CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La imposible explicación de R. Carrier sobre el nombre de Jesús como “salvador y mesías” (24-12-202) (1154)
Un enlace a una entrevista con Javier Ruiz de la Presa (el editor mexicano de “El Jesús que yo conozco” sobre el reino de Dios y Jesús que viene muy bien al contenido de lo que sigue
 
https://www.youtube.com/watch?v=1CHMSyGwASs
 
 
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Jesús como “Pantocrátor”, rey del universo
 
 
¿Pudieron los cristianos equivocarse y movidos por su fe afirmaron que cualquier personaje, por ejemplo el presunto padre biológico e Jesús, llamado Ben (“hijo de”) Pantera o Ben Stada, pudo ser llamado “Jesús” (aunque él no se llamara así originariamente) porque creían –dando fe a las alucinaciones de sus mujeres, por ejemplo– que Yahvé lo había resucitado y la había nombrado “salvador de los judíos” (Jehoshúa significa “Yahvé salva”)?
 
 
Me parece una hipótesis implausibilísima. Supone que los discípulos siguieron a una suerte de fanático religioso que predicaba el reino de Dios futuro, que se llamaba Ben Pantera (pongamos), y que luego le cambiaron el nombre a Jesús cuando creyeron que era le Salvador) Yo no lo creo verosímil.
 
 
Además no es seguro en absoluto que el Jesús histórico no llegara a creerse, al final de su vida ciertamente, el mesías de Israel. Para mí y muchos otros historiadores independientes, al menos al final de su vida, insisto,  Jesús se presentó como el mesías, rey de Israel y por tanto el “salvador de Israel” (naturalmente con la mano potentísima de Yahvé)  de su enemigos = Lc 1,54 y 1,71: cánticos de María y Zacarías referidos a la función mesiánica, tanto de Juan Bautista como de Jesús), y que eso explica que luego, tras su muerte –y creyendo sin duda en su resurrección– confirmaron que Dios le había nombrado y confirmado como mesías y juez final de vivos y muertos (Hechos 2,36 y Romanos 1,3-4). Esto supone que el tal personaje –antes de la creencia en la resurrección y elevación a los cielos donde Dios lo declaraba Mesías– ya se lo creyó durante su vida.
 
 
¿Qué argumentos, pues, tenemos para pensar que  Jesús al final de su vida tuvo pretensiones regias?
 
 
Defino primero que significa tener una pretensión regia: Un rey ungido que derrocaría a los enemigos, restablecería las doce tribus, y restauraría el reino y la paz a Israel parece haber sido la expectativa más extendida, impulsada por un sentimiento nacionalista.
 
Los episodios más importantes son
 
A.   El interrogatorio de Jesús por Pilato y la condena a la cruz
B.   La burla de los judíos de las pretensiones de Jesús como rey de Israel
C.    El título de la cruz
 
 
Ahora examinemos los textos evangélicos bajo el presupuesto de que son escritos de propaganda de la fe en Jesús, pero que de ellos pueden obtenerse elementos históricos si se aplican los criterios de historicidad:
 
A. El interrogatorio de Pilato y la condena a la cruz
 
 
1. Mc 15, 1-3: Poncio Pilato examinando a Jesús y preguntándole: «¿Eres tú el rey de los judíos?» (Mc 15, 2), y en el resto de la escena del interrogatorio la expresión Rey de los judíos reaparece a menudo en su boca.
 
 
2. Jn 19, 12 («Cualquiera que pretenda ser rey se declara contra el césar») y Hch 17, 7: «Y todos estos obran contra los edictos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús indican que aquel que pretendiera ser rey en Israel donde gobernaba Tiberio era un sedicioso.
 
 
3. Ser «rey» y «mesías» como equivalente aparecen en  Mc 15,32-32: “Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados”
 
 
4. Los evangelios indican que la acusación de los principales de los judíos ante Pilato era política, no religiosa (Veremos en su momento como no es plausible que los jerarcas judíos hubieran simplemente inventado esta acusación para engañar a Pilato y que lo condenara a muerte): Lc 23,2: “Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey”. Igual en Mc 15,12: “¿Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el rey de los judíos?”.
 
 
B. La burla de Jesús por los soldados en Mc 15, 16-20 (cf. Jn 19, 1-5), Jesús es objeto de una parodia en la que los soldados le ponen una vestidura de púrpura y una corona de espinas. Además lo aclaman repetidas veces  con la expresión: “Salve, rey de los judíos”. No parece que la escena se una invención de los cristianos, sino más bien que los soldados eran conscientes de que Jesús había pretendido ser el rey de Israel, lo cual para ellos era absurdo… e incluso que Jesús habría recurrido a cierta violencia como en el episodio de la “purificación del Templo”.
 
 
C. Muy importante es el título de la cruz, que parece en versión distinta en los cuatro Evangelios, pero todos coinciden en denominarlo “rey de los judíos”. Algunos estudiosos creen que el episodio no es auténtico porque hay pocos casos en el resto de la historia de Roma de un hecho semejante. No puedo detenerme aquí en esta discusión, pero en general se cree auténtico.
 
