Escribe Antonio Piñero
Foto: El apóstol Pedro según El Greco (tomado de Wikipedia Commons)
Como prometí ahí va mi primer comentario:
Los datos del Nuevo Testamento NO encajan con la hipótesis de Carrier, a saber “que el inventor del mito de Cristo y el fundador del cristianismo fue Pedro”.
Reflexiones para sustentar esta hipótesis:
1. Si se toman datos de la tradición para formar una hipótesis hay que tomarlos todos; no se pueden excluir aquellos que no encajan con la hipótesis. Los datos de los que hablamos son todos del Nuevo Testamento porque no hay otro documento para esclarecer, aunque sea hipotéticamente y leyendo entre líneas, los orígenes de la fe cristiana.
2 Sin duda alguna el Nuevo Testamento presenta a Pedro como un visionario. Pentecostés, leído al día de hoy, es un claro ejemplo de alucinación colectiva (¿?)… El relato indica que el que lleva la voz cantante es Pedro. Por tanto, el capítulo 2 de Hechos presenta a Pedro como visionario. Pero ¿cuál es el resultado de esta visión? Sintéticamente:
1. La creencia en la resurrección de una persona antes del Juicio final, Jesús de Nazaret, cuando todos deben resucitar (en opinión de la mayoría de los judíos). Pero según sabemos que el paso de “resucitar todos a resucitar uno antes” se había dado ya en el pueblo judío como testimonia Lc 9,7-8:
“Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado”. Esto mismo piensa Pablo de Tarso.
2. La idea petrina de que Jesucristo es designado “mesías y señor” tras su resurrección.
Pero esta idea NO es petrina, sino paulina:
Sintéticamente la atribución Pedro está expresada en Hechos 2,34-36:
“Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado».
Es decir, exactamente lo expresado por Pablo decenas de años antes que el autor de Hechos (a mi parecer, no “Lucas”, sino un discípulo de este, lo cual explica muchas cosas) en Romanos 1,3: “el evangelio de Dios” trata de
“Acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro”.
Insisto: ¡exactamente, pues, la idea de Pablo! Y el trasfondo de este “estar sentado a la diestra de Dios” es la idea absolutamente judía de “dos poderes en el cielo” (dos tornos en el cielo: uno grande para Dios y otro más pequeño, a su diestra para el mesías”), utilizada por Pablo para expresar como el mesías, después de su muerte y tras la exaltación al cielo / resurrección por obra de Dios recibe el encargo a) de instaurar el reino de Dios en la tierra, y b) de ser “señor”, es decir, entre otras cosas participar como juez junto a Dios en el juicio final (Hch 10,42: Jesucristo juez de vivos y muertos).
3. El otro caso en el que Hechos presenta a Pedro como visionario es el capítulo 10:
Gracias a una visión celestial, que se repite dos veces, Pedro entra en casa de un gentil, afirma que en sí todos los alimentos son puros, y sobre todo que Dios le ha enviado para predicar la buena nueva de Jesús a un gentil y convertirlo. Hechos, pues, presenta a Pedro como el “inventor” de la misión a los gentiles antes que Pablo. Pero la idea es la misma.
“De éste todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados”: Hechos 10,43
“Todos”, también los gentiles. Pero para salvarse es necesario “creer” en Jesucristo.
Así que, según Hechos, Pedro muestra una teología totalmente paulina, ya bien asentada cuando se compone Hechos, entrado el siglo II. Que Pedro muestre una teología paulina es un proceso de igualación entre Pedro y Pablo, proceso comenzado por el autor de Hechos, un “irenista” que quiere mostrar que los dos personajes no eran adversarios teológicos, sino que estaban profundamente unidos. La iglesia es una y está totalmente unida. Su unión se muestra en el pensamiento común de las dos figuras importantes, Pedro y Pablo.
4. La admiración por Pablo se muestra en el Nuevo Testamento paladinamente en 2 Pedro (cuyo autor es de mentalidad paulina como el de 1 Pedro) cuando afirma que su “hermano” Pablo es un excelente teólogo, pero tiene algunos pasajes en sus cartas que “no son fáciles de entender” (2 Pedro 3,15-16):
“La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada. Lo escribe también en todas las cartas cuando habla en ellas de esto. Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente - como también las demás Escrituras - para su propia perdición”.
