Notas

Episodios del Evangelio de Marcos unidos ideológicamente al “secreto mesiánico” (192-08)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 7 de Agosto 2011 a las 06:53

Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos con el análisis de la presentación marcana de Jesús, según Gonzalo Puente Ojea, en episodios que están relacionados teológicamente con el secreto mesiánico.


4. El episodio de la purificación del Templo (11,15-18)

[Recordemos el texto:

Y entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que estaban vendiendo y comprando en el Templo, y derribó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, 16 y no permitía que nadie transportara vasijas por medio del Templo. 17 Y les enseñaba y les decía: ”¿No está escrito que Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Pero vosotros la habéis convertido en guarida de bandidos”. 18 Y lo escucharon los sumos sacerdotes y los escribas y trataban de hallar cómo perderlo; pues lo temían, porque toda la muchedumbre quedaba impresionada a causa de su enseñanza].

1. La comparación del Santuario con una “guarida de ladrones” no pudo haber sido pronunciada por Jesús porque es un producto mixto concebido y redactado en griego, tomado de la Biblia de los LXX, que une Is 56,7 (“los llevaré al monte de mi santidad; y los recrearé en la Casa de mi oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi Casa, Casa de oración será llamada de todos los pueblos.”) con Jr 7,11 (“¿Es quizás cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta Casa, sobre la cual se invoca mi nombre?”).

2. El vocablo “ladrones” (lestaí) evoca in malam partem a los celotas y su uso trata de distanciar al Jesús de la historia del ideario religioso-político del judaísmo celoso de la Ley del siglo I.

El episodio en sí, para GPO, muestra a las claras el mesianismo judío de Jesús, que incluye la renovación del santuario y de la Ley y que no tiene en principio ningún rasgo que pueda presentarlo como fundador de un mesianismo de nuevo cuño.


5. Marcos exonera de culpa a Pilato, y a los romanos con él, cargando toda la causa de la muerte de Jesús sobre los hombros de los judíos. Éstos –representados en ciertos fariseos ya desde le principio de la vida pública de Jesús cuando apenas había mostrado éste su mesianismo- se unen incluso con sus propios enemigos (herodianos) para tramar ya la muerte de Jesús (Mc 3,6: “Y los fariseos, inmediatamente, saliendo, tuvieron un consejo con los herodianos, en contra de Jesús, a fin de aniquilarlo”).


6. Marcos, hasta la sorpresiva pregunta de Pilato (15,2) “¿Eres tú el rey de los judíos?”, oculta deliberadamente que Jesús había sido entregado al Prefecto acusado de sedición contra el Imperio. Esta acusación sitúa a Jesús en una luz que no le gusta al Evangelista, pero que parece más realista con la situación de Palestina en tiempos de Pilato.


7. La figura de Pilato es bien conocida en la historia por los escritos de Flavio Josefo y de Filón que lo pintan como un sujeto cruel, asertivo y que mostraba una profunda antipatía hacia los judíos.

Por el contrario, la imagen de Marcos de Pilato es la de un gobernador romano dubitante, que conoce la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, la “purificación” del Templo y el episodio armado del arresto en Getsemaní, pero está deseoso de liberarlo. Esta pintura absolutamente inverosímil. Y mucho más cuando, en contra de todas sus obligaciones como prefecto, deja libre a Barrabás, enemigo declarado del Imperio, reo de sedición y acusado de un asesinato político, y condena a muerte a Jesús, que –según Marcos y Pilato mismo- es inocente y en nada enemigo del orden vigente.

GPO busca la explicación de estas anomalías en la tesis de Samuel G.F. Brandon sobre las circunstancias de la composición del Evangelio de Marcos, hacia el 71 d.C. tras el triunfo flavio contra los rebeldes judíos después de una guerra terrible. Junto con el investigador británico GPO sostiene que el “Sitz im Leben”, el marco vital está correctamente definido como una “apologia ad christianos romanos”. Es decir, como una defensa de su comprensión de Jesús ante los judeocristianos de Roma y los paganos que `podía haber a su alrededor.

Concluye GPO que, debido a las circunstancias tras la gran guerra judía (presentar ante los romanos a un salvador/mesías judío era muy poco atractivo; incluso muy negativo) junto con su adscripción ideológica del Evangelista dentro del pensamiento paulino, lleva a pensar que el interés principal de Marcos era presentar al Nazareno como un salvador universal, no sólo de los judíos, apolítico, puramente espiritual, amigo de los romanos, o al menos, como personaje inocuo para el Imperio. Según Marcos, Jesús -aunque judío de sangre- jamás fue apreciado ni entendido por su pueblo. Igualmente, según el Evangelista, el Nazareno repudió tal fraternidad racial y rechazó la teología y doctrina judías, superándolas.

Ahora bien, como el análisis crítico del conjunto del mismo evangelio marcano muestra a las claras, la imagen de un Jesús perfectamente encardinado en la religión israelita de su tiempo, un Jesús profundamente judío, observante celoso de la Ley y practicante de las costumbres de su pueblo, parece poder deducirse con toda legitimad que la imagen marcana de Jesús, contraria en bloque a estos extremos probados, no es histórica.

Con seguridad, prosigue GPO, Marcos sustituye la muerte de un mártir mesianista judío por obra de los romanos -en colusión, es decir, en combinación con los estratos elevados de la aristocracia sacerdotal judía colaboracionista con el Imperio por sus intereses comerciales y sociales- por la contraimagen de un justo perseguido, un inocente asesinado, un mesías de novísimo cuño que aceptaba su muerte, un nuevo siervo de Yahvé, el verdadero Hijo de Dios…, en suma un mesianista asesinato injustamente en una acción largamente madurada por las autoridades judías.

Marcos hace así de Jesús no un mesías judío, como lo fue en realidad, sino un salvador (griego sotér) universal perfectamente aceptable por las masas del Imperio, totalmente de acuerdo con el Cristo pacífico y celeste, hijo de Dios real, de Pablo.

Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 7 de Agosto 2011
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