Hoy escribe Carlos A. Segovia:
Analizamos el texto de Romanos 3,21-31: "La propiciación por la sangre del Mesías"3,21-31
21 Pero ahora, sin la Ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la Ley y los profetas; 22 la justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna, 23 pues todos pecaron y están privados por su gracia de la gloria de Dios, 24 y son justificados gratuitamente, por la redención realizada en Cristo Jesús, 25 a quien dispuso Dios como propiciación, mediante la fe, por su sangre para mostrar su justicia, al no tener en cuenta los pecados pasados, 26 en la permisividad de Dios; para mostrar su justicia en el momento presente, para ser Él justo y justificador al que pertenece a la fe de Jesús. 27 ¿Dónde queda, pues, el gloriarse? Queda eliminado. ¿Por qué Ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. 28 Pues pensamos que el ser humano es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. 29 ¿Acaso es Dios únicamente de los judíos? ¿Acaso no también de los gentiles? ¡Sí, de los gentiles también! 30 Porque no hay más que un solo Dios, el que justificará a los circuncisos por la fe y a los incircuncisos por la fe. 31 Entonces, ¿por la fe destruimos la Ley? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.
14) Hemos discutido hasta aquí sobre algunos pasajes concretos y sobre las diferentes interpretaciones de las que ellos son susceptibles. ¿Cómo interpretar Romanos 3,21-31, generalmente considerado como la mejor síntesis de la teología paulina?
C. A. S. — Mi paráfrasis sería ésta:
21 Pues ahora la justicia de Dios se ha dado a conocer independientemente de la Ley (esto es, también para los gentiles), tal y como anunciaron la Torá y los profetas;
22 la justicia de Dios para todos aquellos (gentiles) que, a semejanza de Jesucristo, se muestren fieles a él, dado que la fidelidad de Jesucristo hace efectiva la justicia de Dios para ellos. Pues no hay diferencia alguna (que haga que sólo los judíos merezcan la misericordia de Dios),
23 ya que también ellos han pecado y necesitan de la gloria de Dios.
24 (He aquí que los gentiles, en efecto) son libremente justificados por Dios gracias a la oportunidad de ser redimidos (esto es, reconciliados con él) que les ofrece Jesucristo,
25 cuya fidelidad, de la que él dio prueba hasta su muerte, Dios aceptó como el instrumento de su reconciliación (es decir, de la reconciliación de los gentiles en tanto que gentiles).
26 De esta manera se ha hecho patente la justicia de Dios, que optó así por pasar por alto sus pecados y no castigarlos; su justicia en el momento presente como prueba de que él es justo y de que justifica a quienes (siendo gentiles) viven (no obstante) apoyándose en la fidelidad de Jesucristo.
27 [Dirigiéndose al maestro judío que, contrariamente a Pablo, trata de persuadir a los gentiles de que deben abrazar la ley judía para reconciliarse con Dios:] ¿De qué presumes entonces? ¡Ve que tu orgullo (basado en el cumplimiento de los preceptos de la Ley) es infundado! ¿Presumes de cumplir éstos? ¡Deberías más bien presumir, en todo caso, de la fidelidad (que también nosotros debemos al que es nuestro Dios y a su Alianza)!
28 ¿O no decimos también nosotros que se es sobre todo justo ante Dios si se le es fiel, independientemente de(l rigor con que se cumplan) sus preceptos?
29 ¿Es por otra parte Dios, únicamente, el Dios de los judíos? ¿No es también nuestro Dios el Dios de los gentiles? ¡Sin duda!
30 Pues en verdad Dios es uno, y como tal justifica a los judíos por su fidelidad (a la alianza que él estableció con ellos) y a los gentiles en virtud de la fidelidad (de Jesucristo).
31 ¿Hemos abolido por tanto las enseñanzas de la Torá (al afirmar lo que afirmamos)? ¡En modo alguno! Antes bien, las confirmamos (al proclamar que Dios quiere redimirnos a todos sin excepción: a los judíos en tanto que judíos y a los gentiles en tanto que gentiles).
Notas:
3,21: el adverbio choris significa “aparte de” en el sentido de “además de” o “de modo diferente a”. La interpretación tradicional (“sin”) convierte lo que no es sino una ampliación del alcance de la salvación (que llega finalmente también a aquellos que no estaban bajo la Ley) en un recorte de la misma que deja fuera a quienes disfrutaban de la Ley y de la Alianza.