 
D. Otros episodios en los que se denomina “rey” a Jesús o se supone que lo es. Volvamos a tener en cuenta que
 
 
A) La entrada en Jerusalén, en donde aparecen acciones que presuponen que Jesús actúa como rey de Israel:
 
         l. Jesús montado en un pollino de Mc 11, 1-10 evoca la entronización real de 1 Re 1, 38-40: Salomón cabalga sobre la mula de David a Guijón, donde el sacerdote Sadoc le unge y el pueblo lo aclama como rey.
 
         2. Extender vestiduras en el suelo: Mc 1, 8) recuerda también la entronización de Jehú: 2 Re 9, 13.
 
            3. Los gritos de la multitud aclamando a Jesús en Mc 11, 9-10: “¡Bendito el reino que viene de nuestro padre David!”.
 
4. Los gritos de los discípulos de Jesús aclamándolo como rey en Lc 19, 37-38: “¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor!”
 
 
B) La petición de sentarse a un lado o a otro de Jesús en el reino de Dios. En Mc 10, 35-37 leemos: “Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos. Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?». Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.
 
 
Parece evidente que Jesús había enseñado a los discípulos que tras la venida del reino de Dios, él ocuparía el cargo más elevado en ese reino: el de monarca terreno (pues el rey de verdad es Dios, pero a él no se lo ve) y que Dios mismo habría de designar quiénes ocuparían otros cargos importantes. Parece, pues, bastante claro que la mera posibilidad de Dios distribuyera los puestos importantes en el Reino no era una broma de Jesús, sino algo que él creía que iba a suceder totalmente.
 
C) Los discípulos estaba absolutamente convencidos de que Jesús iba a liberar a Israel de sus enemigos. Esta era la función del rey mesiánico según la mentalidad de los judíos: el gran liberador político de los enemigos dl pueblo elegido por Dios. Se deduce de dos textos muy claros: 
 
1.   Lc 24,20-21: “Nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Y nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel;
 
2.  Igualmente en Hch 1,6-7: “Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad”.
 
 
D) Los relatos de la infancia son totalmente legendarios, cierto, pero también aparece en ellos la idea de que Jesús es el rey de Israel. En Mt 2, 1-12 los magos que adoran al «rey de los judíos», y Herodes teme el nacimiento de un rival. El ángel Gabriel dice a María: «Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor, Dios, el trono de David, su padre. Y reinará sobre la casa de Jacob eternamente, y su reinado no tendrá fin» (Lc 1, 32-33).  El cántico de Zacarías (Lc 1, muestra a las claras el deseo de la liberación del pueblo de Dios, que es Israel, de manos de los enemigos extranjeros: ¡los romanos!
 
 
Creo que ya es bastante. Por todo ello me parece absolutamente inverosímil la hipótesis que una persona ––o un pequeño grupo de dos o tres– se haya puesto a inventar todos estos pasajes, que además parecen contradecir a otros muchos
 
 
a) en los que Jesús aparece solamente como profeta proclamador del reino de Dios, a otros en los que aparece sobremanera criticando a los ricos siempre que puede;
 
 
b) a otro en el que parece oponerse al modo de dominación de los reyes de la tierra (“Jesús, llamándolos, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos (Marcos 10,42-44).
 
 
c) a otros en los que manda prepararse con tres recetas implausibles, salvo para un fanático creyente en la acción de Dios que implantará su reino de inmediato en la tierra:
 
Estas tres recetas son:
 
–    Vender todo o que se tiene y darlo a los pobres
  • Dejar de trabajar y ponerse a predicar la conversión
  • Desapego de la familia y de todo con tal de prepararse para la venida del mismo reino
 
Todo este panorama (dificilísimo de inventar) que estoy dibujando resiste perfectamente el filtro  de los criterios de historicidad:
 
1.  De entrada, la aplicabilidad del criterio de plausibilidad contextual se infiere de la existencia de  diez o doce aspirantes a mesías / agentes mesiánicos / reyes después de la muerte de Herodes el Grande hasta la Primera Gran Guerra judía, descritos o mencionados por Flavio Josefo tanto en “Antigüedades” como en la “Guerra”
 
 
2. El criterio de dificultad se supera ampliamente, pues el mesías / rey terrenal y el reino de Dios en a tierra llenos de los bienes materiales de un convite choca de plano con la idea del reino de Dios implantado por Pablo (solo ultramontano: el puro paraíso o cielo; nada de Reino en la tierra) y por sus seguidores en los siglos I y II
 
 
3. El criterio de coherencia, ya que esta imagen de sedicioso (aunque dejaba totalmente en manos de Dios la implantación del Reino, ya que él no tenía ejército ninguno) encaja bien con casi todos los datos que la investigación independiente ha ido reuniendo de la figura y misión de Jesús
 
 
4. Y el criterio de múltiple atestación, porque los datos, aunque dispersos –y a veces contrarrestados por otros– sobre la realeza de Jesús son muchos y esparcidos por todos los evangelios y por sus narraciones de diversos géneros literarios
 
 
Y no digamos lo bien que explica este panorama que acabamos de dibujar la muerte en cruz de Jesús, absolutamente inexplicable para los autores confesionales que ven como un inmenso enigma como el Imperio Romano pudo crucificar a un hombre “manso y humilde de corazón “ que pasó haciendo el bien” eso y solo eso, alejado de cualquier intento político. Sin embargo, se explica muy bien la muerte de Jesús en la cruz si Jesús fue en verdad un sedicioso para el Imperio. En su reino no cabían ni Tiberio, ni poncio Pilato, ni Anás ni Caifás… Por eso lo quitaron de en medio.
 
