Hoy escribe Antonio Piñero
Dijimos en la nota anterior que el núcleo central del argumento de Joaquim Jeremias a propósito del original uso de “abba”/ “Padre” por parte de Jesús es el siguiente: este vocablo no se emplea nunca como vocativo en el judaísmo antiguo.
Para valorar esta argumento de una manera apropiada y científica hay que ser un especialista en este tipo de lengua, a saber el arameo del siglo I y en la zona de Galilea. Además, no se sabe con toda seguridad qué tipo de arameo. No se puede determinar debido a la escasez de documentos al respecto, pues se cree que casi todos son posteriores a los años en los que vivió Jesús .
Yo no me siento, ni mucho menos, con esta competencia, pues aunque hice la licenciatura de “Filología Bíblica Trilingüe”, estudiamos en ella muy poco arameo, prácticamente sólo el bíblico (unos capítulos del libro de Daniel y un par de versículos en el profeta Jeremías, según creo recordar). Pero puede uno apoyarse en autoridades más competentes y esto es lo que vamos a hacer aquí.
Aparte del mismo J. Jeremias, tendré presentes los libros de G. Dalman, Die Worte Jesu (“Las palabras de Jesús”, Hinrichs, Leipzig, 1898, vol. I), antigualle venerable que guardo como un gran tesoro; David Flusser, Jesús en sus palabras y su tiempo, Cristiandad, Madrid 1975); dos obras de Geza Vermes, Jesús el judío, Muchnik editores, Barcelona 1994 (en esta obra hay muchos textos, y también alusiones al marco fundamental de Jesús como judío “de obras”, es decir, sanador, carismático y muy unido a Dios); La religión de Jesús el judío, de Anaya-M. Muchnik, Madrid, 1996... y ante todo el libro que nos ha servido de obra de cabecera, El Dios de Jesús, de Jacques Schlosser, Sígueme, Salamanca, 1995.
La utilización de abba, “padre”, dirigido a Dios, en arameo antiguo y en el hebreo de la Misná (comentario a la Escritura por medio de sentencias de los rabinos, compilado hacia el 200 d.C.) y en otros textos rabínicos hasta el Talmud es en verdad poco abundante. Sin embargo, ya en los llamados Apócrifos del Antiguo Testamento hay, como mínimo, quince textos que destacan este atributo. Estos texto se han transmitido en griego. Pero debajo del nominativo/vocativo patér, "padre" se presupone que se esconden ocsiones el "abba" arameo.
Entre ellos, quiero destacar algunos pasajes.
El primero es el Testamento de Job, obra compuesta entre el siglo I a.C. y el s. I después, de autor desconocido. El personaje, Job, tiene una visión en la que designa a Dios como “Padre”. Afirma que cuando él muera estará a su lado en un verdadero reino, no como el de esta tierra:
« Mi trono se halla en el reino supraterrestre, y su gloria y su esplendor están a la derecha del Padre de los cielos. Mi trono es eterno; el mundo entero pasará, y su gloria perecerá; y los que de él se preocupan le acompañarán en su ruina. Pero mi trono se halla en la tierra santa, y su gloria en el mundo inmutable… mi reino permanecerá para siempre; su gloria y su esplendor se hallan en los carros del Padre. »
2. Los Testamentos de Leví y de Judá, que pertenece a una obra compleja que se titula “Testamento de los XII Patriarcas” y que es aproximadamente de la misma fecha que el de Job, o quizá un poco anterior. En este escrito el autor hace decir a Judá, a propósito del futuro reino del mesías, lo siguiente:
« Desde el templo glorioso bajará sobre él la santificación con la voz del Padre, como la de Abrahán a Isaac. Le será concedida la gloria del Altísimo, y el espíritu de sabiduría y santidad reposará sobre él (Test. Leví 18,5-6) »
« Los cielos se abrirán sobre él (el mesías) para verter las bendiciones del espíritu del Padre santo. Él mismo derramará también el espíritu de gracia sobre vosotros. Seréis sus hijo en la verdad… el mesías es el retoño del Dios altísimo y la fuente misma de vida de todo ser humano… (Test. Judá 24,2-4) , »
Aunque hay algunos autores que sospechan que el final de este pasaje puede tener algún retoque por parte de los escribas cristianos, la mención del Padre puede pertenecer al original.
3. En el Testamento de Abrahán (siglo I d.C.) el autor llama a Dios “padre” por lo menos en 6,6 y 20,13.
4. Libro de los Jubileos (siglo II a.C. habla Dios):
“Yo seré su padre y ellos mis hijos. Y serán llamados hijos del Dios vivo, y todos los ángeles y espíritus sabrán… que esos son mis hijos…”
5. En los Salmos de Salomón (hacia el 60 a.C.); se habla del mesías y del pueblo que se convierte a Dios:
“Y él reunirá un pueblo santo… sin permitir que el mal vuelva a habitar entre ellos… pues él los conocerá y sabrá que todos son hijos de Dios…”
6. En los manuscritos de Qumrán - o del Mar Muerto, se presentan en líneas generales, muy pocos casos de utilización del vocablo "Padre". Menos en alguna rara ocasión q se halla en ciertas oraciones e himnos, lo que se percibe en estos manuscritos es un Dios bastante alejado y distante. No es extraño, pues, que la imaginería relativa a Dios como Padre está muy pobremente atestiguada. G. Vermes, en La religión de Jesús resume así el número de textos, aunque no los cita al completo. Lo haremos nosotros.
Así 4Q174 que es un Florilegio o midrás (paráfrasis explicativa) de 2 Samuel 7 (profecía de Natán a David de que su reino será eterno y que de él nacerá el mesías) entre otros textos. Dice:
« “Yahvé te anuncia que te construirá una casa. Yo alzaré tu semilla detrás de ti y estableceré el trono de tu reino por siempre. Yo seré para él (el futuro mesías rey) un padre y él será para mí un hijo. Esto se refiere al retoño de David que se alzará (como mesías guerrero) con el Intérprete de la Ley (como mesías sacerdotal; en Qumrán parecen dos mesías) que surgirá en Sión en los últimos días (antes del reino mesiánico) como está escrito: “Haré alzarse la cabaña de David que está caída”. »
Comenta Vermes: “Aparte de este texto y del Cántico del Sabio de la Cueva IV, muy fragmentario, en el que se llama dos veces a Dios “Padre nuestro” (hebreo avinu = 4Q502) y de otros pasajes que contienen la invocación ‘Mi Padre y mi Dios’ en el ‘Apócrifo de José’ (4Q372), el único ejemplo de importancia de la utilización de ‘Padre’ para con Dios aparece en un Himno de acción de gracias (1QH 9,34ss)":
« Hasta que sea viejo, Tú cuidarás de mí;
Pues mi padre no me conoció,
Y mi madre me abandonó a Ti.
Porque Tú eres mi padre (y también)
Para todos los hijos de la verdad. »
Y ya no hay más, digno de mención.
En síntesis, por tanto:
Los ejemplos de utilización de Padre para con Dios son muy pocos en una literatura tan enorme como es la judía en época de Jesús. Pero no era un uso totalmente desconocido, ni parece que los pocos textos en los que aparece este apelativo llamaran especialmente la atención o fueran especialmente citados por lo extraordinario.
Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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Noticia para los interesados:
En el otro blog que mantengo “El Blog de Antonio Piñero”, el tema de hoy es
“Los apóstole de Jesús en el Nuevo Testamento. Las listas de los apóstoles (II)”
cuyo autor hoy es Gonzalo del Cerro
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