Hoy escribe Antonio Piñero
Continuamos en esta postal con el tema: "Los métodos histórico-críticos aplicados al Nuevo Testamento". Sobre el tema de los estudios de antropología y sociología aplicados al Nuevo Testamento deseo explayar un tanto un texto que en sustancia apareció ya en la “Guía para entender el Nuevo Testamento”.
Desde que el corpus del Nuevo Testamento fue elevado a categoría de Escri¬tura sagrada (hacia mediados del s. II), se introdujo la tendencia, al menos subconsciente, de apartarlo como algo divino de todos los condicionantes sociológicos e históricos.
Hasta bien entrado el s. XX los textos sagrados fueron considerados en sí mismos, como portadores de una revelación atemporal prescindiendo de su contexto histórico y olvidando su relación con la vida concreta de las comunidades en los que se engendraron. Y en concreto sobre Jesús, se consideraba en él su doctrina, como un fenómeno ideológico dentro del judaísmo (para unos derivado de éste y sin romper sus marcos; para otros, con una función rompedora del judaísmo condenado a claudicar ante el cristianismo naciente representado por el mismo Jesús.
El despertar de los métodos histórico-críticos, sobre todo la Historia de las formas, llevó a preguntarse no sólo qué significaba un determinado pasaje del Nuevo Testamento, sino también a demandar qué trascendencia tenía para el momento actual de la iglesia que lo había generado y cómo su situación vital dentro del grupo cristiano había influido en el proceso de su propio nacimiento como texto.
Dijimos que la Historia de las formas había olvidadola perspectiva global del texto que estudiaba, y sobre todo el entorno humano desde o hacia el que iba dirigido. Pero la fuerza de los presupuestos históricos desarrollados por la Historia de las formas condujo no sólo –como hemos sostenido a la creación del método de la Historia de la redacción- sino también a la aplicación de la sociología al estudio del Nuevo Testamento a partir sobre todo de los años treinta del siglo pasado. La sociología pretendía en realidad profundizar de nuevo en el concepto de “contexto vital” en el que se habían generado los textos del Nuevo Testamento puesto de relieve en un principio por la Historia de las formas y luego por la Historia de la redacción.
El análisis sociológico es interdisciplinar y supone, además del dominio de los métodos exegéticos habituales, una buena dosis de conocimientos históricos y del modo de proceder de la moderna sociología. Con todo este aparato de estudio se pretende presentar el contenido de los textos del Nuevo Testamento no sólo como meros enunciados teológicos, como puros productos mentales, sino como imbricados en una vida y en una situación particulares, cuyo conocimiento exacto –en todas sus direcciones: económica, política, de conflictos sociales— ayuda sobremanera a desentrañar el significado más profundo de los textos mismos.
Con otras palabras la historia concreta y las condiciones sociales han afectado y conformado el mensaje religioso. Éste no se generó en un estado mental aséptico, sino condicionado y limitado por unas coordenadas concretas de la vida real. Si éstas hubieran sido otras, el mensaje habría sido distinto.
En síntesis:
“La exégesis sociológica pretende descubrir y explicar la interacción dialéctica entre expresión teológica y experiencia social, analizar la correlación entre realidades sociales y simbolizaciones religiosas” (Rafael Aguirre).
Tres escollos, sin embargo, ofrecen serios peligros a este estudio:
a) Problemas de metodología: hay una enorme cantidad de modelos y teorías sociológicas que son el marco o apoyo metodológico para enfocar un estudio sistemático. Es difícil encontrar uno que encaje bien con la complejidad de los posibles enfoques de los textos del Nuevo Testamento.
b) Problemas de datos: El Nuevo Testamento proporciona pocos datos utilizable sociológicamente, puesto que su interés se centró en las concepciones teológicas. En parte puede resolverse este problema por inferencias y deducciones. Si se logran acumular ciertos datos que encajan bien con un cierto modelo sociológico, y se supone que del silencio del conjunto del Nuevo Testamento se puede presumir la existencia de lo que falta, es posible inferir un contexto sociológico más rico.
c) Problemas de reduccionismo de perspectivas (que trataremos en la postal siguiente)
Se ha argumentado también que no es imposible realizar un análisis sociológico sobre textos del Nuevo Testamento, pues existen métodos para “conseguir” esos datos hipotéticamente, pudiéndose efectuar comparaciones con fenómenos análogos o situaciones semejantes de la Antigüedad.
Un caso concreto es el estudio sobre antropología y sociología del Mediterráneo que ocupa un buen monto de páginas de la obra de John D. Crossan, Jesús, vida de un campesino judío (Barcelona 1994, original 1991)”, antes de entrar en materia concreta y tratar de definir la vida y el mensaje del Nazareno. Otra cosa es que acertara con el método, pues en mi opinión esta obra de Crossan presenta un Jesús imposible y pienso que su enfoque está radicalmente equivocado. Menos arriesgada es la obra de La obra pionera de este tipo de investigación, la de Bruce Malina, El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural. Estella 1995.
Seguiremos mañana con otras consideraciones y la alusión a algunos autores significativos, en mi opinión.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com