 
Y esta hipótesis de la pretensión regia de Jesús explicar fácilmente la hostilidad de Herodes Antipas que buscaba a Jesús  para matarlo (Lc 13, 31-33), y de los herodianos (Mc 3, 1-6; 12, 13-17). Jesús era tanto o más peligroso que Juan Bautista
 
 
Así que veo dificilísima la hipótesis de R. Carrier quien piensa que Pilato crucificó a un cabecilla cualquiera, al hijo de Pantera  o de Stada, por ejemplo, y que luego, tras la alucinación colectiva de la resurrección y apariciones, sus creyentes lo llamaron “Jesús” (Yahvé salva) o bien Jesús-Cristo, el mesías = rey. Hipótesis implausible si las hay…
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 24 de Diciembre 2020

El culto a los muertos asociado a las estructuras políticas de la Antigüedad es cosa conocida. El culto a los restos fúnebres es un asunto menos conocido. Pero, si duda, tenemos datos concretos sobre esta costumbre.
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.


041. 30 monedas: la importancia de las reliquias (4).
Teseo y el Minotauro. Tesoro de los Atenienses. Delfors. tomado de Wikimedia.

La cultura griega clásica tuvo una curiosa afición: recuperar las reliquias de sus héroes. En varias épocas de su historia las ciudades griegas acudieron a su mitología como elemento legitimador de instituciones políticas concretas o de la fundación de colonias. Un condicionante de este comportamiento fue el hecho de que, en su mayor parte, los lances amorosos del dios Zeus (padre de dioses y hombres, como recitaba Homero) resultaron en el nacimiento de reyes primeros o héroes fundadores de muchas de las ciudades estado griegas. El comportamiento de Zeus, más allá de mostrar la fertilidad que el dios de la lluvia debía traer a todas las tierras de la Hélade, era el adecuado para un dios que era “rey” del Olimpo y modelo para todos los gobernantes de la época arcaica.

El caso es que, bien por influencia de los oráculos (Delfos el más influyente) bien por otros intereses legitimadores, en Grecia se buscaron y encontraron los restos de héroes de su mitología.

Quizá el caso más conocido (y desde luego poco) sea el de Teseo. Este héroe era hijo del dios Posidón y de la mortal Etra (o de ella y del también mortal Egeo). Teseo, cuya figura no había sido muy querida en la Atenas de los siglos VIII_VII, fue revitalizado como modelo mitológico de las reformas y cambios que a lo largo del siglo VI se dieron en la ciudad. Por un lado, se creía que el héroe había unificado las dispersas poblaciones del Ática en una sola identidad política, la ciudad-estado Atenas, y que a la misma le había traído la democracia. Era considerado, por tanto, el legitimador de la ciudad más importante del siglo V a. C. Por otra parte, la tradición decía que, durante la batalla de Maratón, a los atenienses que defendieron Grecia del ataque de los persas se les apareció para liderar sus filas.

La verdad es que los mitos atenienses de Teseo fueron engrandecidos a lo largo del siglo VI, se entiende que para crear un héroe paralelo a Heracles: éste sería de raigambre dórica (Peloponeso), mientras Teseo sería un héroe jónico (Ática y actual costa turca). Esta ampliación llevó a crear un muy elegante y admirado repertorio de vasos áticos con las hazañas de un Teseo que igualaba a las de Heracles (eso sí, en tierras atenienses).
 
Estas breves notas que caracterizarían a Teseo como un “santo” ateniense, son la base que explica una noticia más sobre él. Una tradición tardía, de la que todavía se estudia si es histórica, cuenta cómo el político y militar Cimón de Atenas, tras conquistar la isla de Esciros hacia el 470, recuperó en ella los huesos, las reliquias, de Teseo, que había muerto y recibido sepultura allí. Cimón las llevó a Atenas, donde, se supone que en la zona de la actual Plaka, fueron enterradas nuevamente en un santuario dedicado a él.

El santuario recibía el lógico culto: se le dedicaban sacrificios y se celebraban juegos en su honor durante las fiestas denominadas Theseia, para cuya financiación se estableció un impuesto, las “cinco dracmas de Teseo”. Incluso se habla de la existencia de otros dos santuarios dedicados al héroe en Atenas. La función principal de estos cultos (tanto de Teseo como de otros) era legitimar la autoridad de las ciudades estado y crear un sentido de pertenencia y solidaridad entre sus ciudadanos.

Otros héroes de los que sabemos se recuperaron las reliquias son Orestes (que cumplió en Esparta un papel similar al de Teseo en Atenas), Tisámenos, Reso, Pélope, Héctor, Arcade, Minos, Orfeo, Aristómenes, las heroínas Alcmena, Hipodamía, o el mortal Hesíodo.

Saludos cordiales.
 
