Hoy escribe Carmen Padilla
– A lo largo de 2012 aparecieron otros dos libros sobre Jesús que pueden considerarse complementarios, en el sentido de que presentan su figura desde nuevas perspectivas: 1. Ciudadano Jesús. Las respuestas a todas las preguntas, ed. Atanor, Madrid 2012 y 2. Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras, ed. EDAF, Madrid 2012. Hoy voy a hablar solo del primero.
Este libro puede parecer un poco raro, porque se trata de una recopilación de textos evangélicos, canónicos y apócrifos –hasta los siglos III y IV– sobre los diversos aspectos de Jesús y las afirmaciones que sobre la naturaleza y la misión de este hicieron los cristianos que pertenecían a diversas “escuelas” teológicas: cómo se veía él a sí mismo y cómo lo vieron sus discípulos, sus amigos y sus enemigos.
Afirma en el Prólogo el autor que no es “un libro de texto” sino “un libro de textos” y, de hecho, apenas contiene comentario alguno, sino una buena introducción y una conclusión que estimo muy interesante. Por si alguien pensara que los textos aducidos se utilizan como fuente igualitaria para dar cuenta de esas “cien caras” del Jesús histórico sin ningún tipo de discernimiento, leemos en el Prólogo mismo:
“Aunque no se hacen diferencias tipográficas en su presentación, ello no quiere decir que se otorgue el mismo valor como fuente histórica a todos los textos presentados. No vale lo mismo para reconstruir al Jesús histórico el material contenido en los evangelios más antiguos, que coinciden con los aceptados por la Iglesia, es decir, Marcos, Mateo, Lucas y en menor grado Juan, que el fantasioso conjunto de textos que la reinterpretación de Jesús fue acumulando a partir del siglo II hasta el XI más o menos. Pero son muestras de la evolución del pensamiento cristiano sobre Jesús ”.
Como en el resto de las obras, asegura A. Piñero en las conclusiones que “es normal que haya serias divergencias entre las reconstrucciones del Jesús de la historia y las especulaciones puramente teológicas que componen el Cristo de la fe”. Este libro, pues, recoge esas divergencias. Tuve personalmente la oportunidad de preguntarle al autor sobre el libro y su respuesta fue la siguiente que procuro transcribir con exactitud:
“La idea rectora del libro al ofrecer al lector textos tan contradictorios sobre la figura y la verdadera naturaleza Jesús de Nazaret supone que la imagen de Jesús como Cristo, o mesías celestial, era tan variada entre los cristianos de los primeros siglos y, a veces, tan contradictoria, que no podía ser otra cosa que un producto de la religiosidad interior. Por tanto, si los primeros cristianos se consideraron capacitados por el Espíritu para interpretar a Jesús cada uno a su manera, no se ve por qué hoy día no podrían hacer lo mismo”.
En el fondo este libro es una suerte de ensayo de una “pedagogía de la comprensión” hacia las demás personas que tienen una idea diferente de Jesús que uno mismo, y sobre cómo no es posible disentir hasta la agresión o el desprecio hacia otros cristianos simplemente por pensar diferente de Jesús. Al mismo tiempo el libro puede ser un tanto deletéreo para las mentes que se conforman con ideas puramente tradicionales, fijas, sin matices sobre Jesús ya que muestra la irreductible variedad de las ideas cristianas sobre el personaje que difícilmente pueden reducirse a dogmas sin dejar fuera a muchos cristianos.
No se extrañe, pues, el lector si en el elenco de opiniones cristianas sobre Jesús aparecen –y voy a poner solo unos ejemplos– Jesús como Dios existe antes de los siglos / Jesús es un hombre normal, como otros. Hay encarnación verdadera / No hay encarnación verdadera. Virginidad perpetua de María, incluso después del parto de Jesús / No hubo virginidad perpetua de María, incluso después del parto de Jesús. Juan Bautista es el maestro de Dios / Juan Bautista desconoce quién es Jesús. Jesús es fiel cumplidor de la ley de Moisés / Jesús corrige a fondo la Ley y su interpretación. Jesús funda una iglesia / No funda una Iglesia…
Y así podríamos seguir. Y el libro concluye: “Es inútil hacer afirmaciones apodícticas basándose en las fuentes transmitidas --nuestro único sistema de conocimiento-- y es inútil morir o matar por una visión de Jesús que en esencia permanece fluctuante y relativa”.