La conclusión provisional de lo que estoy argumentando es la siguiente:
Es más que posible que el autor de Hechos presente a Pedro como un visionario como una igualación de la figura de Pedro con la figura Pablo, especialmente conocido por sus visiones. ¡Pedro recibe también mensajes celestiales acerca del significado profundo de la muerte y resurrección de Jesús igual que Pablo! ¡Pedro no es menos que Pablo! Es cosa sabida en la investigación del Nuevo Testamento acepta que el pensamiento del autor de Hechos es igualitario: quiere presentar a una Iglesia totalmente unida, sin fisura alguna.
5. Un paso más: teniendo en cuenta que el Nuevo Testamento que tenemos es totalmente paulino no puede decirse que este corpus de escritos sea el testimonio DEL cristianismo sino de Un cristianismo, el vencedor, el paulino.
(A modo de paréntesis: prueba sintética de que el Nuevo Testamento es paulino: 4 evangelios, cuyos autores son paulinos porque interpretan la muerte y resurrección de Jesús al modo de Pablo; 14 cartas atribuidas a Pablo por 7 al esto de los apóstoles + Santiago = la tradición paulina es más del doble que el de todos los apóstoles juntos; téngase en cuenta, además, que 1 2 Pedro son paulinas; que la Epístola de Judas pinta a los “herejes” siguiendo el modelo paulino de los peligroso “pneumáticos” de 1 Corintios; y que el Apocalipsis da un paso más en la divinización de Jesús, un camino iniciado por la teología paulina aunque consumado solo por su discípulos)
6. Por tanto, cuando Carrier habla de que todos los cristianos creían que Jesucristo era exactamente el reverso del mito de Satanás (este inductor del pecado y de la muerte; Jesucristo vencedor de Satanás que trae la resurrección y la purificación del pecado), hay que confesar que el posible creador de esta visión teológica sintética de la verdadera figura y misión de Jesús (que solo puede contemplarse tras la resurrección) NO es Pedro, sin Pablo en todo caso.
Con lo cual me parece que se pueden sustentar dos propuestas distintas a las de Carrier sobre el inicio de la teología judeocristiana, que más tarde será simplemente cristiana:
A. El creador del “mito” sobre Jesucristo fue Pablo, por eso en todo caso el fundador del cristianismo fue Pablo y no Pedro (esto lo digo a modo de argumento, porque esta afirmación necesita de ulterior matización).
B. El Nuevo Testamento no es el testimonio del cristianismo sino de un cristianismo, el vencedor, el paulino.
De acuerdo con esto sostengo que NO es en absoluto firme que la tradición recogida por el Nuevo Testamento acerca de la interpretación de la resurrección de Jesús y sus consecuencias comenzara por Pedro. Esto solo es válido para Pablo.
7. Y una reflexión más en cuanto al origen de la idea de la resurrección:
El Nuevo Testamento indica con bastante claridad que la idea de que Jesús resucitó tampoco procede de Pedro, sino probablemente del círculo de mujeres seguidoras de Jesús.
Marcos, Lucas en parte (la primera aparición pudo ser a los peregrinos de Emaús, no a pedro: Lc 24), Mateo y Juan apuntan que en el origen de la tradición están las mujeres, en concreto a las mujeres antes de avisar a los apóstoles (Mateo 28,9: “En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y lo adoraron”), María Magdalena en Juan 20.
Esta tradición es difícil que sea inventada por la sencilla razón que las mujeres como testigos no tenían prácticamente validez tanto en el mundo judío como en el grecorromano. Hay incluso quien postula que Pablo escoge la tradición de Pedro porque, preocupado por vender su “mercancía” de Jesús como muerto y resucitado al mundo pagano del Mediterráneo oriental no podía apoyar su testimonio en mujeres, sino en varones. El criterio de dificultad funciona aquí.
Hay además otra tradición –entre los judeocristianos principalmente– que hacía de Santiago el recipiendario de la primera aparición de Jesús resucitado… no Pedro. Así que había muchos cristianismos y no se puede decir solo “los cristianos” sin matizar, como hace Carrier, y menos “todos los cristianos”.
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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