Domingo, 20 de Diciembre 2020
La invención de Jesús. Más argumentos de R. Carrier (17-12-2020) (1153)
Escribe Antonio Piñero
 
Antes que nada, tengo el gusto de indicarles la subida a la nube por parte de Miguel Delgado Delgado de Costa Rica, de la siguiente entrevista sobe el pensamiento, que creo auténtico de Pablo de Tarso:

https://www.facebook.com/100004098498864/posts/2354108328069094/?d=n  
 
Y vídeo en YouTube: https://youtu.be/FyI1U3h-Z5Y
 
Foto: Talmud
 
En una postal anterior escribí que no debemos hacer caso prácticamente ninguno a datos sobre Jesús extraídos del Talmud y de las referencias de Epifanio sobre los ebionitas / nazarenos, a saber que habían vivido en la época del rey macabeo Alejandro Janeo  (103-76 a. C.) cien años antes de lo que sabemos. Ahora vuelvo a R. Carrier mismo. En la p. 13 del importante  capítulo inicial “¿De qué Jesús estamos hablando exactamente?” (p. 13, ofrece nuestro más consideraciones, esta vez sobre la inseguridad total que tenemos acerca de cómo fue la muerte de Jesús.
 
Vamos a tratar ahora este aspecto. Carrier no ofrece en su último libro (destinado al gran público) datos concretos del Talmud acerca de la muerte de Jesús. Por ello presento los textos. Son los siguientes.
 
Lo primero es reconocer que acerca de la muerte de Jesús y sus causas se ocupan solo algunos pocos pasajes del Talmud. En diversas ocasiones en el tratado Sanhedrín (b. Sanh 67a = j. Sanh 25cd = Tosefta Sanh X 11) se lee lo siguiente:
 
El primero:
"Respecto a todos aquellos que son dignos de la pena de muerte de acuerdo con la Ley no se utiliza el encubrimiento y el engaño, salvo en el caso del seductor (es decir el que extravía al pueblo hacia una falsa religión) ¿Cómo se actúa con éste? Se disponen a dos discípulos de los sabios en una cámara interior y se sienta (al acusado de herejía) en una habitación exterior, contigua, y se enciende una lámpara sobre él de modo que (los testigos) lo vean y oigan su voz. Eso hicieron con Ben Stada en Lida; escondieron por su causa dos discípulos de los sabios, (éstos escucharon sus opiniones), lo llevaron ante el tribunal (Bet Din), lo lapidaron y lo colgaron en la víspera de la Pascua".
 
Este texto supone, primero, que Jesús fue condenado por sus doctrinas basándose en sus propias palabras; segundo, que Jesús murió en Lida, no en Jerusalén; tercero, que su muerte fue un asunto sin intervención romana, puramente judío –una disputa en materia de ley y religión– y cuarto, que fue apedreado hasta la muerte y luego colgado del madero.
 
Sabemos que, al parecer, algunos cristianos debieron de morir en Lida a instigación del famoso Rabí Aquiba. Y esta tradición, confusa, hace al Maestro, Jesús, morir en el mismo lugar que sus discípulos. Lida Esto es totalmente improbable, pero cualquier modo es claro que los redactores tenían bien poca idea de lo que había ocurrido en verdad con el personaje, Jesús, al que criticaban. En realidad, no les importaba.
 
El otro famoso pasaje del mismo tratado Sanhedrín (43a) es más explícito sobre la ejecución de Jesús. Reza así:
 
"Es tradición: En la víspera de la Pascua fue colgado Jesús (el Nazareno), Y el heraldo fue por doquier durante cuarenta días diciendo: 'Jesús de Nazaret va ser apedreado, porque ha practicado la magia y ha engañado y extraviado a Israel. Si alguien sabe algo en su favor, que salga y declare sobre él. Pero no encontraron nada en su favor. Y lo colgaron en la víspera de la Pascua. Ulla dice: ¿Habría que suponer que Jesús, el Nazareno, un revolucionario, tenía algo a su favor? Era un engañador..."
 
El texto confirma lo de la muerte de Jesús tras lapidación y luego crucifixión (¿?). Por cierto que en la conocida disputa entre los evangelios Sinópticos y el de Juan acerca de la fecha exacta de la muerte de Jesús [los tres primeros evangelios sostienen que Jesús fue crucificado el día de la Pascua; el cuarto, por el contrario, que en la víspera de la Pascua], el texto del Talmud se inclina por la versión de Juan, y vuelve a repetir las acusaciones de magia y de engaño para con el pueblo al haber predicado Jesús una falsa religión, basándose en que él se hacía a sí mismo Dios.
 
El siguiente texto: b. Sanhedrin 106ª dice:
 
“Y él, Balaán, compuso una parábola y dijo: ‘¡Ay! ¿Quién vivirá si Dios hace esto? Rab Simeón ben Laquish dijo: ‘¡Ay de aquél que dice de sí mismo que vive por el nombre de Dios!’”
 
El último texto rabínico, de la Tosefta, Sanhedrin IX 7, alude probablemente a la muerte en cruz de Jesús: (Tosefta es la reunión de opiniones de rabinos igualmente ilustres sobre la Ley y su interpretación no contenidas en la colección más importante, la Misná. Es, pues, un complemento a la Misná).
 
