Hoy escribe Antonio Piñero
El paso de llamar estrictamente mesías a ese futuro rey o personaje davídico que restaurará la gloria de Israel sólo se da en textos y tradiciones judías posteriores al Antiguo Testamento. Así, por ejemplo, Salmos de Salomón 17, 32; 18, 5.7; 1 Henoc 48, 8-10; 52, 4; 2 Apocalipsis de Baruc 29, 3; 30, 1; 4 Esdras 7, 28-29; 12, 32; tradiciones rabínicas, y en el Nuevo Testamento.
Citamos algunos de estos ejemplos:
Salmos de Salomón 17,32 (probablemente en torno al 60 a.C. ):
Él (el futuro rey davídico) será sobre ellos un Rey justo, instruido por Dios;
no existe injusticia durante su reinado sobre ellos,
porque todos son santos y su Rey es el ungido del Señor.
Apocalipsis de Baruc 29,2-3 (probablemente de finales del siglo I d.C.) :
En aquel tiempo protegeré tan sólo a los que se encuentren en esos días en esta tierra. 3 Acaecerá que, tras cumplirse lo que debe suceder en esas etapas, comenzará a manifestarse el mesías.
En esta época aparece también la noción de "mesías" pero en sentido que parece ser doble (un mesías guerrero y otro sacerdotal), o bien quizás un mesías único, pero no guerrero sino un sumo sacerdote perfecto que aparecerá “al fin de los días”
Si en las tradiciones judías normales, la llegada del “Ungido” era generalmente la de un rey ideal del linaje de David, algunos círculos, como la secta de Qumrán, esperaba también la venida de un sacerdote ungido de la línea de Aarón (por ejemplo 1QS 9, 11); en verdad, en Qumrán, este mesías sacerdotal era la figura más importante:
“No se apartarán de ningún consejo de la Ley para caminar (= a proceder – obrar) con toda la obstinación de su corazón, sino que serán gobernados por las ordenanzas primeras en las que los hombres de la Comunidad (= los de Qumrán) comenzaron a ser instruidos, hasta que venga el profeta (por antonomasia, por ejemplo, Elías, como preparador o precursor) y los mesías de Aarón (sacerdotal) e Israel (político-guerrero, o simplemente laico”): 1QS 9, 11
Esta expectativa mesiánica doble, que está también presente en los Testamentos apócrifos de los Doce Patriarcas: Testamento de Leví, 18,9ss (no se sabe la fecha; quizá de principios del siglo I d.C., pero el texto actual está retocado por cristianos posteriores :
“Durante su sacerdocio, los pueblos gentiles de la tierra abundarán en conocimiento y se verán iluminados por la gracia del Señor. Durante su sacerdocio se eliminará el pecado, y los impíos cesarán de obrar el mal. Él abrirá ciertamente las puertas del paraíso y apartará de Adán la espada amenazante. A los santos dará a comer del árbol de la vida, y el espíritu de la santidad estará sobre ellos. Él atará a Beliar y dará poder a sus hijos para pisotear a los malos espíritus. El Señor se regocijará en sus hijos y pondrá sus complacencias en sus amados para siempre”.
Ofrezco ahora el texto de una copia del Testamento de Leví encontrado en Qumrán (“Testamento arameo de Leví = 4Q540, frag. 9, que es como una recensión diferente. El autor habla de un personaje misterioso que parece ser la figura de un “mesías sacerdotal”, un “mesías” descrito con los rasgos del “siervo sufriente” de Isaías.
“Y expiará por todos los hijos de su generación, y será enviado a todos los hijos de 3 su pueblo. Su palabra es como la palabra de los cielos, y su enseñanza, según la voluntad de Dios. Un sol eterno brillará 4 y su fuego quemará en todos los confines de la tierra; sobre las tinieblas brilla¬rá. Entonces desaparecerán las tinieblas 5 de la tierra, y la oscuridad del orbe.
"Proferirán contra él muchas palabras, y abundancia de 6 mentiras; inventarán fábulas contra él, y proferirán toda suerte de infamias contra él. Su generación transformará el mal, 7 y […] establecida en la mentira y en la violencia. El pueblo errará en sus días y estarán perplejos…”
Otro texto similar aparece en el Testamento de Judá 24, que no es necesario reproducir pues sus ideas son similares al primer texto del Testamento de Leví.
Esta idea de dos mesías, uno guerrero y otro sacerdotal es probablemente un reflejo o reflexión posterior sobre pasajes del profeta Zacarías que prevén el gobierno conjunto de un rey davídico y de un sumo sacerdote aaronita: Zac 3, 6-8; 4, 13-14; 6, 9-13. He aquí el primer texto:
6 Y el ángel del Señor protestó al mismo Josué (que era entonces sumo sacerdote: siglo V a.C.), diciendo: 7 Así dice el Señor de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi Casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza. 8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.
El pasaje de Zacarías habla todavía de un "Renuevo" (vástago de David) que será el "mesías" (obsérvese que no se usa la palabra), pero en colaboración con el sumo sacerdote Josué. Más arde alguna rama del judaísmo -como hemos visto- insistirá en el gobierno solo del sumo sacerdote escatológico.
Ciertas tradiciones rabínicas posteriores esperan también dos mesías, aunque el segundo habría de ser descendiente de José y no de Aarón.
