Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos con nuestro comentario breve a pasajes propios del Evangelio de Lucas interesantes para nuestro tema del Dios de Jesús / Un Jesús humano. El texto es el siguiente:
« No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino (Lc 12,32) »
Este pasaje se halla dentro de la unidad Lc 12, 22-32, cuyo tema general es “Sobre las preocupaciones cotidianas y el cuidad de los fieles por parte de Dios”, cuyo paralelo sería Mt 6,25-34. Pero en este texto de Mateo (ni tampoco en Marcos) no se halla nada parecido a lo que Lucas pone en labios de Jesús. Por tanto: es material propio de Lucas.
Una primera observación: cuando nos encontramos con un material exclusivo de un evangelista, observamos que los críticos adoptan una posición prudente: se resisten en líneas generales a atribuir el dicho –o el hecho que sea- al Jesús histórico precisamente porque sólo aparece en un evangelio. Carece de lo que se llama “atestiguación múltiple e independiente”, que es una primera garantía de autenticidad histórica. Por tanto, o se ofrecen buenas razones en pro de la historicidad, o en principio la postura ante un pasaje solitario es de prudencia.
Ahora bien, considerado en sí mismo, este dicho de Jesús no contiene nada que no pueda pertenecer a la imagen del Jesús histórico conseguida por medio de otras vías de análisis. Se trata de un oráculo de consuelo y de salvación, que Jesús –como profeta que era- manifiesta a sus discípulos, un grupo pequeño en comparación con la población de Israel y del mundo de la época, en nombre de Dios. Se sobreentiende que si los discípulos perseveran, Dios les concederá junto con la entrada en el Reino una serie de bienes terrenales y espirituales.
Este tipo de oráculos de salvación se encuentra a menudo en el profeta Isaías, y es sabido que a Jesús le gustaba especialmente este profeta, como se deduce indirectamente, entre otros pasajes, de Mc 1,2-3: “Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” y, directamente, (si el núcleo del pasaje es histórico, de Lc 4,17-21 (“Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor sobre mí […] Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy”).
Por tanto, esta imagen de Dios que transmite este dicho entra bien dentro de la presentación de Jesús como Padre, ya que pone el acento en la soberanía, la bondad y la benevolencia divinas para los que oyen el mensaje del Reino: típico de Jesús.
Pero la defensa plena de la historicidad de esta sentencia es difícil. A lo dicho sobre el “criterio de semejanza” (encaja bien con lo que sabemos de Jesús por otros lados) debe añadirse que este dicho recogido por Lucas tiene paralelos, probablemente históricos al menos en su núcleo, en Lc 6,20 (“Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”) y en Mc 10,14 (“Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios”).
De cualquier modo, el pasaje nada dice, una vez más, de la filiación divina especial, real, óntica de Jesús. No se debe “sacar punta” alguna al hecho de que en esta sentencia Jesús diga “vuestro Padre” como si lo contrapusiera a “mi Padre”. Ya lo dijimos en otra ocasión: el “vuestro” está exigido por el contexto y deducir de ello “un sentimiento especial de filiación por parte de Jesús” es totalmente exagerado.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
Seguimos con nuestro comentario breve a pasajes propios del Evangelio de Lucas interesantes para nuestro tema del Dios de Jesús / Un Jesús humano. El texto es el siguiente:
« No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino (Lc 12,32) »
Este pasaje se halla dentro de la unidad Lc 12, 22-32, cuyo tema general es “Sobre las preocupaciones cotidianas y el cuidad de los fieles por parte de Dios”, cuyo paralelo sería Mt 6,25-34. Pero en este texto de Mateo (ni tampoco en Marcos) no se halla nada parecido a lo que Lucas pone en labios de Jesús. Por tanto: es material propio de Lucas.
Una primera observación: cuando nos encontramos con un material exclusivo de un evangelista, observamos que los críticos adoptan una posición prudente: se resisten en líneas generales a atribuir el dicho –o el hecho que sea- al Jesús histórico precisamente porque sólo aparece en un evangelio. Carece de lo que se llama “atestiguación múltiple e independiente”, que es una primera garantía de autenticidad histórica. Por tanto, o se ofrecen buenas razones en pro de la historicidad, o en principio la postura ante un pasaje solitario es de prudencia.
Ahora bien, considerado en sí mismo, este dicho de Jesús no contiene nada que no pueda pertenecer a la imagen del Jesús histórico conseguida por medio de otras vías de análisis. Se trata de un oráculo de consuelo y de salvación, que Jesús –como profeta que era- manifiesta a sus discípulos, un grupo pequeño en comparación con la población de Israel y del mundo de la época, en nombre de Dios. Se sobreentiende que si los discípulos perseveran, Dios les concederá junto con la entrada en el Reino una serie de bienes terrenales y espirituales.
Este tipo de oráculos de salvación se encuentra a menudo en el profeta Isaías, y es sabido que a Jesús le gustaba especialmente este profeta, como se deduce indirectamente, entre otros pasajes, de Mc 1,2-3: “Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas” y, directamente, (si el núcleo del pasaje es histórico, de Lc 4,17-21 (“Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor sobre mí […] Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy”).
Por tanto, esta imagen de Dios que transmite este dicho entra bien dentro de la presentación de Jesús como Padre, ya que pone el acento en la soberanía, la bondad y la benevolencia divinas para los que oyen el mensaje del Reino: típico de Jesús.
Pero la defensa plena de la historicidad de esta sentencia es difícil. A lo dicho sobre el “criterio de semejanza” (encaja bien con lo que sabemos de Jesús por otros lados) debe añadirse que este dicho recogido por Lucas tiene paralelos, probablemente históricos al menos en su núcleo, en Lc 6,20 (“Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”) y en Mc 10,14 (“Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios”).
De cualquier modo, el pasaje nada dice, una vez más, de la filiación divina especial, real, óntica de Jesús. No se debe “sacar punta” alguna al hecho de que en esta sentencia Jesús diga “vuestro Padre” como si lo contrapusiera a “mi Padre”. Ya lo dijimos en otra ocasión: el “vuestro” está exigido por el contexto y deducir de ello “un sentimiento especial de filiación por parte de Jesús” es totalmente exagerado.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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