R. Meir acostumbraba a decir: ¿Cuál es el significado de ‘Maldito el colgado [del madero]?’ (Dt 21,23). Es como el caso de dos hermanos, gemelos, que se parecían el uno al otro. Uno de ellos gobernaba sobre el mundo entero; el otro se dedicó al bandidaje. Después de cierto tiempo, el que se dedicó al bandidaje fue hecho prisionero, crucificado y murió en la cruz. Y todos los que pasaban por allí decían: ‘Parece que el rey ha sido crucificado’. Por ello se dice: ‘Maldito el colgado [del madero]?’”.
 
¿Qué puede sacarse históricamente de estos textos? Prácticamente nada. Sostengo que un rabino ilustrado del siglo XXI, crítico, como Daniel Boyarin, por ejemplo, no se creería ni un ápice de lo que dicen estos pasajes.
 
Sí es cierto que –desgraciadamente– la palabras griega para “cruz” –staurós- y “crucificar” –stauróo– valen lo mismo para “empalar” que para “crucificar”. De cualquier modo, se trata un modo de muerte horrible, de esclavos, sediciosos o prisioneros de guerra sobre un madero. También es cierto que en el Deuteronomio 21,22-23 se dice que:
 
“Si un hombre, reo de delito capital, ha sido ejecutado y le has colgado de un árbol, no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios. Así no harás impuro el suelo que Yahveh tu Dios te da en herencia”,
 
texto que supone que el reo primero ha sido ejecutado (normalmente por lapidación) y luego colgado de un árbol como ejemplo y escarmiento para aterrorizar a futuros criminales.
 
 
Ahora bien, los Evangelios no hablan de lapidación previa, sino de ejecución en un madero. Y Pablo en Gálatas 3,13 3 tampoco confirma expresamente que “madero” sea “cruz” y no “palo”:
 
 
“Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero”. Y lo mismo en Flp 2,8: “Se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte en  / de madero”.
 
 
Por lo visto es que los cristianos primitivos creían firmemente que Jesús “había muerto en un madero”. Y ¿por qué entendemos en concreto “crucifixión” y no empalamiento? Porque los romanos no practicaban la empalación, y sabemos de otros muertos en la cruz en tiempos cercanos a Jesús (Valerio Grato y los dos mil crucificados tras las revueltas después de la muerte de Herodes el Grande). Además los cristianos primitivos entendieron siempre que la muerte era en cruz. Y esta tradición se sustenta en griego porque fue transmitida por los apóstoles y otros muchos que presenciaron en vivo la muerte de Jesús.
 
Aceptemos, sin embargo, que hay dudas entre empalamiento y crucifixión… Y ¿qué más da?
 
Carrier dice, en la misma p. 13 que este hecho “supone un problema para responder a la cuestión «¿Existió Jesús?» de modo que debemos preguntarnos “¿A qué Jesús nos referimos?”. Y responde que no a un Jesús cualquiera, pues Joshua era un nombre común en la época de cualquier individuo que pudo morir en un madero bajo Poncio Pilato en torno a la época del Jesús que tenemos en mente. Nos referimos, pues, al Jesús que propició el nacimiento de la fe cristiana.
 
 
Ahora bien, como Joshua, o Jehoshúa, era un nombre que significaba “Yahvé es mi salvador”, y como muchos estudiosos opinan que solo después de su muerte / resurrección los cristianos afirmaron que Jesús era el  Mesías y el Señor”, al decir “Jesús Cristo” esos mismos cristianos se referían a que ese personaje vindicado por Dios era el “Salvador de Dios y el Mesías”. Y por tanto…–concluye Carrier– cuando los cristianos decían “murió en cruz Jesús” es posible que ese personaje pudiera NO llamarse Jesús, sino con cualquier otro nombre (Ben Stada, por ejemplo).
 
 
Escribe Carrier:
 
“Lo que necesitamos preguntarnos es si había finalmente algún judío (sea como fuere su nombre) que había reunido un puñado de seguidores, que había sido ejecutado por un tribunal judío o romano, dirigidos por Pedro (Cefas en arameo) que llegaron a convencerse de que Dios lo había exaltado nombrándole su “Señor y Salvador”, el Mesías verdadero del final de los tiempos. (Esto hubo de ser así). Hubo de existir, pues, tal personaje judío. Por el contrario, si tal personaje no existió, tampoco existió Jesús de Nazaret. Si Pedro y su cuadrilla no afirmaban que un sujeto terreno antes de ese momento había sido asesinado y había resucitado, y que entonces –tras su muerte– era su Salvador exaltado a los cielos, no tiene sentido alguno afirmar que existió el Jesús histórico. Ellos pudieron pensar que había existido y que era real. Pero nosotros no tenemos por qué pensarlo” (p. 14)
 
 
Y llegados aquí veo que me he detenido mucho en exponer el pensamiento de Carrier y su fundamento en el Talmud y en la étimo del nombre “Jesús”, por lo que esta postal ha resultado muy larga. Así que el análisis crítico de este razonamiento tiene que ser aplazado para otra postal. De lo contrario no la leerá nadie, porque se le caerá de las manos. Pero adelanto que este razonamiento me parece muy improbable.
 