// 3,22-3: Pablo sigue dirigiéndose a los gentiles. Por otra parte, traducir “pisteos Iesou Christou” por “fe en Jesucristo” (genitivo objetivo) choca con 3,3 (donde “pistin tou Theou” significa la “fidelidad de Dios”), 3,21 (donde “dikaiosyne Theou” significa la “justicia de Dios”) y 4,24 (donde sólo se insta a creer en aquel que ha resucitado a Jesús, esto es, en Dios); ¿y por qué “fe” en vez de “fidelidad” (cf. Rm 4)? La justicia inclusiva de Dios se convierte nuevamente aquí, según la interpretación tradicional, en algo distinto: la supuesta fe de todos, judíos y gentiles, en Cristo.
// 3,24: Pablo sigue hablando sobre los gentiles. Literalmente dice “justificados libremente por su gracia”; opto por simplificar la traducción.
// 3:25: Rechazo completamente la interpretación tradicional de la teología de Pablo, que convierte la fidelidad de Cristo hasta la muerte (literalmente, hasta el derramamiento de su sangre) en un sacrificio vicario.
// 3,26: Más de lo mismo: “todos” vs. “los gentiles”. ¡Hay que optar a la fuerza!
// 3,27-8: ¿Son la fe y las obras categorías opuestas? La perspectiva del judaísmo es ajena a esa contraposición, fruto de la teología dogmática del cristianismo.
// 3,29-30: ¡Pablo emplea dos expresiones distintas al aplicar la noción de fidelidad a los judíos y a los gentiles!
// 3,31: O Pablo es contradictorio, o ignora los textos a los que remite en este versículo y en el v. 26... o bien es preciso optar por una interpretación similar a ésta. Pues ¿dónde se afirma en la Torá o en los Profetas que la fe se opone a la Ley?
A. P. — Mi paráfrasis sería:
“21 Ahora, sin necesidad de la ley de Moisés, se ha manifestado la justicia de Dios = su fidelidad a la alianza por Él establecida entre Él y Abrahán, tal como dan testimonio la Ley y por los Profetas (es decir, su “justicia” no es lo que entiende la gente vulgarmente como distribución equitativa, sino fidelidad a los compromisos de la Alianza, tal como enseñan la Ley y los Profetas),
22 una justicia de Dios por la fidelidad de Jesucristo, lo que demuestra que Dios es “justo” = fiel que cumple lo que ha pactado. Esa justicia se muestra al final de los tiempos por medio de la fidelidad de Jesucristo, que acepta su muerte en cruz, para que sea conseguida por todos los que creen en el mesías; téngase en cuenta el proceso de la proclamación del kerigma: el gentil adulto y el judío adulto lo aceptan con fe, reciben por ello el Espíritu y luego proclaman el contenido de esa fe en el bautismo; Dios inmediatamente los declara “justos” es decir, aptos para ser miembros, formar parte de la nueva “familia Dei” del final de los tiempos, compuesta por judíos y gentiles, puesto que todos, tanto gentiles como judíos, pecaron y están privados de la gloria de Dios que tenían en el paraíso la primera pareja y que van a recuperar plenamente en el momento de la restauración. Pues no hay diferencia,
24 pues todos, tanto judíos como gentiles, pecaron y están privados de la gloria de Dios; son justificados gratis por su gracia, la de Dios, por medio del rescate efectuado en Cristo Jesús.
25 A éste lo propuso Dios como medio de expiación [“por su fidelidad” (“dià tes písteos”): estimo que es una glosa explicativa muy antigua; por eso la elimino] en su sangre, es decir, en su muerte en cruz (sea entendida o no como sacrificio), para demostración de su justicia (de Dios) por medio del indulto de los pecados pasados (de todos: hasta el momento Pablo ha dicho hasta la saciedad que “todos” pecaron, tanto judíos como gentiles, y que la Escritura ha encerrado a todos, judíos y gentiles);
26 por la indulgencia de Dios, para que quede demostrada su justicia (de Dios) en el momento presente (Pablo es el inventor de la escatología realizada: ¡ahora sí, pero no aún en su plenitud!), para que sea manifiesto que Él es justo y que justifica al que viene de la fidelidad de Jesús, en concreto los gentiles que son llevados a injertarse en Israel “qua” gentiles gracias al evento Cristo; y a los judíos que complementan su alianza, la cual no pierden con la nueva alianza dispuesta por su Dios por medio del mesías de Israel, para que sea manifiesto que Él, Dios, es justo = fiel a la Alianza, y que justifica = declara también miembro de la nueva “familia Dei” al que viene de la fidelidad de Jesús, es decir al gentil.
