Escribe Antonio Piñero
Tal como prometimos ayer, aquí van mis reflexiones sobre la pregunta de ayer, cómo traducir Evangelio de Juan 1,1:
En el principio: la expresión en arché, con la que comienza el evangelio, corresponde a la palabra compuesta con la que se inicia el primer libro de la Biblia hebrea, bereshit (Gn 1,1), y parece querer evocar el comienzo absoluto del universo que trata esa obra. Esto significa que la figura de Jesús se proyecta sobre un trasfondo de una magnitud cosmológica. Es probable que este Prólogo sea una midrás libre a Génesis 1,1, es decir, una reflexión cristiana sobre el inicio de los tiempos desde la perspectiva del Logos que está junto a Dios como “otro poder en el cielo”, que se encarna y organiza y salva el mundo del caos. Es también posible que el Prólogo sea una lectura conjunta desde la perspectiva de un seguidor de Jesús el Mesías no solo de Génesis 1,1 sino también de Proverbios 8.
la Palabra era Dios: mientras que en la frase anterior el término «Dios» lleva artículo, aquí no. La primera observación es que si no viviéramos a la sombra del árbol frondoso de los concilios Dios Nicea (325), Éfeso (381) y sobre todo Calcedonia (451) jamás nos plantearíamos esta cuestión… sencillamente porque el predicado de una oración nominal, copulativa, no lleva artículo en griego. En principio, salirse de esta norma de comprensión es buscar cinco pies al gato.
En principio esto podría significa que “Palabra” no se identifica plenamente con el «Dios» recién mencionado, concepto al que se añade un atributo, sino más bien que se afirma la divinidad de esa Palabra, por lo que podría traducirse igualmente por «era divina». Dado que la Palabra es Jesús, una figura de la historia humana, la afirmación contiene una considerable exaltación de su persona. Pero también esta interpretación tiene una dificultad meramente gramatical: el griego tiene el adjetivo theiós, “divino”, que pudo haber empleado el autor. En el Prólogo se identifica la Palabra con Jesús, y se afirma que también él es Dios. Quizás utilizar el theós, “dios” como predicado sea una forma de no hacerlo exactamente igual al Dios creador, padre, etc..., sino un dios de "segundo orden". Primero Dios, segundo la Palabra que existía junto a Él, por la que todo se hizo, identificada con Jesús.
A este respecto me convencen bastante las equilibradas disquisiciones de Raymond E. Brown (también católico), El Evangelio según Juan, I-XII, ed. Cristiandad, Madrid 1999 (traducción de J. Valiente Malla), pp. 195-196, 222-223.
La Palabra era Dios, 1,1c. “El v. 1c ha sido objeto de largas discusiones, pues se trata de un texto capital en relación con la divinidad de Jesús. No hay artículo delante de theós, al revés de lo que ocurría en 1b. Algunos lo explican por la simple regla gramatical de que los sustantivos predicativos van generalmente sin artículo. Sin embargo, admitiendo que theos es muy probablemente un predicado, esta regla no es necesariamente válida en el caso de una afirmación de identidad como, por ejemplo, en las fórmulas «yo soy…» (Jn 11,25;14,6, con artículo). Para mantener en la traducción el matiz distinto de theos con y sin artículo, algunos prefieren traducir: «La Palabra era divina». Pero esto nos parece muy inconsistente; además en griego existe el adjetivo «divino» (theios) que el autor prefirió no utilizar…La NEB parafrasea este verso así: «Lo que Dios era, lo era la Palabra», lo que ciertamente resulta mejor que «divina». Sin embargo, en el caso de un moderno lector cristiano…la traducción «la Palabra era Dios» resulta completamente correcta. Esta lectura se refuerza si recordamos que en el evangelio, tal como nosotros lo conocemos, la afirmación de 1,1 tiene casi con certeza la intención de formar una inclusión con 20,28, donde, al final del evangelio, Tomás confiesa a Jesús como «Dios mío» (ho theos mou). Estas expresiones representan la respuesta joánica afirmativa a las acusaciones dirigidas contra Jesús en el sentido de que no tenía razón al hacerse igual a Dios (10,33; 5,18)”...
“…la Palabra significa a lo largo de todo el Prólogo la palabra que se ha hecho carne, y el himno en su totalidad se refiere a Jesucristo. En este caso, quizá se justifique ver theos sin artículo algo más humilde que ho theos, que se aplica al Padre…”.
Por tanto, se podría decir (a tenor del comentario de la Drª Carmen Padilla, que hace la trducción del Evangelio de Juan para el Nuevo Testamento de la “Biblia de San Millán” que
1. En el Prólogo del Evangelio de Juan, claramente se identifica a Jesús como la Palabra: «Vino a lo suyo (la Palabra), pero los suyos no la recibieron» (1,11); «hemos visto su gloria, la gloria de un Hijo único que procede del Padre» (1,14), etc…
2. Desde el punto de vista gramatical no hay otra forma posible de traducir la expresión más que «la Palabra era Dios». Otras posibilidades significan “buscar tres pies al gato”.
3. Como hipótesis: dado que en el texto griego hay dos kai…kai, quizás podría significar: «En principio existía la Palabra, y no sólo (primer kai) la Palabra estaba junto a Dios, sino que (segundo kai) la Palabra era Dios». Otra posibilidad más literaria: «En principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y también (o además) la Palabra era Dios». El uso del kai…kai admite esta posibilidad.