Hasta el próximo día.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 17 de Diciembre 2020
Dioses o ángeles con hijos entre los hombres (15-12-2020.- 1152)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Logo de Pausanias
 
Hoy voy a hacer un recordatorio del Seminario de Pausanias de un día, sábado 19 de diciembre 2020 sobre el tema de “Jesús y las mujeres”, y responder brevemente a una pregunta enviada a mí hace tiempo
 
El Seminario está hecho en colaboración con la sede de Pausanias, que muchos de Ustedes conocerán como organizadora de viajes culturales, de historia y arqueología. Y el tema,  “Jesús y las mujeres”, está tomado del título de un libro mío, de la editorial Trotta.
 
Enlace de página web de Pausanias:

https://pausanias.es/es/pausanias-detalle-del-viaje/eventodetalle/257/27%7C51/jesus-y-las-mujeres
 
El precio del Seminario completo (tres conferencias y una Mesa Redonda) es de 20 Euros. Como ven, es un precio bajo para que se apunte el mayor número posible: 5 euros por cada una de las tres conferencias de aproximadamente hora y media con preguntas más una mesa redonda.
PROGRAMA:
Mañana
11:00-12:15- "Las 5 mujeres de la genealogía de Jesús de Nazaret" por Javier Alonso López.
En la genealogía de Jesús del evangelio de Mateo aparecen, además de su madre María, cuatro mujeres conocidas por diferentes libros de la Biblia hebrea. ¿Por qué aparecen estas cuatro y ninguna más?
12:30-13:45 - "Jesús: su mensaje sobre las mujeres" por Antonio Piñero Sáenz.
¿Fue Jesús de Nazaret un feminista? Sólo un análisis objetivo de las fuentes puede situar el Nazareno en su justa medida dentro de la “cuestión feminista”.
 
Tarde
 
16:00 -17:15 -"La Virgen María: una perspectiva histórica" por Eugenio Gómez Segura.
María, la madre de Jesús de Nazaret, es uno de los personajes más interesantes del Nuevo Testamento a pesar de su mínima aparición en él.
 
17:30-18:00- Mesa redonda
Los asistentes al curso podrán consultar a los tres ponentes las dudas que hayan quedado pendientes durante las charlas.
Y aquí va la Pregunta:
 
Génesis 6,4 cuenta como los hijos de los dioses se mezclaron con las hijas de los hombres dando lugar a héroes mitológicos.
 
Esto ocurrió con innumerables personajes relevantes de la antigüedad (y otros no como Leónidas. No es algo general). Es como esos "dioses" fecundaran mujeres para poder estar en la tierra.
 
Hijos de "dioses" con mujeres como Perseo, Pitágoras, Platón, Octavio Augusto, Jesús de Nazaret, Demócrito, Platón, César Alejandro Magno, Juan Bautista, El Rey David etc., confirman Génesis 6:
 
Por ejemplo en el caso de David “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5), de La Virgen María o del mismo Jesús. Mujeres fecundadas por "dioses"
 
¿Qué pruebas tiene la historia para negar que como dice Génesis seres venidos del cielo se mezclaron con humanos?
 
RESPUESTA:
 
La pregunta tan clara en los ejemplos…, y casi se responde por sí misma.
 
Se ve tan espléndidamente que lo que actúa tanto en Génesis 6 como en las leyendas grecorromanas es la facultad mitopoética (= “creadora de mitos”) del ser humano que casi no necesito añadir nada más. Todo es puro mito, invención, manera de explicar por qué algunos hombres realizaron hazañas extraordinarias, pero humanas. Y la razón más sencilla es decir: “Parte de su persona provenía de un dios”. Por eso logró tanto.
 
Pero tal explicación es un producto de una época de gran credulidad, cuando los genes creían en a existencia de dioses y que estos se paseaban cuando querían entre los humanos.
 
Y es necio suponer que los dioses, tan superiores, precisan de mujeres humanas para tener hijos. Esa concepción se llama antropomorfismo… es decir, pensar a los dioses como humanos.
 
Por eso la ciencia histórica no necesita plantearse que existan “pruebas” de que no hay seres celestes que vengan a mezclarse con los humanos. Sensatamente: sostener eso hoy día sería propio de gente irreflexiva y poco formada. Es un imposible Y no necesitan más pruebas. Ni las hay ni se precisan.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Martes, 15 de Diciembre 2020

Las relaciones entre reliquias, difuntos y poder vistas en la última entrega tienen su correspondencia en Canaán. Tanto en la religión de la cúspide social y política como en la base de la población es fácil ver signos de estas creencias.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


040. 30 monedas: la importancia de las reliquias (3).
Tumbas reales del palacio de Ugarit. Tomada de aquí.

Contrariamente a lo que ocurre en el mundo egipcio, en Canaán la arqueología ha proporcionado datos claros sobre el papel del culto a los antepasados y su oportunidad política. En el norte de Canaán la ciudad de Ugarit ofrece pistas sobre el papel político de estas creencias; en Canaán del sur el Antiguo Testamento y la arqueología se combinan para aumentar el interés por estas cuestiones.
 
La religión de los cananeos, el grupo semítico occidental, contemplaba la existencia de cuatro grupos de entidades divinas o no humanas: dios patrono, dioses mayores, dioses menores y dioses esclavos o mensajeros. Entre los dioses medianos (de los oficios, por ejemplo, o de las labores particulares agrícolas, domésticos), figuran los ancestros. Se incluían en este grupo tanto los reyes muertos como cabezas de familia deificados (casi siempre varones).

