Notas

Conclusión de Juana Torres sobre la corrupción eclesiástica en la Hispania del Siglo V (559) (IX)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 18 de Enero 2015 a las 07:54

Escribe Antonio Piñero


Hoy ofrezco esta conclusión y comenzaré a reproducir (haré algunos cortes) en síntesis, pero sin comentarios por mi parte el trabajo de Pedro CASTILLO MALDONADO sobre “Luchas orgánicas y corrupción en las iglesias visigóticas de Hispania”


“Un análisis conjunto de los testimonios de corrupción eclesiástica en la Hispania del siglo V nos pone de manifiesto que ante la corrupción y las irregularidades la respuesta de muchos eclesiásticos fue la denuncia de los hechos, con el objetivo de que quienes habían aunque las fuentes destaquen la corrupción y la inmoralidad de los eclesiásticos, hay que tener en cuenta que esto no sería lo usual en la Iglesia hispana. Estos casos se denunciaron precisamente por su anormalidad pero no cabe duda de que fueron muchos los que destacaron por su santidad y por el cumplimiento y la obediencia de las normas y de la disciplina.


De ello también encontramos ejemplos en las fuentes del siglo V hispano. Es el caso de los obispos Hidacio4, Vincomalos y Tomás, que accedieron al episcopado a una edad madura y del diácono-monje Januario, que castigó a otro diácono de su comunidad por haber pecado con una virgen consagrada. Como podemos observar, la corrupción y la indisciplina fueron causadas en su mayor parte por la ambición de conseguir más poder y prestigio, por envidias y por miedos, y para ello muchas personas no escatimaron esfuerzos.

Estos factores, así como otras características de la corrupción analizadas en este trabajo, son algo atemporal, que se repite a lo largo de toda la historia de la humanidad en diferentes ámbitos y estratos sociales. El siglo V hispano no es en este aspecto sino un ejemplo más de algo que es consustancial al ser humano, a la sociedad y al contexto histórico en el que vive”.

Corrupción y luchas orgánicas en las iglesias visigóticas


“La corrupción nunca estuvo ausente en las iglesias hispanas, al menos desde que sabemos de ellas a mediados del siglo III, y sin duda los disturbios introducidos por la irrupción de los pueblos germánicos en el siglo V supusieron una auténtica ruina en lo moral y disciplinar. Tal es la herencia que recibirán las iglesias visigóticas. El propio Isidoro de Sevilla, máximo ideólogo del Reino y cumbre de su más emblemática institución, la Iglesia, sintió la necesidad de escribir el tratado De ecclesiasticis officiis, dedicando el segundo de sus libros a la jerarquía y a sus ministros con el fin de regular la vida eclesiástica.

En el aspecto de la moral, debe hacerse referencia notoria a la conducta sexual de los eclesiásticos. Afectó, por ejemplo, al obispo Potamio de Braga, con el reconocimiento propio según uno de los apéndices a lo tratado en el concilio X de Toledo (año 656): Decretum pro Potamio episcopo. Especial fue el caso de los monjes, pues el demonio del sexo siempre fue una constante en la vida cenobítica, desde sus orígenes egipcios6. Las reglas monásticas visigóticas son plenamente conscientes, adoptando cautelas a una cohabitación demasiado estrecha (por ejemplo, Isidoro, Reg., XIII y XVII).

Pero, contra lo que pudiera pensarse, no siempre se trataba de un problema de amor homoerótico. En las cercanías de Mérida, Tarra (un monje o acaso un simple religioso) fue acusado de mantener relaciones con una prostituta por los monjes de Cauliana, lo que le costaría ser expulsado del monasterio y confinado por su obispo. Cuando Tarra pidiera la clemencia y protección del rey Recaredo su situación debía de ser desesperada, pues no contaba con testigo exculpatorio a excepción del Espíritu Santo.

Seguiremos

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


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Una nota sobre "El Trono Maldito"

Me acaba de enviar un amigo, Oscar Franco, esta "lista de ventas" que ha publicado la revista "Aventura de la historia" hecha por una empresa indexadora a base de consultas a librerías importantes.

En España, el género "novela" (no solo "novela histórica") es el que más se vende, mucho más que "ensayo" o cualquier otro género. En este género ocupa la novela histórica el último y oprobioso lugar. Según los críticos --a veces injustamente en cuanto supone implícitamente la negación de parte de su valor literario = "Demasiada historia para ser novela y demasiada novela para ser historia"-- este tipo de novela cuya trama es proporcionada por la historia es un género híbrido condenado a la gehenna de la creación literaria. Pero tiene, por suerte muchos seguidores que siguen la máxima de Horacio (creo) de mezclar "lo útil con lo dulce"

"El Trono maldito" no va nada mal, en un noveno puesto de los llamados "Top Ten".
La novela histórica tiene un público muy fiel, y parte de la "propaganda se hace sola de "boca a oreja", por eso tarda más en despegar, ya que normalmente no hay publicidad en los periódicos, sin en la prensa hablada, de radio sobre todo.

Domingo, 18 de Enero 2015
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