27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Ha quedado excluida = no la hay para judíos ni para gentiles, después del ejemplo de Cristo.; ¿por qué ley? ¿por la ley de las obras?; no, sino por la ley de la fe, que se da gratis (lo interpreto como contraposición expresa obras de la Ley/fe y referido a los momentos en los que se oye por primera vez el “kerigma” y se acepta con fe (gentiles) o se rechaza por falta de fe en él (la mayoría de los judíos; no la iglesia de Jerusalén: judíos que creen que les basta mantenerse en la antigua alianza, obrando las obras que esta alianza exige, sin caer en la cuente de que ha llegado la plenitud de los tiempos y que el Dios que “firmó” la alianza con Abrahán ahora la completa, por la semilla de Abrahán, es decir, el Cristo, de una manera tan fabulosa y con un futuro tan prometedor e inmediato que se puede llamar “nueva”, etc.).
28 Pues pensamos que el ser humano (todos, judíos y gentiles) se justifica por la fe sin las obras de la Ley.
29 O ¿acaso es Dios sólo Dios de los judíos?; no, sino también de los gentiles,
30 si es que Dios, el que justifica a la circuncisión a partir de la fe y al prepucio por medio de la fe, es uno. (Da toda la impresión de que Pablo opina que el efecto Cristo con resultados tremendos afecta no solo a los gentiles, sino también a los judíos.)
31 Así pues, ¿abrogamos la Ley por medio de la fe? ¡De ningún modo!, sino que la sustentamos. (Esto es evidente tanto para los judíos como para los gentiles. Para los judíos porque pueden seguir con las obras de la alianza con Abrahán —para eso son el pueblo elegido—, pero complementándola con la fe en el mesías y sus consecuencias, tal como la está haciendo la iglesia de Jerusalén; y para los gentiles, quienes siguen sujetos a la Ley divina, a la parte eterna y universal, pero no a la parte no eterna y no universal que afecta sólo a los judíos: la predicación de Pablo lo que les dice a los gentiles es que ahora no están obligados, por la revelación divina que él ha recibido, a cumplir esa ley no universal; y a los judíos les dice Pablo que tienen que aceptar a los gentiles en el cuerpo mismo de Israel como justificados por la fe del mesías, sin necesidad de las obras de la ley no universal y no eterna. Pero ellos serán juzgados también en el juicio final por la Ley.)
Saludos cordiales,
Carlos A. Segovia
Analizamos el texto de Romanos 3,21-31: "La propiciación por la sangre del Mesías"3,21-31
21 Pero ahora, sin la Ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la Ley y los profetas; 22 la justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna, 23 pues todos pecaron y están privados por su gracia de la gloria de Dios, 24 y son justificados gratuitamente, por la redención realizada en Cristo Jesús, 25 a quien dispuso Dios como propiciación, mediante la fe, por su sangre para mostrar su justicia, al no tener en cuenta los pecados pasados, 26 en la permisividad de Dios; para mostrar su justicia en el momento presente, para ser Él justo y justificador al que pertenece a la fe de Jesús. 27 ¿Dónde queda, pues, el gloriarse? Queda eliminado. ¿Por qué Ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. 28 Pues pensamos que el ser humano es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. 29 ¿Acaso es Dios únicamente de los judíos? ¿Acaso no también de los gentiles? ¡Sí, de los gentiles también! 30 Porque no hay más que un solo Dios, el que justificará a los circuncisos por la fe y a los incircuncisos por la fe. 31 Entonces, ¿por la fe destruimos la Ley? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.
14) Hemos discutido hasta aquí sobre algunos pasajes concretos y sobre las diferentes interpretaciones de las que ellos son susceptibles. ¿Cómo interpretar Romanos 3,21-31, generalmente considerado como la mejor síntesis de la teología paulina?
C. A. S. — Mi paráfrasis sería ésta:
21 Pues ahora la justicia de Dios se ha dado a conocer independientemente de la Ley (esto es, también para los gentiles), tal y como anunciaron la Torá y los profetas;
22 la justicia de Dios para todos aquellos (gentiles) que, a semejanza de Jesucristo, se muestren fieles a él, dado que la fidelidad de Jesucristo hace efectiva la justicia de Dios para ellos. Pues no hay diferencia alguna (que haga que sólo los judíos merezcan la misericordia de Dios),
23 ya que también ellos han pecado y necesitan de la gloria de Dios.
24 (He aquí que los gentiles, en efecto) son libremente justificados por Dios gracias a la oportunidad de ser redimidos (esto es, reconciliados con él) que les ofrece Jesucristo,
25 cuya fidelidad, de la que él dio prueba hasta su muerte, Dios aceptó como el instrumento de su reconciliación (es decir, de la reconciliación de los gentiles en tanto que gentiles).
