Escribe Antonio Piñero
Se llama Testimonio Flaviano a un pasaje de las “Antigüedades de los judíos” de Flavio Josefo (XVIII 2,2 = 63-64) en el que este historiador que escribe su obra hacia el 95 d. C. habla de Jesús. El texto, muy breve, es el siguiente:
Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio (si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo), y atrajo hacia él a muchos judíos (y a muchos gentiles además. Era el mesías). Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron (ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre él los santos profetas). La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.
Entre paréntesis van las palabras que hoy día se consideran interpoladas por los escribas cristianos que transmitieron el texto.
Hoy día hay dos opiniones básicas acerca este pasaje:
· Es totalmente falso porque se ve en él la mano cristiana. Es imposible que un judío haya escrito así sobre Jesús. En segundo lugar, siendo Jesús un personaje insignificante en la historia del Imperio Romano lo más probable es que Josefo no lo hubiera conocido. Tercer: Orígenes el pensador cristiano más importante del siglo III no conoció este texto.
· Es un pasaje auténtico, pero está ciertamente interpolado / manipulado (con frases añadidas) por los cristianos.
En líneas generales la inmensa mayoría de los críticos se inclina por la segunda postura, ya que es la que mejor explica la situación del texto. A este propósito, Fernando Bermejo, autor del artículo sobre el Jesús sedicioso que estamos comentando en esta serie de postales, tiene dos artículos importantes cuya lectura recomiendo. Son los siguientes:
“Was the Hypothetical Vorlage of the Testimonium Flavianum a «Neutral» Text? Challenging the Common Wisdom on Antiquitates Judaicae XVIII 63–64”, Journal for the Study of Judaism 45 (2014), pp. 326–65.
“La naturaleza del texto original del Testimonium Flavianum. Una crítica de la propuesta de John P. Meier”, Estudios Bíblicos 72 (2014), pp. 257–92.
Para nuestro propósito basta con resumir las líneas generales de su argumentación:
1. No hay razón objetiva para negar a Flavio Josefo el conocimiento de Jesús, puesto que en las Antigüedades y en La Guerra Judía cita a otros muchos personajes cuya importancia es menor que la de Jesús. Segundo, recuérdese que Jesús no fue crucificado solo, sino que se trató de una crucifixión colectiva de tres personas en un momento en el que Judea estaba relativamente en paz. Fue un suceso destacado.
2. La hipótesis de que los cristianos retocaron ligeramente el texto en una dirección más favorable a sus intereses parece ser las solución más simple a los problemas que se pretenden ver en este pasaje. Muchos estudiosos judíos de Flavio Josefo sostienen que una vez eliminadas las interpolaciones cristianas queda un texto que se acomoda perfectamente al estilo de Flavio Josefo por lo que no debe rechazarse.
3. Además el texto que queda no es un pasaje neutro, favorable a Jesús, sino negativo. Si se estudian una a una las palabras en el texto griego de ese presunto pasaje neutro (existe como herramienta de trabajo un diccionario /concordancia de todas las obras de Josefo de modo que es fácil comparar todos los textos en los que aparece una palabra determinada), se verá que prácticamente todos los vocablos usados por el historiador están utilizados en otros textos suyos casi siempre en un sentido muy negativo.
4. Hay una variante de los manuscritos en este pasaje sobre Jesús de Flavio Josefo según la el original tenía la siguiente frasecita “ Apareció un cierto Jesús…. (en griego Iesous tis)”. Este sintagma despreciativo indica ya por sí mismo dos cosas: a) que Josefo consideraba a Jesús un personaje insignificante y b) que Jesús no le caía nada simpático, naturalmente por su pretensiones mesiánicas que él como historiador consideraba muy perniciosas.