Saludos cordiales de Carmen Padilla
Saludos cordiales de Carmen Padilla
– A lo largo de 2012 aparecieron otros dos libros sobre Jesús que pueden considerarse complementarios, en el sentido de que presentan su figura desde nuevas perspectivas: 1. Ciudadano Jesús. Las respuestas a todas las preguntas, ed. Atanor, Madrid 2012 y 2. Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras, ed. EDAF, Madrid 2012. Hoy voy a hablar solo del primero.
Este libro puede parecer un poco raro, porque se trata de una recopilación de textos evangélicos, canónicos y apócrifos –hasta los siglos III y IV– sobre los diversos aspectos de Jesús y las afirmaciones que sobre la naturaleza y la misión de este hicieron los cristianos que pertenecían a diversas “escuelas” teológicas: cómo se veía él a sí mismo y cómo lo vieron sus discípulos, sus amigos y sus enemigos.
Afirma en el Prólogo el autor que no es “un libro de texto” sino “un libro de textos” y, de hecho, apenas contiene comentario alguno, sino una buena introducción y una conclusión que estimo muy interesante. Por si alguien pensara que los textos aducidos se utilizan como fuente igualitaria para dar cuenta de esas “cien caras” del Jesús histórico sin ningún tipo de discernimiento, leemos en el Prólogo mismo:
“Aunque no se hacen diferencias tipográficas en su presentación, ello no quiere decir que se otorgue el mismo valor como fuente histórica a todos los textos presentados. No vale lo mismo para reconstruir al Jesús histórico el material contenido en los evangelios más antiguos, que coinciden con los aceptados por la Iglesia, es decir, Marcos, Mateo, Lucas y en menor grado Juan, que el fantasioso conjunto de textos que la reinterpretación de Jesús fue acumulando a partir del siglo II hasta el XI más o menos. Pero son muestras de la evolución del pensamiento cristiano sobre Jesús ”.
Como en el resto de las obras, asegura A. Piñero en las conclusiones que “es normal que haya serias divergencias entre las reconstrucciones del Jesús de la historia y las especulaciones puramente teológicas que componen el Cristo de la fe”. Este libro, pues, recoge esas divergencias. Tuve personalmente la oportunidad de preguntarle al autor sobre el libro y su respuesta fue la siguiente que procuro transcribir con exactitud:
“La idea rectora del libro al ofrecer al lector textos tan contradictorios sobre la figura y la verdadera naturaleza Jesús de Nazaret supone que la imagen de Jesús como Cristo, o mesías celestial, era tan variada entre los cristianos de los primeros siglos y, a veces, tan contradictoria, que no podía ser otra cosa que un producto de la religiosidad interior. Por tanto, si los primeros cristianos se consideraron capacitados por el Espíritu para interpretar a Jesús cada uno a su manera, no se ve por qué hoy día no podrían hacer lo mismo”.
En el fondo este libro es una suerte de ensayo de una “pedagogía de la comprensión” hacia las demás personas que tienen una idea diferente de Jesús que uno mismo, y sobre cómo no es posible disentir hasta la agresión o el desprecio hacia otros cristianos simplemente por pensar diferente de Jesús. Al mismo tiempo el libro puede ser un tanto deletéreo para las mentes que se conforman con ideas puramente tradicionales, fijas, sin matices sobre Jesús ya que muestra la irreductible variedad de las ideas cristianas sobre el personaje que difícilmente pueden reducirse a dogmas sin dejar fuera a muchos cristianos.
No se extrañe, pues, el lector si en el elenco de opiniones cristianas sobre Jesús aparecen –y voy a poner solo unos ejemplos– Jesús como Dios existe antes de los siglos / Jesús es un hombre normal, como otros. Hay encarnación verdadera / No hay encarnación verdadera. Virginidad perpetua de María, incluso después del parto de Jesús / No hubo virginidad perpetua de María, incluso después del parto de Jesús. Juan Bautista es el maestro de Dios / Juan Bautista desconoce quién es Jesús. Jesús es fiel cumplidor de la ley de Moisés / Jesús corrige a fondo la Ley y su interpretación. Jesús funda una iglesia / No funda una Iglesia…
Y así podríamos seguir. Y el libro concluye: “Es inútil hacer afirmaciones apodícticas basándose en las fuentes transmitidas --nuestro único sistema de conocimiento-- y es inútil morir o matar por una visión de Jesús que en esencia permanece fluctuante y relativa”.
Saludos cordiales de Carmen Padilla
Saludos cordiales de Carmen Padilla