26 De esta manera se ha hecho patente la justicia de Dios, que optó así por pasar por alto sus pecados y no castigarlos; su justicia en el momento presente como prueba de que él es justo y de que justifica a quienes (siendo gentiles) viven (no obstante) apoyándose en la fidelidad de Jesucristo.
27 [Dirigiéndose al maestro judío que, contrariamente a Pablo, trata de persuadir a los gentiles de que deben abrazar la ley judía para reconciliarse con Dios:] ¿De qué presumes entonces? ¡Ve que tu orgullo (basado en el cumplimiento de los preceptos de la Ley) es infundado! ¿Presumes de cumplir éstos? ¡Deberías más bien presumir, en todo caso, de la fidelidad (que también nosotros debemos al que es nuestro Dios y a su Alianza)!
28 ¿O no decimos también nosotros que se es sobre todo justo ante Dios si se le es fiel, independientemente de(l rigor con que se cumplan) sus preceptos?
29 ¿Es por otra parte Dios, únicamente, el Dios de los judíos? ¿No es también nuestro Dios el Dios de los gentiles? ¡Sin duda!
30 Pues en verdad Dios es uno, y como tal justifica a los judíos por su fidelidad (a la alianza que él estableció con ellos) y a los gentiles en virtud de la fidelidad (de Jesucristo).
31 ¿Hemos abolido por tanto las enseñanzas de la Torá (al afirmar lo que afirmamos)? ¡En modo alguno! Antes bien, las confirmamos (al proclamar que Dios quiere redimirnos a todos sin excepción: a los judíos en tanto que judíos y a los gentiles en tanto que gentiles).
Notas:
3,21: el adverbio choris significa “aparte de” en el sentido de “además de” o “de modo diferente a”. La interpretación tradicional (“sin”) convierte lo que no es sino una ampliación del alcance de la salvación (que llega finalmente también a aquellos que no estaban bajo la Ley) en un recorte de la misma que deja fuera a quienes disfrutaban de la Ley y de la Alianza.
// 3,22-3: Pablo sigue dirigiéndose a los gentiles. Por otra parte, traducir “pisteos Iesou Christou” por “fe en Jesucristo” (genitivo objetivo) choca con 3,3 (donde “pistin tou Theou” significa la “fidelidad de Dios”), 3,21 (donde “dikaiosyne Theou” significa la “justicia de Dios”) y 4,24 (donde sólo se insta a creer en aquel que ha resucitado a Jesús, esto es, en Dios); ¿y por qué “fe” en vez de “fidelidad” (cf. Rm 4)? La justicia inclusiva de Dios se convierte nuevamente aquí, según la interpretación tradicional, en algo distinto: la supuesta fe de todos, judíos y gentiles, en Cristo.
// 3,24: Pablo sigue hablando sobre los gentiles. Literalmente dice “justificados libremente por su gracia”; opto por simplificar la traducción.
// 3:25: Rechazo completamente la interpretación tradicional de la teología de Pablo, que convierte la fidelidad de Cristo hasta la muerte (literalmente, hasta el derramamiento de su sangre) en un sacrificio vicario.
// 3,26: Más de lo mismo: “todos” vs. “los gentiles”. ¡Hay que optar a la fuerza!
// 3,27-8: ¿Son la fe y las obras categorías opuestas? La perspectiva del judaísmo es ajena a esa contraposición, fruto de la teología dogmática del cristianismo.
// 3,29-30: ¡Pablo emplea dos expresiones distintas al aplicar la noción de fidelidad a los judíos y a los gentiles!
// 3,31: O Pablo es contradictorio, o ignora los textos a los que remite en este versículo y en el v. 26... o bien es preciso optar por una interpretación similar a ésta. Pues ¿dónde se afirma en la Torá o en los Profetas que la fe se opone a la Ley?