5. Por tanto no es extraño que Josefo incluyera a Jesús en la lista de individuos que por sus pretensiones mesiánicas habían hecho mucho daño al pueblo judío, llevándolo a considerar que sería ayudado por el potente brazo divino de tal modo que podrían derrotar a los romanos fácilmente, los cuales tenían un ejército cien veces más poderoso que el suyo.
Bermejo que:
“Es extremadamente difícil de creer que una evaluación neutra de Jesús por Josefo –una vez eliminadas las interpolaciones, es la posibilidad más probable. Es bien sabido que el historiador no sentía ninguna simpatía por los pretendientes mesiánicos populares. Además, estamos prácticamente seguros de que Josefo conocía las reivindicaciones mesiánicas hechas por y acerca de Jesús (aunque el historiador no mencionó en este pasaje el término ‘mesías’, conocía las pretensiones mesiánicas de Jesús. Esto puede deducirse de Antigüedades XX 200, donde habla de la muerte de Santiago, a quien la gente conocía como el hermano de Jesús al que llamaban el “Cristo” = el Mesías, y de su uso del término christianoi, “cristianos”, en el pasaje que comentamos), y también la conexión frecuente entre esta pretensión mesiánica y la subversión política antirromana, tanto más porque Josefo menciona la crucifixión de Jesús por Pilato. Esto debe haber sido suficiente para que Josefo tomara una postura crítica hacia Jesús (más aún si la frase acerca de la responsabilidad conjunta de los líderes judíos, junto con Pilato se acepta como verdadera). Como mínimo, debe de haber considerado Flavio Josefo que Jesús era sólo un visionario más, un engañado más en una serie de personajes similares”.
Por mi parte añado como colofón un texto que escribí en la conclusión del libro “Existió Jesús realmente. El Jesús de la historia a debate” de Editorial Raíces, Madrid 2011:
Existe un argumento suplementario en pro de la autenticidad del texto de Flavio Josefo. Casi ningún investigador menciona en el final del texto sobre Jesús una frase que sirve de empalme con el siguiente personaje mencionado y que me parece iluminador:
Y por el mismo (tiempo de Jesús) ocurrió otra cosa terrible (héteron ti deinón) que causó gran perturbación entre los judíos (ethorýbeei toùs ioudaíous).
Obsérvese el “otra cosa”. Parece casi evidente que el núcleo del testimonio de Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos ominosos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C. El escriba cristiano alteró por ello el comienzo del texto, pues la historia de Jesús estaba dentro de las “cosas terribles” que le habían sucedido al pueblo. No es extraño que el comienzo del texto de Josefo reconstruido por R. Eissler en su obra de 1931, Jesús, el rey que nunca reinó (citado en una amplia nota por el editor, Louis Feldman, en la p. 48 del volumen IV de las Obras de Josefo de la Loeb Classical Library, de 1965. Feldman es un excelente filólogo y un judío muy religioso y conservador, de quien no cabe esperar tantas simpatías por Jesús como para no declarar espurio un texto de Flavio Josefo si así lo creyera) se inicie del siguiente modo:
“Por aquel tiempo ocurrió el inicio de nuevas perturbaciones: Jesús, varón sabio [sofista]… (archè néon thorýbon)”.
Según Josefo, con toda probabilidad, Jesús agitó con su predicación a las masas judías y fue un eslabón más de los que la condujo a la catástrofe. Por tanto, si situamos en esta línea de pensamiento la mención flaviana de Jesús y la despojamos de las interpolaciones evidentemente cristianas, su mención del Nazareno es bastante negativa…; es decir, no sospechosa de ser completamente una interpolación.
