Hoy escribe Antonio Piñero
Continuamos con nuestro breve análisis de “iniciación a la lectura” de la Primera Epístola a los Tesalonicenses de Pablo de Tarso
Comentamos 1 Tesalonicenses 2,14-16. He aquí el texto:
14 Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las Iglesias de Dios que están en Judea, en Cristo Jesús, pues también vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos;
15 éstos son los que dieron muerte al Señor y a los profetas y los que nos han perseguido a nosotros; no agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres,
16 impidiéndonos predicar a los gentiles para que se salven; así van colmando constantemente la medida de sus pecados; pero la Cólera irrumpe sobre ellos con vehemencia.
Algunos comentaristas sostienen que estos versículos (abreviatura v v.) no son paulinos –son entonces una glosa de un escriba posterior-
• por su feroz ataque a los judíos, impropio de Pablo que tiene a orgullo ser judío. Contrástese con Flp 3,4-5:
4 yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree poder confiar en la carne, más yo.
5 Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo;
• y porque el final del v. 16 dice que vino sobre ellos la ira- cólera de Dios hasta el extremo, es decir, quedaron condenados. Esta idea supone una contradicción con Rom 11,25-26:
25 Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles,
26 y así, todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades.
Sin embargo, todos los manuscritos de la Epístola presentan este pasaje, lo que supone que –de ser una interpolación, o glosa- ha de ser muy antigua, y por tanto más dudosa,
y Pablo habla también en otros lugares de la “ira de Dios contra Israel” (Rom 2,5; 3,5-6, etc.).
Por tanto, tras estas frases hay que entender el dolor de Pablo por el frente polémico que los judíos en general y algunos judeocristianos (de Jerusalén) forman contra él: se sienten irritados porque Pablo predica una salvación exactamente igual para los gentiles que para los judíos. Y una salvación que implica hacer tambalear algunos fundamentos básicos del judaísmo: a) la validez de la ley de Moisés como medio de salvación, y b) el Templo no es el lugar exclusivo del encuentro con Dios.
Nótese, sin embargo, por otra parte las terribles frases de Pblos: loa judíos “dieron muerte al Señor y a los profetas y los que nos han perseguido a nosotros; no agradan a Dios y son enemigos de todos los hombres” que, junto con el grito del pueblo judío antes de la crucifixión, del Evangelio de Mateo (27,25) “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”, fue y es un combustible tremendo del antijudaísmo cristiano.
2,17-3,13:
2, 17 Mas nosotros, hermanos, separados de vosotros por breve tiempo - físicamente, mas no con el corazón - ansiábamos con ardiente deseo ver vuestro rostro.
18 Por eso quisimos ir a vosotros - yo mismo, Pablo, lo intenté una y otra vez - pero Satanás nos lo impidió.
19 Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su Venida, sino vosotros?
20 Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
3,1 Por lo cual, no pudiendo soportar más, decidimos quedarnos solos en Atenas
2 y os enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el Evangelio de Cristo, para afianzaros y daros ánimos en vuestra fe,
3 para que nadie vacile en esas tribulaciones. Bien sabéis que este es nuestro destino:
4 ya cuando estábamos con vosotros os predecíamos que íbamos a sufrir tribulaciones, y es lo que ha sucedido, como sabéis.
5 Por lo cual también yo, no pudiendo soportar ya más, le envié para tener noticias de vuestra fe, no fuera que el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo quedara reducido a nada.
6 Nos acaba de llegar de ahí Timoteo y nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y vuestra caridad; y dice que conserváis siempre buen recuerdo de nosotros y que deseáis vernos, así como nosotros a vosotros.
7 Así pues, hermanos, hemos recibido de vosotros un gran consuelo, motivado por vuestra fe, en medio de todas nuestras congojas y tribulaciones.
8 Ahora sí que vivimos, pues permanecéis firmes en el Señor.
9 Y ¿cómo podremos agradecer a Dios por vosotros, por todo el gozo que, por causa vuestra, experimentamos ante nuestro Dios?
10 Noche y día le pedimos insistentemente poder ver vuestro rostro y completar lo que falta a vuestra fe.
11 Que Dios mismo, nuestro Padre y nuestro Señor Jesús orienten nuestros pasos hacia vosotros.
12 En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros,
13 para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos.
En este largo pasaje Pablo muestra su afecto por los cristianos de Tesalónica:
· Impedido por las circunstancias, el Apóstol no puede volver a la ciudad, pero se consuela con las noticias de su colaborador Timoteo, quien le asegura que a pesar de las aflicciones los tesalonicenses viven firmes en su nueva fe.
· Las buenas nuevas aumentan el deseo de volver a verlos (3,10-11).
· 2,18: “Satanás nos lo impidió”: puede referirse a una enfermedad que le impidió viajar. La unión pecado/Satanás con la enfermedad es algo común en el judaísmo del siglo I. Véase Luis Gil, “Las curaciones milagrosas del Nuevo Testamento a la luz de la medicina popular”, en A. Piñero (ed.), En la frontera de lo imposible. Magos, médicos y taumaturgos en el Mediterráneo antiguo en tiempos del Nuevo Testamento, El Almendro, Córdoba, 2001, pp. 197-216.
Obsérvese en 2,19 cómo Pablo vuelve a repetir su fe en una pronta venida de Jesús (la parusía). En 3,13 aparece de nuevo la creencia en esa venida. Con esta venida está unida la concepción del fin del mundo presente y la instauración del reinado de Dios. En Pablo este reinado, como veremos es ultramundano, en el cielo. En esto cambia radicalmente la perspectiva de Jesús: un reino de Dios en dos fases, cuya primera es en la tierra de Israel, llena de bienes materiales y sobre todo espirituales.
Pablo no especifica con claridad qué tipo de penalidades afectan a esos nuevos cristianos. Probablemente se refiere, en primer lugar, a ciertas persecuciones por parte de los paganos de la ciudad (2,14). Puesto que algunos miembros de la comunidad han muerto inopinadamente (4,13: lo veremos más tarde), ¿alude el Apóstol a una persecución sangrienta por parte de los magistrados de la ciudad con consecuencia de muerte? Por ejemplo, por negarse los nuevos creyentes a participar en el culto al Emperador, muy boyante en esa ciudad.
En segundo lugar Pablo puede referirse a las usuales contrariedades que comporta una conversión, un cambio drástico de modo de vida y de situación social: apartamiento de antiguos amigos, dificultades en general con las autoridades al no participar ya en los cultos paganos, soledad e indeterminada situación de angustia.
El resto del pasaje parece fácilmente entendible por sí mismo.
Seguiremos. Saludos cordiales de de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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