Escribe Antonio Piñero
¿De dónde puede proceder esta idea tan propia del cristianismo? Ciertamente, no del ámbito judío en la época de Jesús. El judaísmo en el siglo I defendía en todo momento el nacimiento normal, carnal, del Mesías y en general que la figura humana del Mesías sería la de un monarca político guerrero que defendiera la independencia de la tierra de Dios, Israel, del poder de cualquier potencia extranjera. Es esta una idea tan común que casi no hace falta insistir en ella. En los Salmos de Salomón, apócrifos, en torno al 60-50 a.C.; y en el diálogo de Justino Mártir con el Judío Trifón (Diálogo 49. 68) se ve con toda claridad.
Los posibles milagros judíos que podían atribuirse al nacimiento de algún personaje relevante en Israel, incluido el del Mesías, son siempre del mismo estilo: el nacimiento normal de un varón pero una mujer estéril, la cual milagrosamente concibe –de modo normal– de su marido. Este es el caso de Isaac, de Sansón, de Samuel… y de Juan Bautista. No se conoce, pues, en la biblia el nacimiento virginal de Mesías.
Tampoco es posible rastrearlo en el sustrato cananeo de la religión de Israel, un sustrato que hubiera retenido algunas ideas de este estilo. La Historia de las religiones ha aducido como posible paralelo el de la diosa de los cielos, Istar, de la que se decía que había concebido a alguno de sus hijos por intervención de otro dios, sin la cooperación de su marido… Pero en sí la concepción se debía a una cópula carnal. Además, Istar es Astarté, la cónyuge de Yahvé (Papiros judíos de Elefantina del s. V a.C., que presentan un judaísmo muy arcaico en el que Yahvé aparece con su pareja) y era t la diosa del amor sensual, pues el pueblo cananeo veía que los paganos la adoraban igual, solo que con nombre diferente, Afrodita / Venus.
SE podrían buscar paralelos posibles en la religión egipcia antigua o en las religiones sumeria o acádico-babilónica. pero a priori parece bastante raro que estos ámbitos puedan haber influido en los evangelistas que están pensando en griego al menos como lengua comaterna. Por tanto, si no se encuentra un paralelo seguro en el ámbito semítico cercano a Israel, habría que buscar en el ámbito grecorromano que es donde nacen los Evangelios, los cuales –como sabemos– se componen directamente en lengua griega.
Y en este terreno sí encontramos al menos casos muy parecidos. Me parece que el más claro es el nacimiento de Perseo, nacido de la Virgen Dánae y de Zeus transformado en lluvia de oro. Atis, un dios de los cultos de misterios, hijo de Nana, que al comer una granada queda encinta. Y luego encontramos los casos de “héroes” o personajes muy célebres cuyo nacimiento es hasta cierto punto virginal como los consabidos Pitágoras, Platón Alejandro Magno, Augusto y su madre Octavia. Además, la religiosidad mediterránea dice con claridad que los dioses tienen hijos entre los hombres.
¿Nació esa concepción – de todos modos en suelo griego– pero de la interpretación de un texto judío en concreto Isaías 7,14?
Seguimos mañana, y concluimos, con la discusión de este pasaje muy conocido, pero sobre el que hay opiniones diversas.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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