Notas

El cuento de nunca acabar. De nuevo sobre la existencia histórica de Jesús: “Compartir” (82) de 25 marzo de 2015. Preguntas y respuestas

Redactado por Antonio Piñero el Miércoles, 25 de Marzo 2015 a las 11:01

Escribe Antonio Piñero


Pregunta:

Permítame molestarle para preguntarle si conoce la obra de Kennet Humphreys \"Jesús never existed\" y si es así su opinión sobre ella y el autor. Muchas gracias


Respuesta:

No la conozco. Lo siento. Pero sí puedo decirle que he publicado un libro conjunto con otros autores: "¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate". Editorial Raíces, Madrid 2011, que le recomiendo vivamente.

Se ha publicado recientemente un libro de Bart D. Ehrmann sobre la existencia histórica de Jesús —“Did Jesus exist. The historical Argument for Jesus of Nazaret”, HarperOne, San Francisco 2012 así como otro de unas 700 pp., de Richard Carrier, “On the Historicity of Jesus”, de Sheffield Pheonix Press de 2014.

Solo he ojeado por encima los dos, a falta de una revisión más calmada, que por ahora no me es posible. El primero defiende la misma posición que mis colegas y yo en “¿Existió Jesús realmente?. El Jesús de la historia a debate, de Editorial Raíces, Madrid, 2011. Y el segundo, de unas 600 pp. de textos, con muchos índices, referencias y bibliografía, que no cita nuestro libro en español, es un mitista testarudo y a la vez muy sistemático, que ha intentado rebatir a Ehrman en su blog. Su libro –repito a falta de una lectura más profunda— está lleno de hipótesis tras hipótesis, lo cual lo hace altamente improbable, a priori.

Me atrevo a escribir, sin embargo, un juicio sobre Carrier, a vuelapluma, tras lo brevísimamente examinado:

Prácticamente solo cita bibliografía en inglés. Debo investigar concienzudamente en este libro si examina seriamente separar con toda claridad a Jesús del Cristo celeste que se le superpoine desde Pablo de Tarso.


Opino que, naturalmente, "Jesu/Cristo" nunca existió. Nadie podría discutirlo ya que se trata de la unión o amalgama, o superposición, de una figura histórica con una construcción teológica judía, que es un producto mental humano (Pablo, despectivamente desprecia el conocimiento del Jesús katà sárka, “según la carne”). Pero si se separan, empiezan a solucionarse todos los problemas históricos.


¿Qué inconveniente hay en admitir la existencia de un carpintero (Hillel era zapatero) fanático y de fuerte carácter, rodeado y amigo, de celadores de las tradiciones de los Padres y de la Ley, "maestro" de la Ley, exorcista y sanador, rotundamente fracasado en sus propósitos, liquidado por los romanos como uno más de la docena de sediciosos reconocidos entre la muerte de Herodes el Grande y el estallido del 66?


Y ¿cuántos casos hay de idealización, incluso apoteosis en la historia antigua? A priori la negativa a considerar la división de los dos referentes de los evangelios, como hacen los mitistas supone escoger la solución más difícil, antieconómica y estúpida para un historiador moderno. Son ganas de enredar y enredarse en mil hipótesis conjuntadas un castillo de naipes.



Pr.:



La pregunta que le formulo esta vez es, ¿qué quiere decir Jesús, cuando le dice a la mujer Cananea, \"no está bien echar el pan de los hijos a los perros\"?. ¿Tiene connotaciones peyorativas lo de \"echar el pan de los hijos a los perros\"... o simplemente, Jesús quiere poner a prueba a la Cananea, para poder ver si realmente tiene fe?. Gracias,saludos cordiales.


R.:



En absoluto parece una prueba más o menos cortés, sino una demostración del poco aprecio de los judíos por los gentiles y de que Jesús no era un predicador universalista



Le transcribo lo que digo al respecto en mi libro “Jesús y las mujeres”, reedic. Madrid, Trotta, 2014: "La mujer sirofenicia y su hija: Mc 7,24-30 = Mt 15,21-28"


»Para muchos investigadores es este pasaje auténtico en su núcleo básico, pues presenta a un Jesús como un nacionalista religioso que afirma que su misión salvadora, es decir, la predicación de la venida del reino de Dios, es en primer lugar para Israel (los “hijos”), y en todo caso solo de un modo muy secundario para los paganos (los “perritos”). La versión del evangelista Mateo, que depende de Marcos, expande secundariamente este extremo para mayor claridad del lector, y en el lugar paralelo hace decir a Jesús: “He sido enviado solo a las ovejas perdidas de Israel” (Mt 15,24). Esta actitud de Jesús contrasta radicalmente con la que presenta la Iglesia primitiva, y también moderna, de un Jesús / Señor salvador universal, pues se afirma que la perícopa supone la misión de Jesús a los gentiles. Por tanto, la perícopa parece ser histórica y concorde con la actitud de Jesús.