Entre las tablillas halladas en Ugarit destaca, en relación a estos cultos, la conocida como KTU 1162, que contiene un texto funerario, un encantamiento, que se recitaría durante la ofrenda de alimentos para los difuntos, alimentos destinados a la “alimentación” de los mismos. El texto contiene una introducción y tres partes importantes:
  1. invocaba a los ancestros del rey (dos reyes, Ammittamru y Niqmaddu)
  2. ofrenda de alimentos
  3. libación de agua (ceremonia en que se derramaba, en una instalación en la tumba, agua para los difuntos).
Finalmente, se intenta concretar que los difuntos bendigan al rey vivo, su familia y la ciudad para terminar considerando que los ancestros realmente se han complacido con el ritual y bendicen a los vivos.

El palacio real de la ciudad incluyó una zona de veneración a los reyes difuntos: el conocido como patio II y su contigua habitación 28. En ésta, dos tumbas reales permitieron llevar a cabo este culto que legitimaba al rey vivo y propiciaba a los ancestros, y restantes dioses, con la ciudad y la población en general. Estos ancestros podían asistir a las reuniones que celebraban los dioses más importantes, de ahí su trascendencia para la humanidad.

Por otra parte, el Antiguo Testamento incluye fragmentos que refuerzan la idea de que estos cultos eran comunes en los reinos de Israel y Judá. En ocasiones se les denominaba elohim (dioses) o rephaim (los “sanos” o “salutíferos”). La palabra hebrea rephaim está relacionada con el término ugarítico rpum, que designaba a los ancestros deificados del rey. También se denominaba rephaim a los antiguos habitantes de la región, concebidos como gigantes. La etimología más probable para esta familia de palabras es la raíz RPʾ, “sanar”.

Un buen ejemplo de la importancia de los ancestros y de su labor como mediadores puede ser 1 Sam 28, 7-21, donde el profeta Samuel, ya muerto, es denominado uno de los elohim. La escena relata cómo Saúl se sirvió de una “vidente” para invocar a Samuel ya difunto y conocer por él la voluntad de Yahvé. Is 8, 19 también corrobora esta costumbre:

Y cuando os dijeren: «Consultad a los nigromantes y a los adivinos que bisbisean y murmujean; ¿es que no consulta un pueblo a sus dioses, por los vivos a los muertos? Trad. Cantera-Iglesias.

Por otra parte, a estos ancestros se les veneraba en tumbas familiares, en las que recibían ofrendas de alimento y vino. De hecho, se supone que esa es la razón por la que los varones de la familia deseaban ser enterrados con los ancestros en la tumba familiar y no en lugares alejados: en 1Re 2, 10: David fue sepultado con sus ancestros; en 1RE 11, 43 así se dice también de Salomón; por el contrario, en Jer 22, 18-19 se dice que Yoyaquim fue enterrado fuera de Jerusalén.

Además, diversas prohibiciones de la Ley delatan, en realidad, que el culto a los ancestros era muy corriente: Dt 26, 14 prohíbe ofrecer a los muertos. Pero la costumbre se confirma si, como debiéramos, se traduce en Gn 28, 22 elohim no como Dios, sino como dioses, es decir, como los difuntos deificados: “esta piedra que he erigido como estela será casa de dioses”.

El cambio de traducción se debe realizar a tenor de lo que sabemos de la religión cananea y de los restos arqueológicos que podemos hallar en muchas partes de Israel y Judá. En Gezer, por ejemplo, el conjunto religioso en la acrópolis del yacimiento incluye una serie de estelas, alguna de hasta dos metros, y un altar para ofrendas.

Saludos cordiales
 
 
Domingo, 13 de Diciembre 2020
Un argumento aparentemente serio de Richard Carrier sobre la no existencia  de Jesús (10-12-2020.- 1151)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Tiberio, emperador. Durante su reinado (14-37 d. C.) tuvieron lugar los ministerios de Juan Bautista y de Jesús de Nazaret
 
Como esta postal es larga, pongo primero un enlace de una entrevista hecha por  Osvaldo Opazo, de Chile, de Daat Ediciones:
https://www.youtube.com/watch?v=lWpjwD_OIwY
 
Y aquí va la postal de hoy:
 
En la p. 12 de su  obra  “Jesus from outer Space” (“Jesús desde el espacio exterior”) argumenta R. Carrier que una prueba de la inexistencia de Jesús de Nazaret es la inexactitud de algunos recuerdos sobre su persona por parte de sus seguidores. Trae a colación para ello una conocido texto de Epifanio de Salamina, en su obra “Panarion” = “La caja de medicinas”, que cita in extenso en su obra científica anterior, de 2014, “On the Historicity of Jesus” (“Sobre la historicidad de Jesús”), en el capítulo 8, donde habla de las pruebas extrabíblicas de la existencia de Jesús.
 
