuc y la de Pablo ayuda para destacar la enorme diferencia entre ambas.
Siempre he afirmado que esta ”escalera para salir de la trampa” = el acto de fe ayudado por la gracia, es un concepto intelectual, un acto intelectual, y no supone en principio más que “creer”; no es una acción que tenga que “obrar” norma alguna de la Ley. Es ésta una concepción de la salvación muy distinta a la del judaísmo. Es más griega y, en principio, menos judía. Me parece imposible negarlo, porque, para el judaísmo de la época de Pablo, y en principio una vez concedida también la gracia divina, la salvación no consiste en creer, sino en obrar, y en concreto "las obras de la Ley"
Estemos o no de acuerdo con lo que dije en la nota anterior sobre si Pablo había entendido bien o mal la mentalidad de sus coetáneos judíos sobre la situación de pecado del hombre y su posibilidad de salvación, creo que respecto al concepto de la salvación del ser humano, entre el judaísmo del momento y el del Apóstol hay una notabilísima diferencia.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com