Hoy escribe Antonio Piñero
Unos 25 años más tarde, un antiguo fariseo, por nombre Pablo de Tarso, dirigió una carta a una comunidad de seguidores del Nazareno, por él fundada en la ciudad de Filipos, y en ella cita un himno que se cantaba entre otros discípulos de Jesús:
"El cual, Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, haciéndose semejante a los hombres... y se humilló, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz" (Flp 2,6ss)
Creo que hemos citado ya las siguientes palabras de Martin Hengel, que comentan este pasaje:
"La discrepancia entre el final oprobioso de un judío acusado de delito contra el Estado y la confesión de Pablo que describe a ese ejecutado como una figura divina preexistente, que se hace hombre y se humilla hasta padecer una muerte de esclavo, esta discrepancia, digo, sin analogía en el mundo antiguo, representa el enigma del nacimiento de la cristología cristiana primitiva (es decir, de Jesús como Dios)" (Der Sohn Gottes. Die Entstehung der Christologie und die jüdisch-hellenistische Religionsgeschichte = “El Hijo de Dios. El nacimiento de la cristología y la historia de las religiones judeo-helenística”, Tubinga 21997, p. 9.
Los Evangelios Sinópticos no dicen jamás que Jesús es Dios de un modo directo, pero de un modo indirecto sí lo afirman para quien sepa leer entre líneas. ¿Cómo lo hacen? En general de un modo esquivo y para el lector reflexivo:
1) Afir¬mando de Jesús que ejerce funciones divinas. Así los Sinópticos dibujan a Jesús como autor de la vida o Señor de muertos y vivos, que sana a los enfermos y resucita a los muertos, perdona los pecados, dispensa el Espíritu y es juez supremo en el juicio final.
De un modo más explícito, aplicando a Jesús títulos que suponen, o pueden suponer, una naturaleza divina, o próxima a la divina: hijo de Dios, Señor, en un sentido no ya del Antiguo Testamento, sino de modo que los lectores en lengua griega lo entiendan en un sentido absolutamente pleno.
Textos que afirman que Jesús es el "hijo del hombre" como figura relacionada con el ámbito de lo divino, en especial con la función de juez celeste de vivos y muertos. Por ejemplo: Mt 16,27: "Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles y entonces pagará a cada uno según su conducta". Otros textos son Mt 24,30 ("el Hijo del Hombre vendrá sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria") y semejante¬mente Mc 8,38
Textos que sostienen que Jesús es "hijo de Dios" en sentido más pleno que el usual judío. Por ejemplo Mt 11,27: "Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo...", o Mc 15,39: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios", o la pregunta de Caifás: "¿Eres tú el mesías, el hijo de Dios bendito?" de Mc 14,61. y la respuesta de Jesús : "Sí lo soy".
Textos que le llaman "Señor" (griego Kýrios), no en un sentido banal (lo que aparece repetidas veces en los evangelios), sino implicando la divinidad del que es "Señor". El pasaje más diáfano en los evangelios es Mc 12,35-37: "¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra..."
2) Aplicando a Jesús expresamente pasajes del Antiguo Testamento reservados para Yahvé.
Por ejemplo, Jesús calma la tempestad y es dueño de los elementos como Yahvé (4,37-41); Jesús perdona los pecados como Dios (Mc 2,7), etc.
También hemos dicho que el Nuevo Testamento es muy parco en llamar a Jesús Dios directamente y que de los aproximadamente 1315 casos de aparición del vocablo Dios en el corpus cristianos sólo siete nombran a Jesús Dios de un modo suficientemente directo. Éstos son:
Jn 1,1; Jn 1,18; Jn 20,28; Rom 9,5; Tito 2,13; Heb 1,18 y 2 Pe 1,1
Da la impresión como si el Nuevo Testamento tuviera un cierto pudor a la hora de llamar claramente Dios a Jesús. Yo lo interpreto como si de una manera un tanto semiconsciente los autores neotestamentarios fueran sabedores de que se estaba produciendo un cambio en su estimación de Jesús y de que la figura de éste es cada vez más progresivamente divina.
Opino que merece la pena considerar este proceso más lentamente, pues –como digo- nos transmite la atmósfera de cierto titubeo. Se trataba de una cierta novedad. Podemos adelantar que estas precisiones por parte de los primeros cristianos de lo que es la realidad interna de Dios de ningún modo rompe, a su entender, el monoteísmo estricto que les unía con la religión madre, el judaísmo.
He aquí algunos textos que parecen a primera vista insistir en que sólo hay un Dios, a secas:
• En 1 Cor 8,6 leemos: "Para nosotros no hay más que un sólo Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por quien somos".
Un discípulo de Pablo escribe en 1 Tim 2,5: "Porque hay un solo Dios y también un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo".
En la fórmula de Mt 23, 8-10 se habla también de esta diferencia entre Dios y Jesucristo: "Uno solo es vuestro maestro... uno solo es vuestro Padre, el del cielo, y uno solo vuestro preceptor, Cristo".
