Escribe Antonio Piñero
Del resto de los escogidos por Jesús sabemos muy poco. De algunos de ellos solo los nombres, pues la tradición primera no tuvo interés en ellos. Así ¿quién fue Bartolomé: ¿es el Natanael de Jn 1,45-49? Mateo: ¿es el publicano de Mt 10,30 el Leví, hijo de Alfeo, de Mc 2,14? Alfeo: ¿es este Jacobo un hermano del Leví de Mc 2,14? ¿Es igual a Jacobo el menor, hijo de Cleofás y María de Mc 15,40? Dudas casi imposibles de resolver. Tadeo… ¿quién es este personaje? Una mera nominación en Mt 10,3…. De la mayoría de los Doce no conocemos más que el nombre.
De algún otro hay una brizna de noticias. Así, Simón el cananeo. Esta designacio de Mc 3,18 vocablo es quizá traducible, por el paralelo de Lc 6,15, como «celota» o «celador de la Ley» (arameo: qa’ān). Los celotas como partido en estricto sentido se constituirán hacia el 60 e.c. Pero como movimiento, los «celadores de la Ley», dispuestos a todo para que se cumpliera la Ley, existían desde el 6 e.c., tras el levantamiento contra Roma dirigido por el fariseo Sadoc y Judas el galileo en contra del censo que había ordenado Quirino, o Quirinio, cuando Judea pasó a ser provincia romana tras la destitución de Arquelao, hijo de Herodes el Grande, por crueldad e ineptitud. Este fue el censo que Lucas confundió –o fechó equivocadamente en el momento del nacimiento de Jesús, en tiempos del padre de Arquelao, Herodes el Grande. Lo cual no parece posible.
Para Judas “Iscariote” hay posibles etimologías. Este último vocablo se entiende de diversos modos: ’îš Qérîyyôt = «hombre de Qeriot» (localidad desconocida); ’išqarya’ = «hombre mentiroso»; ’îš- sicarios, mezcla de hebreo y latín = «hombre-sicario». La fórmula que emplea el texto de Marcos para indicar que fue el traidor es curiosa: “Judas Iscariote el mismo que lo entregó”. En esta frase el pronombre “el mismo” traduce al español el griego hos kai, que en latín se dice qui et. Se trata de una fórmula fija para afirmar la identidad continua de una persona aunque cambie de nombre, por ejemplo, al pasar de libre a esclavo. Así, Saúlos hos kai Paúlos en Hch 13,9 (Pablo pasa de libre –Saulo– a esclavo del Mesías, Pablo, el Pequeño (1 Cor 15,9); pero Pablo es la misma persona que Saulo: Rm 1,1; véase 1 Tes 1,1).
De Judas dice Marcos que entregó (griego parédoken) en 3, 19; pero Lucas emplea el sustantivo prodótes, traidor, mucho más fuerte en la lengua de los helenos al cambiar la preposición pará, “junto a” por pro que tiene la idea de cambiar una cosa o persona por otra
En Mateo y Lucas a la elección de los apóstoles va unido un importante discurso de Jesús: el «Sermón de la Montaña» de Mt 5-7 o el del «Llano», de Lc 6,20-49, procedente de la Fuente Q. Pero Marcos 3 no lo recoge. Probablemente el discurso no existió como tal, sino que fue fabricado por la tradición reuniendo dichos sueltos, o en pequeños grupos, de Jesús. Mateo y Lucas lo conformaron a su manera.
Y esto es prácticamente todo lo que sabemos de los Doce por la tradición primaria que es el Nuevo Testamento. El próximo día escribiremos sobre el importante tema siguiente: ¿Fue la institución de los Doce considerada por Jesús como un “colegio apóstólico”? La idea de tal “colegio” o grupo ¿fue un “invento” de la tradición posterior a la muerte de Jesús? O ¿existió como tal en la Iglesia primitiva?
El tema es importante porque en la historia de la investigación se ha discutido mucho desde finales del siglo XIX si realmente existieron los Doce como grupo tras la muerte de Jesús, o se disolvió pronto, pero la tradición continuó con su “historia” (inventada, o no) para dar continuidad a la doctrina de Jesús por medio de ese “colegio” que se dedicó a expandir la doctrina de Jesús “por el mundo entero”, tal como afirma Mt 28,19-20.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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