En resumen: sea lo que se piense de cómo pudo ser el texto primitivo de Flavio Josefo sobre Jesús (y lo más probable es que fuera negativo), la mera existencia de este pasaje en la obra del historiador judío se explica muchísimo mejor si se parte de la idea de que Josefo lo incluyó en su libro porque consideraba que Jesús había sido crucificado por los romanos (con el impulso de las autoridades judías) por ser un sedicioso contra el Imperio.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
Se llama Testimonio Flaviano a un pasaje de las “Antigüedades de los judíos” de Flavio Josefo (XVIII 2,2 = 63-64) en el que este historiador que escribe su obra hacia el 95 d. C. habla de Jesús. El texto, muy breve, es el siguiente:
Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio (si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo), y atrajo hacia él a muchos judíos (y a muchos gentiles además. Era el mesías). Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron (ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre él los santos profetas). La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.
Entre paréntesis van las palabras que hoy día se consideran interpoladas por los escribas cristianos que transmitieron el texto.
Hoy día hay dos opiniones básicas acerca este pasaje:
· Es totalmente falso porque se ve en él la mano cristiana. Es imposible que un judío haya escrito así sobre Jesús. En segundo lugar, siendo Jesús un personaje insignificante en la historia del Imperio Romano lo más probable es que Josefo no lo hubiera conocido. Tercer: Orígenes el pensador cristiano más importante del siglo III no conoció este texto.
· Es un pasaje auténtico, pero está ciertamente interpolado / manipulado (con frases añadidas) por los cristianos.
En líneas generales la inmensa mayoría de los críticos se inclina por la segunda postura, ya que es la que mejor explica la situación del texto. A este propósito, Fernando Bermejo, autor del artículo sobre el Jesús sedicioso que estamos comentando en esta serie de postales, tiene dos artículos importantes cuya lectura recomiendo. Son los siguientes:
“Was the Hypothetical Vorlage of the Testimonium Flavianum a «Neutral» Text? Challenging the Common Wisdom on Antiquitates Judaicae XVIII 63–64”, Journal for the Study of Judaism 45 (2014), pp. 326–65.
“La naturaleza del texto original del Testimonium Flavianum. Una crítica de la propuesta de John P. Meier”, Estudios Bíblicos 72 (2014), pp. 257–92.
Para nuestro propósito basta con resumir las líneas generales de su argumentación:
1. No hay razón objetiva para negar a Flavio Josefo el conocimiento de Jesús, puesto que en las Antigüedades y en La Guerra Judía cita a otros muchos personajes cuya importancia es menor que la de Jesús. Segundo, recuérdese que Jesús no fue crucificado solo, sino que se trató de una crucifixión colectiva de tres personas en un momento en el que Judea estaba relativamente en paz. Fue un suceso destacado.
2. La hipótesis de que los cristianos retocaron ligeramente el texto en una dirección más favorable a sus intereses parece ser las solución más simple a los problemas que se pretenden ver en este pasaje. Muchos estudiosos judíos de Flavio Josefo sostienen que una vez eliminadas las interpolaciones cristianas queda un texto que se acomoda perfectamente al estilo de Flavio Josefo por lo que no debe rechazarse.
3. Además el texto que queda no es un pasaje neutro, favorable a Jesús, sino negativo. Si se estudian una a una las palabras en el texto griego de ese presunto pasaje neutro (existe como herramienta de trabajo un diccionario /concordancia de todas las obras de Josefo de modo que es fácil comparar todos los textos en los que aparece una palabra determinada), se verá que prácticamente todos los vocablos usados por el historiador están utilizados en otros textos suyos casi siempre en un sentido muy negativo.
4. Hay una variante de los manuscritos en este pasaje sobre Jesús de Flavio Josefo según la el original tenía la siguiente frasecita “ Apareció un cierto Jesús…. (en griego Iesous tis)”. Este sintagma despreciativo indica ya por sí mismo dos cosas: a) que Josefo consideraba a Jesús un personaje insignificante y b) que Jesús no le caía nada simpático, naturalmente por su pretensiones mesiánicas que él como historiador consideraba muy perniciosas.
5. Por tanto no es extraño que Josefo incluyera a Jesús en la lista de individuos que por sus pretensiones mesiánicas habían hecho mucho daño al pueblo judío, llevándolo a considerar que sería ayudado por el potente brazo divino de tal modo que podrían derrotar a los romanos fácilmente, los cuales tenían un ejército cien veces más poderoso que el suyo.
