Notas

Características del reino de Dios (III) (192-18)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 21 de Agosto 2011 a las 07:12

Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las líneas maestras, esenciales, de la reconstrucción de la figura del Jesús según Gonzalo Puente Ojea (abordamos el Apartado C: “La ética del reino de Dios”). Hacemos un resumen, no un desarrollo.



C. El reino de Dios exige una ética radical tanto general como particular.

- La ética general es la común israelita y se resume en el Decálogo. Uno de los textos básicos es Marcos 10,17-20:

“17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» 0 El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud»”

Por tanto la ética de Jesús no niega, sino que se basa los principios generales de la moral normativa y común israelita.

- Pero añade preceptos que sólo sirven para los momentos especiales inmediatamente anteriores a la venida del Reino. Es, por tanto una ética interina y radical, cuyos principales mandatos abarcan los siguientes ámbitos:

a) Las tareas en pro de la venida del Reino tienen preferencia sobre el trabajo: Dios proveerá como hace con los pajarillos y las flores del campo (Lc 12,22-23: “22 Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:23 porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido;”). Esto significa claramente un desprecio del trabajo, o al menos un puesto muy secundario para él en los momentos inmediatos a la venida del Reino, que son los que vivía Jesús;

b) Se exige la renuncia a todos los bienes que se posean. Hay que vender todas las posesiones y repartir lo obtenido entre los pobres (Lc 14,33: “Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.”).

Ello implicaría de facto una comunidad de bienes consuntivos de la nueva familia espiritual mesiánica (como en Hch 2,44: “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común”). Aquí y en la condición anterior los primeros seguidores de Jesús, los de la comunidad judeocristiana de Jerusalén, son totalmente consecuentes con el Maestro

c) Se exige también el desapego y postergación de la familia natural en pro de la espiritual, mesiánica = Mc 3,31-35:

“:31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. 32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» 33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. 35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»”

d) Igualmente, el rechazo del grupo mesiánico de toda justicia civil (Mt 5,38-42: “38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto;41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.”).

Y en el mismo Sermón de la Montaña: antes que ir al juez hay que arreglar las contiendas amistosamente, entre hermanos (Mt 5,20-26)

Es evidente que esta ética no está pensada para una sociedad civil normal y duradera, sino sólo como preparatoria para la recepción del gran evento: la llegada del Reino de Dios. Sus normas son, pues, incumplibles en una sociedad cualquiera. Jesús no daba estas normas para que se interpretaran metafóricamente, sino de un modo real y concreto.


¿Cómo esperaba Jesús que viniera este Reino?

Es posible que hacia la mitad de su ministerio público (cuando envió a sus discípulos a predicar la inminente venida del Reino a las ciudades y villa a las que él mismo –pensaba- quizás no tuviera tiempo de acceder: Mateo 10: envío de los Doce; Lc 10: de los Setenta y dos), Jesús contemplara una venida súbita del Reino b[en todo Israel sin acción humana alguna: esto acaecería antes de que retornaran los enviados]b, incluso a pesar de la oposición o persecuciones de algunos contra sus agentes.

Más tarde, al ver que ninguna de las dos cosas tuvieron lugar, Jesús debió de cambiar su mente. El reino de Dios vendría también de inmediato, por obra divina, pero en Jerusalén, según la profecía de Zacarías:

- Zacarías 9,9-10 “ ¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.:10 El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra.”;

Esta paz sólo viene después de que Israel haya conseguido por medio de la ayuda de Dios el poderío real, militar y civil de todas las naciones del mundo.

Las que se resistan serán aniquilados (Isaías y Salmos de Salomón); otros (pocos) se convertirán; la mayoría de las naciones observarán un respeto a distancia por Israel por miedo al Dios de los judíos al que no se convertirán.

- Zacarías 14,3-9:

“3 Saldrá entonces Yahvé y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla.
4 Se plantarán sus pies aquel día en el monte de los Olivos que está enfrente de Jerusalén, al oriente, y el monte de los Olivos se hendirá por el medio de oriente a occidente haciéndose un enorme valle: la mitad del monte se retirará al norte y la otra mitad al sur. 5 Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol; huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá Yahvé mi Dios y todos los santos con él.6 Aquel día no habrá ya luz, sino frío y hielo. 7 Un día único será - conocido sólo de Yahvé -: no habrá día y luego noche, sino que a la hora de la tarde habrá luz. 8 Sucederá aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, mitad hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: las habrá tanto en verano como en invierno.9 Y será Yahvé rey sobre toda la tierra: ¡el día aquel será único Yahvé y único su nombre!”


También pensaría Jesús que era entonces necesaria una cierta cooperación humana. Consistiría en

- Su entrada mesiánica en la capital y

- La purificación del Templo.


Concluiremos en seguida, la semana que viene, con este resumen esquemático del pensamiento de GPO.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 21 de Agosto 2011
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