Notas

El faraón constructor. Las construcciones reales y el reflejo en ellas de la divinidad (204- 08)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 5 de Junio 2011 a las 06:47

Hoy escribe Antonio Piñero


Los dos tipos de representaciones de la divinidad del faraón (identitaria, igual esencia, y representativa o de igual función), aunque sean un producto de una evolución teológica, conviven en el tiempo. Es decir, veremos cómo se observa en la convivencia de representaciones un cambio de mentalidad religiosa a la hora de entender cómo es divino el faraón, pero este cambio no impide que coexista con la antigua mentalidad con la nueva.


Los dos tipos de concepciones (que debía de albergar todo egipcio en su interior) son observables, según Jan Assmann, en la función principal del faraón, la de constructor: esta es como su función emblemática, que no cambia durante milenios.

1) El tiempo de las pirámides enormes, gigantescas, se restringe a la 4ª y 5ª dinastía (2778-2563 a.C.: Queops, Quefrén y Micerino)). Como dijimos, la pirámide es la representación del sol. Aunque sean la gloria del faraón y allí esté su tumba, no se hacen propiamente para la glorificación del rey, sino de la divinidad que el representaba con su ser.

2) Desde la 5ª Dinastía (2463-2423) las pirámides se van haciendo muy pequeñas y lo que cada faraón edifica ante todo es un templo (a la divinidad solar = Horus / Re). Esto supone que la concepción de ser hijo de Horus / Re es aún muy identitaria, porque cada uno de los faraones edifica su propio templo al sol, y no se engrandece un santuario anterior que fuera común a las sucesión de faraones que van muriendo.

3) Hay luego un tiempo oscuro: no hay pirámides, no hay edificaciones de nuevos templos personales a Horus/ Re, sino protección y renovación de templos regionales ya existentes.

4) A partir de 2050 (11ª dinastía): además de las tumbas de cada rey, aparecen construcciones locales: se ve que el culto a los dios es el culto estatal y el faraón no aparece tanto como dios mismo, sino como representante y servidor de los dioses en la tierra. Es hijo, sin duda, pero servidor de los dioses.

5) El Reino nuevo (1562-1085) aumenta en apariencia la representación de la divinidad del Faraón: las construcciones faraónicas son exclusivamente templos para celebrar randes fiestas religosas: Luxor, Karnak, Abydos (templo de Osiris), Rameseum: una mezcla de fiesta popular y acción de misterios, donde el rey actúa como el dios.

Así, a lo largo de estas muchas centurias se cae en la cuenta, al observar las construcciones, es cómo se va acentuando, aun con retrocesos como veremos, el paso de la concepción identitaria a la representativa, es decir, el paso del ser a la función, más que una divinidad por su propia potencia, una divinidad por la relación con los dioses; el faraón es el que representa a los dioses y el vínculo de unión dios-humanidad. Pero esto no significa que se hay perdido nada del poder del faraón; cambia el interés por la función.

En síntesis:

• Al principio del época dinástica, hasta la cuarte y quinta dinastías parecían edificar los faraones más para sí mismos = pirámides.

• Más tarde parecen edifican para los dioses = templos.

• Este cambio de tipo de construcción debe interpretarse como cambio de tipo de mentalidad teológica.

Pero hay algo que queda, aunque se edifique para los dioses esa relación de constelación (faraón- dios del estado-los dioses son socios y compañeros) significa que el rey edifica también para su propia gloria eterna.

6) En la Dinastía 21 parece que se corta ese paso de la teocracia identitaria a la teocracia representativa, pues se pone en práctica en Tebas una teocracia identitaria (es Amón el que gobierna por medio de los oráculos), pero la función del rey disminuye, se atrofia: el rey se hace enterrar en los recintos, en el patio central del templo: el rey es el general, el gobernador y el sumo sacerdote…, pero no es el dios, sino en la cercanía del dios.

La concepción representativa se inclina hacia el lado de los dioses y de los templos. Pero sigue existiendo lo fundamental: el faraón es divino. El poder (que lo sigue ostentando el rey) y la salvación de las gentes de Egipto siguen yendo unidas. Divinidad de la realeza y teocracia se fundamentan en esta fórmula “poder = salvación” porque reinar es propiamente característica de lo santo y de lo divino. Al obrar, ejercer el poder (para el que está llamado y dotado por los dioses) es como se realiza en la práctica la divinidad del rey.


Continuaremos

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Domingo, 5 de Junio 2011
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