A. P. — Mi paráfrasis sería:
“21 Ahora, sin necesidad de la ley de Moisés, se ha manifestado la justicia de Dios = su fidelidad a la alianza por Él establecida entre Él y Abrahán, tal como dan testimonio la Ley y por los Profetas (es decir, su “justicia” no es lo que entiende la gente vulgarmente como distribución equitativa, sino fidelidad a los compromisos de la Alianza, tal como enseñan la Ley y los Profetas),
22 una justicia de Dios por la fidelidad de Jesucristo, lo que demuestra que Dios es “justo” = fiel que cumple lo que ha pactado. Esa justicia se muestra al final de los tiempos por medio de la fidelidad de Jesucristo, que acepta su muerte en cruz, para que sea conseguida por todos los que creen en el mesías; téngase en cuenta el proceso de la proclamación del kerigma: el gentil adulto y el judío adulto lo aceptan con fe, reciben por ello el Espíritu y luego proclaman el contenido de esa fe en el bautismo; Dios inmediatamente los declara “justos” es decir, aptos para ser miembros, formar parte de la nueva “familia Dei” del final de los tiempos, compuesta por judíos y gentiles, puesto que todos, tanto gentiles como judíos, pecaron y están privados de la gloria de Dios que tenían en el paraíso la primera pareja y que van a recuperar plenamente en el momento de la restauración. Pues no hay diferencia,
24 pues todos, tanto judíos como gentiles, pecaron y están privados de la gloria de Dios; son justificados gratis por su gracia, la de Dios, por medio del rescate efectuado en Cristo Jesús.
25 A éste lo propuso Dios como medio de expiación [“por su fidelidad” (“dià tes písteos”): estimo que es una glosa explicativa muy antigua; por eso la elimino] en su sangre, es decir, en su muerte en cruz (sea entendida o no como sacrificio), para demostración de su justicia (de Dios) por medio del indulto de los pecados pasados (de todos: hasta el momento Pablo ha dicho hasta la saciedad que “todos” pecaron, tanto judíos como gentiles, y que la Escritura ha encerrado a todos, judíos y gentiles);
26 por la indulgencia de Dios, para que quede demostrada su justicia (de Dios) en el momento presente (Pablo es el inventor de la escatología realizada: ¡ahora sí, pero no aún en su plenitud!), para que sea manifiesto que Él es justo y que justifica al que viene de la fidelidad de Jesús, en concreto los gentiles que son llevados a injertarse en Israel “qua” gentiles gracias al evento Cristo; y a los judíos que complementan su alianza, la cual no pierden con la nueva alianza dispuesta por su Dios por medio del mesías de Israel, para que sea manifiesto que Él, Dios, es justo = fiel a la Alianza, y que justifica = declara también miembro de la nueva “familia Dei” al que viene de la fidelidad de Jesús, es decir al gentil.
27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Ha quedado excluida = no la hay para judíos ni para gentiles, después del ejemplo de Cristo.; ¿por qué ley? ¿por la ley de las obras?; no, sino por la ley de la fe, que se da gratis (lo interpreto como contraposición expresa obras de la Ley/fe y referido a los momentos en los que se oye por primera vez el “kerigma” y se acepta con fe (gentiles) o se rechaza por falta de fe en él (la mayoría de los judíos; no la iglesia de Jerusalén: judíos que creen que les basta mantenerse en la antigua alianza, obrando las obras que esta alianza exige, sin caer en la cuente de que ha llegado la plenitud de los tiempos y que el Dios que “firmó” la alianza con Abrahán ahora la completa, por la semilla de Abrahán, es decir, el Cristo, de una manera tan fabulosa y con un futuro tan prometedor e inmediato que se puede llamar “nueva”, etc.).
28 Pues pensamos que el ser humano (todos, judíos y gentiles) se justifica por la fe sin las obras de la Ley.
29 O ¿acaso es Dios sólo Dios de los judíos?; no, sino también de los gentiles,
30 si es que Dios, el que justifica a la circuncisión a partir de la fe y al prepucio por medio de la fe, es uno. (Da toda la impresión de que Pablo opina que el efecto Cristo con resultados tremendos afecta no solo a los gentiles, sino también a los judíos.)
31 Así pues, ¿abrogamos la Ley por medio de la fe? ¡De ningún modo!, sino que la sustentamos. (Esto es evidente tanto para los judíos como para los gentiles. Para los judíos porque pueden seguir con las obras de la alianza con Abrahán —para eso son el pueblo elegido—, pero complementándola con la fe en el mesías y sus consecuencias, tal como la está haciendo la iglesia de Jerusalén; y para los gentiles, quienes siguen sujetos a la Ley divina, a la parte eterna y universal, pero no a la parte no eterna y no universal que afecta sólo a los judíos: la predicación de Pablo lo que les dice a los gentiles es que ahora no están obligados, por la revelación divina que él ha recibido, a cumplir esa ley no universal; y a los judíos les dice Pablo que tienen que aceptar a los gentiles en el cuerpo mismo de Israel como justificados por la fe del mesías, sin necesidad de las obras de la ley no universal y no eterna. Pero ellos serán juzgados también en el juicio final por la Ley.)
Saludos cordiales,
Carlos A. Segovia