Notas

El aspecto doctrinal en los HchA

Redactado por Antonio Piñero el Viernes, 24 de Abril 2009 a las 06:45

Hoy escribe Gonzalo del Cerro

El encratismo en los HchAp (I)

Es sin duda uno de los rasgos característicos de los HchAp. Estas obras tratan del tema con amplitud y con una cierta obsesión. En este aspecto se fijaba Rosa Söder cuando calificaba el aspecto erótico como uno de los elementos principales de los Hechos Apócrifos. Lo que separa, sin embargo, las opiniones de los autores es el alcance y hasta el sentido técnico del encratismo. En mi opinión, es la falta de acuerdo en el concepto y en la definición de encratismo la que determina la divergencia en las posturas sobre el problema. Como ejemplos que ofrecen luz sobre el `tema pueden valer los artículos de A. Tissot, “Encratisme et Actes Apocryphes” en Les Actes apocryphes des Apôtres, de F. Bovon (ed.), Ginebra 1981, pp. 109-119, y el de G. Sfameni Gasparro, “Gli Atti Apocrifi degli Apostoli e la tradizione encratita”, Augustinianum XXIII, 1983, pp. 237-307.

Porque una cosa es la insistencia en la recomendación de la continencia como una conducta preferida, y otra la agamía o renuncia al matrimonio como exigencia de la fe y condición para la salvación. Por entender el encratismo como una “tendencia que hace de la continencia sexual una exigencia de la fe”, adopta Tissot una postura negativa sobre el aspecto encratita de los HchAp. Era por lo demás la opinión defendida ya por J. Flamion en RHE 10 (1909) p. 15. Sin embargo, el mismo Tissot parece matizar su negativa en el artículo que dedica al tema en Aufstieg und Niedergang der römischen Welt, “L’encratisme des Actes de Thomas”, ANRW II 25,6, pp.4415-4430. Otros autores difuminan el concepto considerando que tal conducta consistiría en un conjunto de restricciones en el uso de los bienes materiales.

El hecho de defender la continencia hasta convertirla en condición indispensable para la salvación sí que sería abiertamente herético en el sentido de las palabras de Ireneo (Adu. haer. I 28,1), recogidas por Eusebio en su Historia de la Iglesia, IV 29,2: “Partiendo de Saturnino y Marción, predicaban los denominados encratitas la agamía (abstención del matrimonio) y rechazaban con ello la antigua obra de Dios, acusando sin más al que había creado al varón y la hembra para la multiplicación de la especie humana. Recomendaban la abstención de lo que ellos llamaban alimentos animales, con lo que se manifestaban desagradecidos hacia el Creador de todas las cosas”.

Los HchAp no parecen adoptar esas posturas extremas, aunque su mentalidad sea propia de una época de actitudes rigoristas. Bovon, en la obra ya citada, nota el impacto de la época, entre otras cosas, por sus tendencias encratitas. Tengo la impresión de que es ahí y no en el movimiento monástico, como quiere E. Peterson en su trabajo sobre las “Observaciones sobre el principio de la ascesis cristiana” en Frühkirche, Judentum und Gnosis (Iglesia primitiva, Judaísmo y Gnosis), pp. 209-220) donde debemos buscar el “Sitz im Leben” de los HchAp.

De todos modos, sabemos que hubo quienes llevaron la recomendación de la continencia sexual hasta la prohibición del matrimonio. Lo hemos visto en Ireneo y lo recuerda el autor de la carta 1 Tim 4,3 cuando dice que algunos “prohíben casarse y se abstienen de los alimentos creados por Dios”. Detalles típicos de las posturas encratitas. Satornilo, por ejemplo, afirmaba según Hipólito que “el matrimonio y la procreación proceden de Satanás” (J. Montserrat Torrents, Los Gnósticos, II 212). Ideas similares eran compartidas y defendidas por Marción y Taciano. Y Taciano tuvo gran influencia en la iglesia siria, lugar del origen de los HchTom.

Pero desde mi punto de vista, no es ésa la postura de los HchAp. Y ello, aun cuando la predicación y la práctica de la continencia sea una constante en estas obras. En los HchAnd reciben las relaciones conyugales las más negativas calificaciones. Y la resolución de Maximila, la esposa del procónsul, es tan firme que no duda en buscarse una joven que la sustituya en el lecho conyugal (HchAnd 17). De todos modos, la terquedad de Maximila y la complicidad de Andrés acabarán siendo la última razón del martirio del Apóstol.

En los HchJn, recuerda Juan en su plegaria postrera que Dios, o el Señor Jesús, lo mantuvo siempre puro y libre de unión con mujer. Hasta en tres ocasiones le impidió contraer matrimonio porque se lo reservaba para él (HchJn 113). Ahora bien, que en la predicación de Juan debía de entrar de alguna manera el tema de la continencia, parece evidente por la historia de Drusiana. Cuando Calímaco se enamora de Drusiana (HchJn 63), nos enteramos de que las relaciones de Drusiana con su marido Andrónico atravesaban un período de tensiones, como más tarde lo recuerda ella misma (HchJn 82). Y su resolución era tan decidida que “prefería morir antes que realizar aquella abominación”.

El autor de los HchPlTe resume la predicación de Pablo diciendo que anunciaba la palabra de Dios sobre la continencia y la resurrección (HchPlTe 5,1). A continuación proclamaba bienaventurados a los que “guardan pura su carne” y a los continentes. Támiris, el novio frustrado de Tecla, entiende que Pablo enseña a los jóvenes y a las doncellas que no deben casarse (HchPlTe 11,2). Y ésa es también la interpretación que hacen Dimas y Hermógenes de la doctrina de Pablo, añadiendo que la continencia sería condición para la resurrección (HchPlTe 12). Lo mismo declarará Támiris ante el tribunal del procónsul. El león, bautizado por Pablo, demostró su indiferencia frente a la leona que le salió al paso con intenciones lascivas. Como si el bautismo realizara en los bautizados esa transformación acorde con la presunta doctrina cristiana.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro




Viernes, 24 de Abril 2009
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