Esta observación me parce muy sugerente. Pero la traducción literaria de C. Padilla omite el primer kaí y además traduce dos veces el segundo kaí. Así que propondría:
«En principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios; además la Palabra era Dios»
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Tal como prometimos ayer, aquí van mis reflexiones sobre la pregunta de ayer, cómo traducir Evangelio de Juan 1,1:
En el principio: la expresión en arché, con la que comienza el evangelio, corresponde a la palabra compuesta con la que se inicia el primer libro de la Biblia hebrea, bereshit (Gn 1,1), y parece querer evocar el comienzo absoluto del universo que trata esa obra. Esto significa que la figura de Jesús se proyecta sobre un trasfondo de una magnitud cosmológica. Es probable que este Prólogo sea una midrás libre a Génesis 1,1, es decir, una reflexión cristiana sobre el inicio de los tiempos desde la perspectiva del Logos que está junto a Dios como “otro poder en el cielo”, que se encarna y organiza y salva el mundo del caos. Es también posible que el Prólogo sea una lectura conjunta desde la perspectiva de un seguidor de Jesús el Mesías no solo de Génesis 1,1 sino también de Proverbios 8.
la Palabra era Dios: mientras que en la frase anterior el término «Dios» lleva artículo, aquí no. La primera observación es que si no viviéramos a la sombra del árbol frondoso de los concilios Dios Nicea (325), Éfeso (381) y sobre todo Calcedonia (451) jamás nos plantearíamos esta cuestión… sencillamente porque el predicado de una oración nominal, copulativa, no lleva artículo en griego. En principio, salirse de esta norma de comprensión es buscar cinco pies al gato.
En principio esto podría significa que “Palabra” no se identifica plenamente con el «Dios» recién mencionado, concepto al que se añade un atributo, sino más bien que se afirma la divinidad de esa Palabra, por lo que podría traducirse igualmente por «era divina». Dado que la Palabra es Jesús, una figura de la historia humana, la afirmación contiene una considerable exaltación de su persona. Pero también esta interpretación tiene una dificultad meramente gramatical: el griego tiene el adjetivo theiós, “divino”, que pudo haber empleado el autor. En el Prólogo se identifica la Palabra con Jesús, y se afirma que también él es Dios. Quizás utilizar el theós, “dios” como predicado sea una forma de no hacerlo exactamente igual al Dios creador, padre, etc..., sino un dios de "segundo orden". Primero Dios, segundo la Palabra que existía junto a Él, por la que todo se hizo, identificada con Jesús.
A este respecto me convencen bastante las equilibradas disquisiciones de Raymond E. Brown (también católico), El Evangelio según Juan, I-XII, ed. Cristiandad, Madrid 1999 (traducción de J. Valiente Malla), pp. 195-196, 222-223.
La Palabra era Dios, 1,1c. “El v. 1c ha sido objeto de largas discusiones, pues se trata de un texto capital en relación con la divinidad de Jesús. No hay artículo delante de theós, al revés de lo que ocurría en 1b. Algunos lo explican por la simple regla gramatical de que los sustantivos predicativos van generalmente sin artículo. Sin embargo, admitiendo que theos es muy probablemente un predicado, esta regla no es necesariamente válida en el caso de una afirmación de identidad como, por ejemplo, en las fórmulas «yo soy…» (Jn 11,25;14,6, con artículo). Para mantener en la traducción el matiz distinto de theos con y sin artículo, algunos prefieren traducir: «La Palabra era divina». Pero esto nos parece muy inconsistente; además en griego existe el adjetivo «divino» (theios) que el autor prefirió no utilizar…La NEB parafrasea este verso así: «Lo que Dios era, lo era la Palabra», lo que ciertamente resulta mejor que «divina». Sin embargo, en el caso de un moderno lector cristiano…la traducción «la Palabra era Dios» resulta completamente correcta. Esta lectura se refuerza si recordamos que en el evangelio, tal como nosotros lo conocemos, la afirmación de 1,1 tiene casi con certeza la intención de formar una inclusión con 20,28, donde, al final del evangelio, Tomás confiesa a Jesús como «Dios mío» (ho theos mou). Estas expresiones representan la respuesta joánica afirmativa a las acusaciones dirigidas contra Jesús en el sentido de que no tenía razón al hacerse igual a Dios (10,33; 5,18)”...
“…la Palabra significa a lo largo de todo el Prólogo la palabra que se ha hecho carne, y el himno en su totalidad se refiere a Jesucristo. En este caso, quizá se justifique ver theos sin artículo algo más humilde que ho theos, que se aplica al Padre…”.
Por tanto, se podría decir (a tenor del comentario de la Drª Carmen Padilla, que hace la trducción del Evangelio de Juan para el Nuevo Testamento de la “Biblia de San Millán” que
1. En el Prólogo del Evangelio de Juan, claramente se identifica a Jesús como la Palabra: «Vino a lo suyo (la Palabra), pero los suyos no la recibieron» (1,11); «hemos visto su gloria, la gloria de un Hijo único que procede del Padre» (1,14), etc…
2. Desde el punto de vista gramatical no hay otra forma posible de traducir la expresión más que «la Palabra era Dios». Otras posibilidades significan “buscar tres pies al gato”.
3. Como hipótesis: dado que en el texto griego hay dos kai…kai, quizás podría significar: «En principio existía la Palabra, y no sólo (primer kai) la Palabra estaba junto a Dios, sino que (segundo kai) la Palabra era Dios». Otra posibilidad más literaria: «En principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y también (o además) la Palabra era Dios». El uso del kai…kai admite esta posibilidad.
Esta observación me parce muy sugerente. Pero la traducción literaria de C. Padilla omite el primer kaí y además traduce dos veces el segundo kaí. Así que propondría:
«En principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios; además la Palabra era Dios»
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com