Hoy escribe Antonio Piñero
Concluimos la comparación sinóptica y seguimos con otras fuentes. Comenzaremos en VI. con el Evangelio de Juan.
V. Comparación de Lc 23, 39-43 con Marcos y Mateo
Lucas:
39 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo: ¿No eres tú el mesías? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros contigo! 40 Y el otro le respondió reprendiéndolo con estas palabras: ¿No temes ni a Dios? Porque estás sometido a la misma condena. 41 Porque nosotros recibimos con razón un castigo que corresponde a lo que cometimos; pero éste nada malo hizo. 42 Luego decía: Jesús, acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino. 43 Jesús le dijo: En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Marcos 15,32b:
“Y los que estaban crucificados con él le injuriaban”.
Mateo 27,44:
“En la misma forma le injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con El”
Mientras que Marcos y Mateo se contentan con señalar a los dos bandoleros crucificados al mismo tiempo que Jesús y con indicar su común hostilidad (Mc 15, 32b // Mt 27, 44), Lucas transmite un episodio que contrasta dos actitudes opuestas y hace que los tres protagonistas dialoguen (vv. 39-43).
Las diferencias de fondo (no hay buen ladrón en Marcos y Mateo; tampoco hay diálogo entre los crucificados) y de forma (el mismo nombre de “bandolero” es diferente en Lucas y en los otros dos evangelistas) son tales, que la inmensa mayoría de los partidarios de la dependencia lucana respecto a Marcos se ven obligados a admitir aquí el recurso a otra fuente. Por tanto hay razones para suponer que Lucas cita y adapta aquí (23, 39-43) su Material propio.
VI Lc 23,26-43 con el Evangelio de Juan
Es interesante comparar Lc 23, 26-43 con otras narraciones de la Pasión distintas a las de Marcos y Mateo. Comenzamos por el Cuarto Evangelio:
Juan, por ejemplo, ignora al personaje Simón de Cirene e insiste en el hecho de que Jesús mismo lleva su cruz (Jn 19, 17). El autor del evangelio de Juan tiene otra preocupación: por su afán antidoceta (es decir, por su deseo de luchar contra los herejes que afirman que el cuerpo de Jesús no era verdadero, sino pura apariencia = los docetas) insiste en la realidad del sufrimiento y no soporta que otra persona diferente a Jesús lleve la cruz (Jn 19, 17). Este es el motivo de la desaparición de Simón de Cirene en su evangelio.
Juan no vacila en proporcionar al lector el nombre hebreo del lugar, Gólgota, y en señalar la presencia de otros condenados a un lado y otro de Jesús (Jn 19, 17-18). Menciona también la inscripción, y a este propósito presenta un episodio particular (Jn 19, 19-22). También desarrolla la anécdota del reparto de las vestiduras (Jn 19, 23-24). Es el único que sitúa en ese momento a la madre de Jesús y al discípulo amado al pie de la cruz (Jn 19, 25-27). Crea luego otro episodio a partir de la tradición sobre el vinagre (Jn 19, 28-30a). Después de una última palabra de Jesús, hace morir a éste inclinando la cabeza (Jn 19, 30b).
Como se ve, el cuarto evangelista sabe de diversos motivos tradicionales, conocidos también por Marcos y el Material propio lucano, y los desarrolla en forma narrativa y dialogal no sin integrar en ellos ciertos elementos de su teología. No se puede afirmar que hubiera aquí, en este pasaje, unas afinidades particulares entre las versiones lucana y johánica de los acontecimientos.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
Concluimos la comparación sinóptica y seguimos con otras fuentes. Comenzaremos en VI. con el Evangelio de Juan.
V. Comparación de Lc 23, 39-43 con Marcos y Mateo
Lucas:
39 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo: ¿No eres tú el mesías? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros contigo! 40 Y el otro le respondió reprendiéndolo con estas palabras: ¿No temes ni a Dios? Porque estás sometido a la misma condena. 41 Porque nosotros recibimos con razón un castigo que corresponde a lo que cometimos; pero éste nada malo hizo. 42 Luego decía: Jesús, acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino. 43 Jesús le dijo: En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Marcos 15,32b:
“Y los que estaban crucificados con él le injuriaban”.
Mateo 27,44:
“En la misma forma le injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con El”
Mientras que Marcos y Mateo se contentan con señalar a los dos bandoleros crucificados al mismo tiempo que Jesús y con indicar su común hostilidad (Mc 15, 32b // Mt 27, 44), Lucas transmite un episodio que contrasta dos actitudes opuestas y hace que los tres protagonistas dialoguen (vv. 39-43).
Las diferencias de fondo (no hay buen ladrón en Marcos y Mateo; tampoco hay diálogo entre los crucificados) y de forma (el mismo nombre de “bandolero” es diferente en Lucas y en los otros dos evangelistas) son tales, que la inmensa mayoría de los partidarios de la dependencia lucana respecto a Marcos se ven obligados a admitir aquí el recurso a otra fuente. Por tanto hay razones para suponer que Lucas cita y adapta aquí (23, 39-43) su Material propio.
VI Lc 23,26-43 con el Evangelio de Juan
Es interesante comparar Lc 23, 26-43 con otras narraciones de la Pasión distintas a las de Marcos y Mateo. Comenzamos por el Cuarto Evangelio:
Juan, por ejemplo, ignora al personaje Simón de Cirene e insiste en el hecho de que Jesús mismo lleva su cruz (Jn 19, 17). El autor del evangelio de Juan tiene otra preocupación: por su afán antidoceta (es decir, por su deseo de luchar contra los herejes que afirman que el cuerpo de Jesús no era verdadero, sino pura apariencia = los docetas) insiste en la realidad del sufrimiento y no soporta que otra persona diferente a Jesús lleve la cruz (Jn 19, 17). Este es el motivo de la desaparición de Simón de Cirene en su evangelio.
Juan no vacila en proporcionar al lector el nombre hebreo del lugar, Gólgota, y en señalar la presencia de otros condenados a un lado y otro de Jesús (Jn 19, 17-18). Menciona también la inscripción, y a este propósito presenta un episodio particular (Jn 19, 19-22). También desarrolla la anécdota del reparto de las vestiduras (Jn 19, 23-24). Es el único que sitúa en ese momento a la madre de Jesús y al discípulo amado al pie de la cruz (Jn 19, 25-27). Crea luego otro episodio a partir de la tradición sobre el vinagre (Jn 19, 28-30a). Después de una última palabra de Jesús, hace morir a éste inclinando la cabeza (Jn 19, 30b).
Como se ve, el cuarto evangelista sabe de diversos motivos tradicionales, conocidos también por Marcos y el Material propio lucano, y los desarrolla en forma narrativa y dialogal no sin integrar en ellos ciertos elementos de su teología. No se puede afirmar que hubiera aquí, en este pasaje, unas afinidades particulares entre las versiones lucana y johánica de los acontecimientos.
Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com