Sin embargo, la mayor parte de los judíos del siglo I antes y después de Cristo incluidos muchos miembros de los miembros de la secta de los esenios, habrían pensado probablemente en términos de una figura davídica, un mesías político-guerrero (pero no sumo sacerdote), si hubieran oído el título sencillo y absoluto “El mesías = El ungido”.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
El paso de llamar estrictamente mesías a ese futuro rey o personaje davídico que restaurará la gloria de Israel sólo se da en textos y tradiciones judías posteriores al Antiguo Testamento. Así, por ejemplo, Salmos de Salomón 17, 32; 18, 5.7; 1 Henoc 48, 8-10; 52, 4; 2 Apocalipsis de Baruc 29, 3; 30, 1; 4 Esdras 7, 28-29; 12, 32; tradiciones rabínicas, y en el Nuevo Testamento.
Citamos algunos de estos ejemplos:
Salmos de Salomón 17,32 (probablemente en torno al 60 a.C. ):
Él (el futuro rey davídico) será sobre ellos un Rey justo, instruido por Dios;
no existe injusticia durante su reinado sobre ellos,
porque todos son santos y su Rey es el ungido del Señor.
Apocalipsis de Baruc 29,2-3 (probablemente de finales del siglo I d.C.) :
En aquel tiempo protegeré tan sólo a los que se encuentren en esos días en esta tierra. 3 Acaecerá que, tras cumplirse lo que debe suceder en esas etapas, comenzará a manifestarse el mesías.
En esta época aparece también la noción de "mesías" pero en sentido que parece ser doble (un mesías guerrero y otro sacerdotal), o bien quizás un mesías único, pero no guerrero sino un sumo sacerdote perfecto que aparecerá “al fin de los días”
Si en las tradiciones judías normales, la llegada del “Ungido” era generalmente la de un rey ideal del linaje de David, algunos círculos, como la secta de Qumrán, esperaba también la venida de un sacerdote ungido de la línea de Aarón (por ejemplo 1QS 9, 11); en verdad, en Qumrán, este mesías sacerdotal era la figura más importante:
“No se apartarán de ningún consejo de la Ley para caminar (= a proceder – obrar) con toda la obstinación de su corazón, sino que serán gobernados por las ordenanzas primeras en las que los hombres de la Comunidad (= los de Qumrán) comenzaron a ser instruidos, hasta que venga el profeta (por antonomasia, por ejemplo, Elías, como preparador o precursor) y los mesías de Aarón (sacerdotal) e Israel (político-guerrero, o simplemente laico”): 1QS 9, 11
Esta expectativa mesiánica doble, que está también presente en los Testamentos apócrifos de los Doce Patriarcas: Testamento de Leví, 18,9ss (no se sabe la fecha; quizá de principios del siglo I d.C., pero el texto actual está retocado por cristianos posteriores :
“Durante su sacerdocio, los pueblos gentiles de la tierra abundarán en conocimiento y se verán iluminados por la gracia del Señor. Durante su sacerdocio se eliminará el pecado, y los impíos cesarán de obrar el mal. Él abrirá ciertamente las puertas del paraíso y apartará de Adán la espada amenazante. A los santos dará a comer del árbol de la vida, y el espíritu de la santidad estará sobre ellos. Él atará a Beliar y dará poder a sus hijos para pisotear a los malos espíritus. El Señor se regocijará en sus hijos y pondrá sus complacencias en sus amados para siempre”.
Ofrezco ahora el texto de una copia del Testamento de Leví encontrado en Qumrán (“Testamento arameo de Leví = 4Q540, frag. 9, que es como una recensión diferente. El autor habla de un personaje misterioso que parece ser la figura de un “mesías sacerdotal”, un “mesías” descrito con los rasgos del “siervo sufriente” de Isaías.
“Y expiará por todos los hijos de su generación, y será enviado a todos los hijos de 3 su pueblo. Su palabra es como la palabra de los cielos, y su enseñanza, según la voluntad de Dios. Un sol eterno brillará 4 y su fuego quemará en todos los confines de la tierra; sobre las tinieblas brilla¬rá. Entonces desaparecerán las tinieblas 5 de la tierra, y la oscuridad del orbe.
"Proferirán contra él muchas palabras, y abundancia de 6 mentiras; inventarán fábulas contra él, y proferirán toda suerte de infamias contra él. Su generación transformará el mal, 7 y […] establecida en la mentira y en la violencia. El pueblo errará en sus días y estarán perplejos…”
Otro texto similar aparece en el Testamento de Judá 24, que no es necesario reproducir pues sus ideas son similares al primer texto del Testamento de Leví.
Esta idea de dos mesías, uno guerrero y otro sacerdotal es probablemente un reflejo o reflexión posterior sobre pasajes del profeta Zacarías que prevén el gobierno conjunto de un rey davídico y de un sumo sacerdote aaronita: Zac 3, 6-8; 4, 13-14; 6, 9-13. He aquí el primer texto:
6 Y el ángel del Señor protestó al mismo Josué (que era entonces sumo sacerdote: siglo V a.C.), diciendo: 7 Así dice el Señor de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi Casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza. 8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.
El pasaje de Zacarías habla todavía de un "Renuevo" (vástago de David) que será el "mesías" (obsérvese que no se usa la palabra), pero en colaboración con el sumo sacerdote Josué. Más arde alguna rama del judaísmo -como hemos visto- insistirá en el gobierno solo del sumo sacerdote escatológico.
Ciertas tradiciones rabínicas posteriores esperan también dos mesías, aunque el segundo habría de ser descendiente de José y no de Aarón.
Sin embargo, la mayor parte de los judíos del siglo I antes y después de Cristo incluidos muchos miembros de los miembros de la secta de los esenios, habrían pensado probablemente en términos de una figura davídica, un mesías político-guerrero (pero no sumo sacerdote), si hubieran oído el título sencillo y absoluto “El mesías = El ungido”.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com