Bermejo que:
“Es extremadamente difícil de creer que una evaluación neutra de Jesús por Josefo –una vez eliminadas las interpolaciones, es la posibilidad más probable. Es bien sabido que el historiador no sentía ninguna simpatía por los pretendientes mesiánicos populares. Además, estamos prácticamente seguros de que Josefo conocía las reivindicaciones mesiánicas hechas por y acerca de Jesús (aunque el historiador no mencionó en este pasaje el término ‘mesías’, conocía las pretensiones mesiánicas de Jesús. Esto puede deducirse de Antigüedades XX 200, donde habla de la muerte de Santiago, a quien la gente conocía como el hermano de Jesús al que llamaban el “Cristo” = el Mesías, y de su uso del término christianoi, “cristianos”, en el pasaje que comentamos), y también la conexión frecuente entre esta pretensión mesiánica y la subversión política antirromana, tanto más porque Josefo menciona la crucifixión de Jesús por Pilato. Esto debe haber sido suficiente para que Josefo tomara una postura crítica hacia Jesús (más aún si la frase acerca de la responsabilidad conjunta de los líderes judíos, junto con Pilato se acepta como verdadera). Como mínimo, debe de haber considerado Flavio Josefo que Jesús era sólo un visionario más, un engañado más en una serie de personajes similares”.
Por mi parte añado como colofón un texto que escribí en la conclusión del libro “Existió Jesús realmente. El Jesús de la historia a debate” de Editorial Raíces, Madrid 2011:
Existe un argumento suplementario en pro de la autenticidad del texto de Flavio Josefo. Casi ningún investigador menciona en el final del texto sobre Jesús una frase que sirve de empalme con el siguiente personaje mencionado y que me parece iluminador:
Y por el mismo (tiempo de Jesús) ocurrió otra cosa terrible (héteron ti deinón) que causó gran perturbación entre los judíos (ethorýbeei toùs ioudaíous).
Obsérvese el “otra cosa”. Parece casi evidente que el núcleo del testimonio de Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos ominosos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C. El escriba cristiano alteró por ello el comienzo del texto, pues la historia de Jesús estaba dentro de las “cosas terribles” que le habían sucedido al pueblo. No es extraño que el comienzo del texto de Josefo reconstruido por R. Eissler en su obra de 1931, Jesús, el rey que nunca reinó (citado en una amplia nota por el editor, Louis Feldman, en la p. 48 del volumen IV de las Obras de Josefo de la Loeb Classical Library, de 1965. Feldman es un excelente filólogo y un judío muy religioso y conservador, de quien no cabe esperar tantas simpatías por Jesús como para no declarar espurio un texto de Flavio Josefo si así lo creyera) se inicie del siguiente modo:
“Por aquel tiempo ocurrió el inicio de nuevas perturbaciones: Jesús, varón sabio [sofista]… (archè néon thorýbon)”.
Según Josefo, con toda probabilidad, Jesús agitó con su predicación a las masas judías y fue un eslabón más de los que la condujo a la catástrofe. Por tanto, si situamos en esta línea de pensamiento la mención flaviana de Jesús y la despojamos de las interpolaciones evidentemente cristianas, su mención del Nazareno es bastante negativa…; es decir, no sospechosa de ser completamente una interpolación.
En resumen: sea lo que se piense de cómo pudo ser el texto primitivo de Flavio Josefo sobre Jesús (y lo más probable es que fuera negativo), la mera existencia de este pasaje en la obra del historiador judío se explica muchísimo mejor si se parte de la idea de que Josefo lo incluyó en su libro porque consideraba que Jesús había sido crucificado por los romanos (con el impulso de las autoridades judías) por ser un sedicioso contra el Imperio.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com