Escribe Carmen Padilla
Para concluir el apartado del mundo en torno del Nuevo Testamento debemos citar, aunque sea brevemente, dos libros que hacen referencia al mismo período, pero escritos en un género literario distinto. Se trata de dos novelas históricas, la única incursión de Antonio Piñero en un territorio que no ha frecuentado demasiado hasta ahora.
1. La primera tuvo dos nombres. Primero se llamó “La Puerta de Damasco” y la publicó una editorial en Orense, Bellbook, que luego se supo que era más pirata que Drake (desapareció naturalmente y dejo colgados a todos los autores embaucados). Más tarde, dado el turbulento perfil de la editora desaparecida, la retomó otra casa editorial portuguesa, Esquilo, con un cambio de título. Se llamó entonces Herodes el Grande, Badajoz 2007.
Esta primera novela fue concebida como la primera entrega de una trilogía que aún no está completada. El rey Herodes el Grande, que da título definitivo al volumen, es el protagonista principal, pero por sus páginas desfilan los actores más importantes del momento: el emperador Augusto, Livia, Salomé y los hijos de Herodes, Antípatro y Arquelao , quien sería el sucesor en el trono de Israel por breve tiempo, y otros muchos personajes con diferente grado de protagonismo. En síntesis, las páginas de la novela relatan al detalle las diversas peripecias por las que pasa el agitado mundo judío y su relación con el Imperio Romano: las intrigas de la corte de un rey inteligente, cruel, amante de las artes y enamorado del mundo cultural grecorromano en general.
La trama es la propia de una corte de época helenístico-romana con personajes muy duros y de enorme impronta en su entorno. Las ambiciones personales, las envidias y traiciones, el amor, la guerra y la política de su tiempo son las dueñas de la escena en la que al final nace un niño que más tarde sería conocido como el “rabino” de Nazaret. En definitiva, se trata de un conjunto de motivos bien estructurado que se erige sobre un fondo histórico absolutamente real, a pesar de no olvidar la veta ficcional. La novela parte de una presunta carta de un judío a su amigo romano Quinto Marcio, lo que sirve al autor de causa lógica para incluir en su narración las noticias sobre el nacimiento de Jesús y concluye con la última carta de la correspondencia entre estos dos amigos. Cierra el libro un útil Glosario sobre términos técnicos y un Índice de personajes por orden alfabético.
2. Cuenta el propio A. Piñero que escribió la segunda novela enseguida, pero que la mantuvo “en un cajón” durante unos quince años. Parece ser que dudaba de su capacidad para este tipo de obras meramente narrativas (le habría gustado escribir como Robert Graves, decía) y al final recabó la colaboración de José Luis Corral, reconocido escritor del género histórico novelado para dar forma definitiva a lo que el mismo pensaba que aún era un mero borrador, aunque desarrollado. Sobre la idea y manuscrito original del propio Piñero, trabajaron codo a codo Corral y nuestro autor durante un año… y –opino– la colaboración fue un éxito, hasta el punto de que al leer la novela es imposible adivinar la parte de cada uno.
La novela salió finalmente a nombre de los dos autores José Luis Corral-Antonio Piñero, con el título El Trono Maldito. La editorial es Planeta, Barcelona 2014, y ciertamente es la continuación natural de la novela anteriormente reseñada. Asistimos en esta ocasión a la muerte del cruel rey Herodes tras ordenar la ejecución de su hijo Antípatro, en otro tiempo su hijo más querido. No es de extrañar este hecho, puesto que ya había ordenado también las muertes de sus hijos Alejandro y Aristóbulo, y la de su esposa preferida, Mariamme, de estirpe macabea. A lo largo de las páginas de la novela, se suceden las intrigas para ocupar el trono de Israel, que al fin conseguirá Arquelao, hijo de otra esposa de Herodes (tuvo nueve legales), la bella samaritana Maltace, sin eludir las maniobras de otros personajes históricos, como Herodes Antipas, Tiberio, sucesor de Augusto, y la irrupción de Juan Bautista, Jesús de Nazaret, Pilato, Caifás, Julio Agripa, Calígula, etc.
En definitiva, una extensa galería de los personajes del momento, cuyas vidas se entrelazan en las turbulentas relaciones de Israel con el Imperio, componiendo uno de los períodos más controvertidos y contradictorios de la historia de la humanidad. Relato histórico, siempre fiel a los acontecimientos, que incluye algún personaje de ficción, como Hipódamo, jefe de la policía de Judea y de Galilea o su esposa Rut. No obstante, si bien estos personajes son ficticios, no lo es el papel que desempeñan a lo largo de la obra, es decir, que su función existió realmente.
Me parece que lo más importante del relato es ver como los personajes de Juan Bautista, y sobre todo, Jesús de Nazaret se articulan perfectamente en la historia del Israel del siglo I, y cómo la predicación de ambos acerca de la pronta venida del reino de Dios sobre el suelo de Israel (un tema aparentemente solo religioso) tuvo tan impresionantes y necesarias consecuencias políticas…, de modo que la vida de los dos predicadores hubo de acabar tristemente como la de otros sediciosos –desde el punto de vista del Imperio Romano– contra el poder político dominante en Israel que no era otro que el romano.
Termina esta novela con unos útiles mapas sobre el Imperio Romano a la muerte de Augusto, el reparto de Israel a principios del siglo I y unos planos de Jerusalén y de su Templo en el mismo siglo. Una página con la Cronología de los hechos más significativos y la consabida galería de Personajes ayuda, además, a situar a cada uno en su contexto. Esta novela ha tenido una excelente acogida, siendo, en mi opinión, amena, instructiva y de fácil lectura, con todos los ingredientes para enganchar al lector, ingredientes que pueden ser perfectamente la base de una buena serie de época para la televisión.
Saludos cordiales de Carmen Padilla