»Para otros, sin embargo, aunque el espíritu y la frase de Jesús puedan ser auténticas por el llamado “criterio de dificultad” y de “desemejanza”, y no parezca verosímil que la Iglesia primitiva se haya inventado un dicho semejante del Maestro que contraría gravemente sus ideas sobre él…, todo el conjunto, sin embargo, de la escena les parece no histórico.

»O más bien surgen dudas serias sobre su historicidad, ya que el relato parece ser una construcción secundaria, dispuesta para presentar a un Jesús que –a pesar de su reparo inicial- acaba aceptando la petición de la mujer pagana y curando a su hija. Consecuentemente, la narración debe interpretarse –se dice- como un reflejo de la pugna entre las primeras comunidades cristianas sobre la conveniencia y el modo de la misión a los paganos en la que vence la facción que aboga por la misión a los gentiles. Se argumenta así: Jesús no dejó claro este extremo; por tanto, la facción cristiana favorable a la misión a los paganos compuso secundariamente esta escena para demostrar que Jesús era en el fondo favorable a tal misión a los paganos. Sería un nuevo caso de un relato compuesto a partir de una noción teológica, aprovechando sin duda como base alguna sentencia de Jesús que se prestara a ello.

»Estos son los argumentos, y a la verdad la mayoría de los investigadores se mantiene en la duda sobre si el relato cuenta un hecho histórico o no. En nuestra opinión, el relato puede transmitir un cierto trasfondo histórico, a saber un exorcismo de Jesús, cuya beneficiaria fue la hija de una mujer sirofenicia, pagana, que aceptaba la superioridad religiosa del rabino galileo (Fenicia y Galilea son vecinas y no había ningún impedimento en pasar de una zona a otra: el tránsito de gentes era muy frecuente), y que le pidió como tantos otros un exorcismo. Si este se practicó a distancia ya es harina de otro costal y es difícil saberlo”.



Pr.:



Mi consulta viene a raíz de que en uno de dichos podcast, creo que le entendí decir que Jesús era uno más entre diversos profetas que aspiraban al trono de los judíos y liberarlos del yugo romano. No sé si lo entendí bien. Intenté buscar de nuevo dicho programa pero no lo encontré o quizás entendí mal. Creo que dijo que la situación en la zona en dichos momentos (invadidos por los romanos, la complicidad del sanedrín, un rey títere a manos romanas...) provocó la aparición de diversos aspirantes a liberar al pueblo de aquella circunstancia.
¿Era algo así o entendí mal? ¿Podría explicármelo?



R.:


Si Usted lee a Flavio Josefo desde la muerte de Herodes el Grande (con una excepción en la vida de éste: el “bandido” Ezequías al que un joven Herodes liquida en Galilea era probablemente un luchador por la libertad política-religiosa de Galilea y Judea, es decir una figura premesiánica al menos) verá que va haciendo una lista de gentes que se sublevaron contra el poder, sobre todo el de los romanos, y que se atribuyeron títulos reales. En esta época declararse rey de Israel era una suerte de proclamación mesiánica.


Un adjetivo de este estilo es apropiado, ya que hasta la aparición del cristianismo con su nueva noción de un mesías sufriente --no político ni guerrero, un ser divino de algún modo que sufre muerte por el pueblo--, el mesías que todo Israel esperaba era sólo un ser sólo humano, y sobre todo de carácter político y guerrero. Según la opinión mayoritaria, el mesías habría de ser un experto militar cuya misión –apoyada por la divinidad ciertamente-- era liberar a Israel del yugo extranjero, de modo que estando el país libre y puro de contaminaciones ajenas pudiera cumplir perfectamente los requisitos de la ley de Dios. Así, éste bendeciría a Israel con toda suerte de prosperidades. Estos personajes son –y los digo de memoria— los siguientes:


1: Un tal Judas, galileo de nacimiento, hijo de Ezequías --el famoso y antiguo rebelde antes mencionado al que había combatido con éxito Herodes el Grande cuando era joven y jefe militar del norte del país bajo el mando de Hircano II--, se levantó contra Arquelao y los romanos en Galilea manifestando su esperanza de liberar al pueblo judío de los extranjeros, si alcanzaba la corona real. Con un grupo de incondi¬cio¬nales, asaltó en la ciudad de Séforis un arsenal real y, tras distribuir las armas entre los suyos, gobernó en la práctica como un reyezuelo durante unos meses en toda Galilea.

2: Algo parecido debió de ocurrir en la región de Perea, en la Transjordania, donde un tal Simón se alzó también en armas y pretendió igualmente ceñirse la corona real. Estos dos pretendientes fueron pronto liquidados por los romanos.