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Unos 25 años más tarde, un antiguo fariseo, por nombre Pablo de Tarso, dirigió una carta a una comunidad de seguidores del Nazareno, por él fundada en la ciudad de Filipos, y en ella cita un himno que se cantaba entre otros discípulos de Jesús:
"El cual, Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, haciéndose semejante a los hombres... y se humilló, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz" (Flp 2,6ss)
Creo que hemos citado ya las siguientes palabras de Martin Hengel, que comentan este pasaje:
"La discrepancia entre el final oprobioso de un judío acusado de delito contra el Estado y la confesión de Pablo que describe a ese ejecutado como una figura divina preexistente, que se hace hombre y se humilla hasta padecer una muerte de esclavo, esta discrepancia, digo, sin analogía en el mundo antiguo, representa el enigma del nacimiento de la cristología cristiana primitiva (es decir, de Jesús como Dios)" (Der Sohn Gottes. Die Entstehung der Christologie und die jüdisch-hellenistische Religionsgeschichte = “El Hijo de Dios. El nacimiento de la cristología y la historia de las religiones judeo-helenística”, Tubinga 21997, p. 9.
Los Evangelios Sinópticos no dicen jamás que Jesús es Dios de un modo directo, pero de un modo indirecto sí lo afirman para quien sepa leer entre líneas. ¿Cómo lo hacen? En general de un modo esquivo y para el lector reflexivo:
1) Afir¬mando de Jesús que ejerce funciones divinas. Así los Sinópticos dibujan a Jesús como autor de la vida o Señor de muertos y vivos, que sana a los enfermos y resucita a los muertos, perdona los pecados, dispensa el Espíritu y es juez supremo en el juicio final.
De un modo más explícito, aplicando a Jesús títulos que suponen, o pueden suponer, una naturaleza divina, o próxima a la divina: hijo de Dios, Señor, en un sentido no ya del Antiguo Testamento, sino de modo que los lectores en lengua griega lo entiendan en un sentido absolutamente pleno.
Textos que afirman que Jesús es el "hijo del hombre" como figura relacionada con el ámbito de lo divino, en especial con la función de juez celeste de vivos y muertos. Por ejemplo: Mt 16,27: "Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles y entonces pagará a cada uno según su conducta". Otros textos son Mt 24,30 ("el Hijo del Hombre vendrá sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria") y semejante¬mente Mc 8,38
Textos que sostienen que Jesús es "hijo de Dios" en sentido más pleno que el usual judío. Por ejemplo Mt 11,27: "Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo...", o Mc 15,39: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios", o la pregunta de Caifás: "¿Eres tú el mesías, el hijo de Dios bendito?" de Mc 14,61. y la respuesta de Jesús : "Sí lo soy".
Textos que le llaman "Señor" (griego Kýrios), no en un sentido banal (lo que aparece repetidas veces en los evangelios), sino implicando la divinidad del que es "Señor". El pasaje más diáfano en los evangelios es Mc 12,35-37: "¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra..."
2) Aplicando a Jesús expresamente pasajes del Antiguo Testamento reservados para Yahvé.
Por ejemplo, Jesús calma la tempestad y es dueño de los elementos como Yahvé (4,37-41); Jesús perdona los pecados como Dios (Mc 2,7), etc.
También hemos dicho que el Nuevo Testamento es muy parco en llamar a Jesús Dios directamente y que de los aproximadamente 1315 casos de aparición del vocablo Dios en el corpus cristianos sólo siete nombran a Jesús Dios de un modo suficientemente directo. Éstos son:
Jn 1,1; Jn 1,18; Jn 20,28; Rom 9,5; Tito 2,13; Heb 1,18 y 2 Pe 1,1
Da la impresión como si el Nuevo Testamento tuviera un cierto pudor a la hora de llamar claramente Dios a Jesús. Yo lo interpreto como si de una manera un tanto semiconsciente los autores neotestamentarios fueran sabedores de que se estaba produciendo un cambio en su estimación de Jesús y de que la figura de éste es cada vez más progresivamente divina.
Opino que merece la pena considerar este proceso más lentamente, pues –como digo- nos transmite la atmósfera de cierto titubeo. Se trataba de una cierta novedad. Podemos adelantar que estas precisiones por parte de los primeros cristianos de lo que es la realidad interna de Dios de ningún modo rompe, a su entender, el monoteísmo estricto que les unía con la religión madre, el judaísmo.
He aquí algunos textos que parecen a primera vista insistir en que sólo hay un Dios, a secas:
• En 1 Cor 8,6 leemos: "Para nosotros no hay más que un sólo Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por quien somos".
Un discípulo de Pablo escribe en 1 Tim 2,5: "Porque hay un solo Dios y también un sólo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo".
En la fórmula de Mt 23, 8-10 se habla también de esta diferencia entre Dios y Jesucristo: "Uno solo es vuestro maestro... uno solo es vuestro Padre, el del cielo, y uno solo vuestro preceptor, Cristo".
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com