Notas

“Ciudadano Jesús”. Respuestas a todas las preguntas (425-01)

Redactado por Antonio Piñero el Viernes, 27 de Abril 2012 a las 07:00


Hoy escribe Antonio Piñero


Una vez más tengo que anunciarles que he sacado un libro nuevo, cuyo título es el de esta postal. No era mi intención que casi coincidieran a la venta este libro y el anterior…, pero ¡habent sua fata libelli! (“los librillos tienen su destino”) aunque en este caso el destino se llame editorial o imprenta. Y como el libro es mío no voy a hacer valoración alguna sino que ofreceré la ficha, la introducción, el índice y la conclusión.

Antonio PIÑERO, Ciudadano Jesús. Respuestas a todas las preguntas. Madrid, Editorial “Atanor”, 2012, 343 pp. Con ilustraciones. ISBN: 978-84-939253-9-0. Precio 15 euros.

Espero que hayan observado que, en contra de mi costumbre, no he puesto foto alguna de la cubierta acompañando esta postal. Y es que, a la verdad, como saben los editores, no me acaba de convencer, ni mucho menos, lo que han elegido. Y la razón: porque se ha elegido una foto de una imagen muy moderna de Jesús, llena de colorines, que no va –en mi opinión- con el estilo del libro.

Que me disculpen mis amigos los editores, pero creo que ofrece la impresión de que este libro es uno más de los llamados “esotéricos” que ofrecen una imagen de Jesús absolutamente arbitraria y acientífica. La impresión sería engañosa porque se trata de responder, como dirá la introducción de un modo claro, sencillo y directo a las preguntas más o menos comunes sobre Jesús según lo que creo es la respuesta media de la investigación independiente.

Tampoco el título “Ciudadano Jesús” es totalmente de mi agrado, y hago una observación sobre él al final de la Introducción. Ocurre que cuando me enteré de cómo era la foto de la cubierta y del título, estaban ya impresos en los folletos de la Sociedad distribuidora (“Logintegral”) tanto la fecha de la aparición en público del libro como esa imagen y el título…

Y sin más preámbulos, he aquí la Introducción de “Ciudadano Jesús”:

“¿Fue Jesús un enigma? Muchos opinan que sí. Pero creo que es esta una pregunta a la que sólo se podrá responder convenientemente al final de este libro. Personalmente pienso que Jesús no fue en verdad un enigma, sino que otros, los evangelistas, lo presentaron como tal, quizás sin querer. A no ser que se piense que Jesús fue un “enigma” como todos los hombres grandes. Y Jesús lo fue, y tuvo, como los demás grandes, múltiples facetas. Veremos, sin embargo, que el enigma es resoluble.

El libro presente ofrece el fruto de las respuestas a preguntas en torno a este tema que me han sido formuladas en clases, cursos, seminarios y conferencias a lo largo de muchos años de docencia universitaria y de extensión de esa docencia en actos y textos de divulgación, como programas de TV, radio, entrevistas y respuestas a “postales” en blogs de Internet, en donde se exponen comentarios, réplicas y preguntas. Nace por tanto de mi experiencia y de muchos años de estudio.

A propósito de esas preguntas reales, yo mismo me he visto llevado a formularme otras, como si tuviera alguien enfrente dialogando conmigo al igual que en el ejercicio escolar de la Antigüedad denominado “diatriba”: dialogar con un personaje de ficción, o la técnica denominada “erotemática”, es decir, “aprendizaje por medio de preguntas (y respuestas)”. Pero no son preguntas puramente imaginativas sino que pueden o podrían representar interrogantes reales de alguien que podría proponérmelas en la vida real.

Pero debo advertir que no todas las preguntas tienen respuestas seguras. En la historia antigua hay muchos enigmas y la vida de Jesús no se escapa, ni mucho menos, a este destino. Pero he intentado que se vea bien claro qué respuestas son prácticamente seguras y qué hipótesis razonables. La mayoría de las respuestas van unidas a expresiones como “en mi opinión”, “es posible”, “probablemente”, “el sentir medio de la investigación o de los estudiosos”, porque realmente es así: respecto a Jesús hay muchas preguntas y pocas respuestas absolutamente seguras. El primer deber de un historiador es ser modesto y reconocer que si toda reconstrucción histórica del pasado es difícil, mucho más cuando el personaje, cuya figura se intenta reconstruir, vivió hace unos dos mil años.

Además, Jesús no dejó nada escrito; sus “biografías” comenzaron a componerse muchos años tras de su muerte; quizás la primera, la de Marcos, unos cuarenta años después. Sabemos que todo personaje grande ya fallecido sufre un proceso de idealización y engrandecimiento evidente, y que la tradición oral sufre muchos avatares y distorsiones.

Por si fuera poco, la inmensa mayoría de las fuentes sobre el personaje Jesús son claramente partidarias: a favor, la mayoría; unas pocas, y en el siglo II, claramente en contra. ¿Cómo encontrar la verdad entre tanto partidismo a favor o en contra? Por otro lado, lo que se diga sobre Jesús no cae en saco roto, porque para muchos seres humanos Jesús es el hombre más grande de entre los que han existido jamás y el de mayor influencia. Su vida, sus palabras y acciones son el fundamento de una religión con cerca de dos mil millones de seguidores y la base, al menos lejana, de diversas instituciones cuyo poderío fáctico, social, económico y religioso es muy fuerte.

A pesar de tantas dificultades para la reconstrucción del personaje histórico, no pertenezco, ni mucho menos, a la legión de los muy pesimistas o muy escépticos que defienden que el personaje nunca existió…, o que conocerlo es imposible. Pienso que, aparte de su existencia real –veremos los argumentos--, la crítica histórica tiene, hoy día, notables instrumentos para delinear al menos, y sin temor a equivocarse mucho, cómo fueron las líneas maestras del personaje Jesús. Además, la crítica histórica lleva desde 1768, dando vueltas y vueltas al tema “Jesús”, y a lo largo de este tiempo han sido muchos los hombres de talento excepcional que se han ocupado de este tema. Modestamente me quiero situar en la línea de esta larga investigación e intentar ofrecer al lector el punto medio que suele darse en ella y que goza de un notable consenso.

No se trata aquí de defender una fe, ligada a una imagen de Jesús, o de atacarla. Ni mucho menos… ¡Ni siquiera se pasa tal pensamiento por mi cabeza! Quienes me conocen de antaño saben que es profundamente verdad y que lucho por la independencia, ciertamente, pero ante todo por la imparcialidad. Se trata de acercarse a la figura y misión de Jesús, con los menores prejuicios posibles, y de que ese acercamiento a su persona y a su pensamiento sea maduro, honesto y de acuerdo con la ciencia histórica.

Una nota sobre el título de este libro: el vocablo “ciudadano” no quiere decir, conforme a la etimología, que Jesús fuera un “habitante de una ciudad”. Jesús no lo fue ni nunca deseó serlo. Es más, siempre evitó predicar en las ciudades importantes de su país y de su tiempo. “Ciudadano” pretende sólo recalcar aquí el aspecto de Jesús como mero hombre que es el objeto de la historia”.

En los próximos días ofreceré la lista de las preguntas a las que respondo en el libro.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Viernes, 27 de Abril 2012
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