3: Un antiguo pastor de gran fortaleza física, llamado Atronges, formó una banda de resistentes junto con sus cuatro hermanos, se impuso a sí mismo la corona real y mantuvo en jaque a los romanos durante largo tiempo. Al parecer, en todos estos casos existía en el pueblo que secundaba a estos revoltosos la esperanza mesiánica de liberación del yugo extranjero sobre Israel.

4: Puede considerarse como mesiánico el movimiento de Juan Bautista

5: Jesús de Nazaret, que murió acusado de sedición contra el Imperio. Crucificado entre dos “bandidos” dos revolucionarios que probablemente pertenecían a su grupo de galileos

6: Inmediatamente, tras la muerte de Jesús, aumentaron las protestas antirromanas y la aparición de movimientos mesiánicos en Judea y Galilea. ¿Sería posible que la injusta muerte de Jesús a manos de los romanos –-a los ojos de muchos piadosos judíos, elementos de esas “muchedumbres” que lo habían seguido en su vida pública—hubiera dado alas a tales manifestaciones o hubiera generado una atmósfera aún más propicia para que se produjeran? Así opinan algunos investigadores. Pero otros piensan que pudo ser histórico el apartamiento de las masas que acabaron despreciando a Jesús (elección de Barrabás; exigencia de su crucifixión) precisamente porque sintieron que era un falso mesías: ¡había fracasado al ser prendido y a punto de ser condenado a muerte por los romanos…! ¡Y el mesías, si lo era de verdad, era un vencedor junto con Dios!). En este caso habría ocurrido lo contrario los ánimos populares antirromanos se habrían enfriados. Sea de ello como fuere lo cierto es que de hecho aumentaron las algaradas y revueltas. Como la de un gran jefe de “bandidos” = revolucionarios antirromnos, anónimo, fue capturado en el 44 d.C. y su banda disuelta.

7: Poco después apareció un tal Teudas, también otro mesías que congregó a grandes masas antirromanas en las riberas del Jordán. Como muestra de que Dios estaba con ellos prometió dividir las aguas del río como lo había hecho Moisés con el “Mar de las cañas”. Pero Dios no lo secundó. El gobernador Cuspio Fado envió un destacamento de caballería que lo prendió y decapitó; dispersó también a sus seguidores matando a bastantes.

8: Un motín antirromano de graves consecuencias se produjo en Jerusalén en la Pascua del 50 d.C. tras observar la multitud que un soldado romano de los que vigilaban el entorno del Templo se mofó del santuario y del pueblo elegido dirigiendo estentórea y públicamente sus ventosidades naturales contra los fervorosos peregrinos. Hubo revuelta, contraataque de romanos, huida atropellada de la multitud y más de tres mil muertos.

9: En el 52 d.C. hubo una revuelta casi general dirigida por un tal Eleazar hijo de Dineo. Éste era un “bandido” que llevaba más de veinte años en las montañas. Esta mera noticia indica el sustento popular de los “bandidos” puesto que por lo general sus víctimas eran los romanos o los prorromanos. Cumano logró matar a muchos de los seguidores de Eleazar, pero la revuelta se extendió por toda Judea. Hubo de intervenir el legado de Siria, con nuevas ejecuciones y crucifixiones (signo de que se consideraban los delitos como de “lesa majestad contra el Estado y el Emperador”). El gobernador que sustituyó a Cumano, Félix (el que según los Hechos de los apóstoles, presidió en Cesarea varias audiencias contra Pablo y que lo envió a Roma) acabó finalmente con la rebelión: capturó a Eleazar, lo envió a Roma para escarmiento, y siguió la política de crucifixiones y otros castigos.

10: Aparte de otros movimientos más pequeños pero constantes, en el año 55 apareció un judío, profeta, que habitaba en Egipto, denominado enseguida “el profeta egipcio”; congregó a varios millares en el desierto y luego se dirigió para atacar a Jerusalén. Fue naturalmente liquidado por los romanos, junto con muchos de sus seguidores.

11: Si siguiéramos ahora, nos adentraríamos en los años 60-66 inmediatamente previos a la Primera Gran Revuelta, donde por lo menos otros dos, como Juan de Giscala y un Menahén fueron pretendientes mesiánicos

Lo importante es que, según Josefo, en los años sucesivos a la muerte de Jesús aparecieron gentes pseudo inspiradas por Dios, que prometían un cambio casi repentino de las condiciones económicas y sociales, con otras palabra la liberadora venida del reino de Dios sobre la tierra de Israel con la expulsión de los romanos, que congregaban a grandes muchedumbres, no precisamente en Jerusalén sino en regiones desérticas o alrededor del río Jordán, ambos lugares típicos del encuentro del pueblo de Israel con su Dios.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 25 de Marzo 2015
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