Afirma Carrier que había seguidores de Jesús en la época de Epifanio (siglo IV), la secta de los “nazoreos” que se equivocaban totalmente en la fecha del nacimiento y muerte de Jesús, a saber no situaban el nacimiento de Jesús en el reinado de Herodes el Grande (desde el 37  hasta el 4 a. C.) y su muerte en tiempos de Tiberio / Poncio Pilato como prefecto de Judea en abril del año 30 o 33 (no sabemos) d. C., sino en tiempos del rey de la dinastía macabea Alejandro Janeo que reinó en Israel desde el 103 hasta el 76 a. C. Esos seguidores de Jesús se habían equivocada casi en 100 años cuando hablaban sobre la vida y muerte de Jesús… lo cual –afirma– es una prueba, entre otras,  de que la vida de Jesús era una pura fabricación mítico-literaria. Por eso los cristianos de Oriente no sabían situar históricamente a Jesús.
 
Como la cosa es importante voy a citar la traducción del  texto griego (que no está en Carrier): Panarion XXIX 3,1. El texto de Epifanio, en traducción no literal y abreviada, dice lo siguiente:
 
“El sacerdocio en la santa iglesia es en realidad el trono de David y la sede real, porque el Señor las unió y dio a su santa iglesia, a saber,  tanto la dignidad real como la del sumo sacerdocio, entregándole a ella el trono eterno de David. Porque la línea de sucesión del trono de David se mantuvo hasta el tiempo de Cristo mismo… pero con el advenimiento de Cristo finalizó la línea sucesoria y se detuvo desde el momento en que nació (Jesús el Mesías) en Belén de Judá, en época del rey  Alejandro Janeo), que era de raza sacerdotal y real. Así pues desde los días de Alejandro y desde Salina, también llamada Alejandra (se refiere a Salomé Alejandra, la viuda de Janeo que reinó desde 76 al 67 apoyándose en los fariseos), hasta los días del rey Herodes y Augusto el emperador romano”.
 
Pongo en griego, por si alguien puede leerlo, la parte más importante del texto.
καὶ [μετ]έστη ἐξότε αὐτὸς γεννᾶται ἐν Βηθλεὲμ τῆς Ἰουδαίας, ἐπὶ Ἀλεξάνδρου τοῦ ἀπὸ γένους ἱερατικοῦ καὶ βασιλικοῦ. ἀφ᾽ οὗ Ἀλεξάνδρου διέπεσεν οὗτος ὁ κλῆρος ἀπὸ χρόνων Σαλίνας, τῆς καὶ Ἀλεξάνδρας καλουμένης, ἐπὶ τοῖς χρόνοις Ἡρῴδου τοῦ βασιλέως καὶ Αὐγούστου τοῦ Ῥωμαίων αὐτοκράτορος·
 
Luego Carrier (en la obra grande anterior, pp. 281-282: “On the Historicity of Jesus. Why we might have reasons for doubt”: “Por qué tenemos razones para dudar”) cita un texto del Talmud  de Babilonia que parece aludir a la misma noticia:
 
“Cuando el rey Janeo estaba asesinando a nuestros rabinos, Rabí Jesús hijo de Periah y Rabi Jesús [el Nazareno] escaparon a Alejandría, de Egipto, y cuando se restauró la paz volvieron a Israel”
 
 
EL Talmud de Babilonia no solo confirma esta noticia, sino que al parecer sus autores judíos no conocieron otra forma de cristianismo. Ello significa que los judíos que habitaban fuera de las fronteras del Imperio romano oriental (donde se compiló y ensambló este Talmud desde los siglos III al V) habían reaccionado ante la presencia de esta cristiandad nazorea.
 
Carrier comenta que los ecos de este pasaje resuenen en el relato de la natividad de Mateo, aplicado en este caso a Jesús y a sus padres y este Jesús, que se identifica explícitamente como 'Jesús el Nazareno', fue condenado por inmoralidad, hechicería y culto ídolos, y finalmente ejecutado porque 'practicó magia y llevó a Israel por mal camino” (texto tomado de Talmud de Babilonia, tratado Sanhedrin 107b; Sotah 47a). La otra recensión del Talmud, compuesta en Jerusalén, en su tratado Hagigah 2,2, aparece parte de esta historia, pero se omite el nombre de Jesús. Carrier sostiene que este borrado del nombre de Jesús era una práctica de borrado usual en los manuscritos del Talmud, es decir, obra de los escribas y no delos autores originarios, y que no significa nada
 
De estos textos deduce Carrier lo siguiente: no podemos usarlos como prueba histórica de la existencia de Jesús ya que lo sitúan erróneamente en un periodo histórico equivocado. O bien el Talmud es una fuente inutilizable, o bien no se refiere al mismo Jesús que nosotros. Y añade la suposición siguiente: “A no ser que sean los evangelios los que han colocado mal a Jesús fabricando una historia de un Jesús real que vivió y murió en la época de Alejandro Janeo y lo han situado cien años más tarde en tiempos de Pilato modernizando la historia”.
 
Y continúa en las pp. 12-13:
 
“Pero los cristianos del Oriente no tuvieron necesidad de hacer (esta modernización) ya que no vivían dentro de los límites  del Imperio romano. Es notable que el apóstol Pablo en realidad no dice nada en sus cartas que sitúen a Jesús claramente en el siglo I de nuestra era. Sus cartas pudieron haber sido escritas en realidad cien años antes. Los primero apóstoles, como Pedro y los hermanos Santiago y Juan pudieron haber vivido en la centuria anterior. Es posible que los Evangelio sean una ficción absoluta. O bien es posible que ninguno de estos dos textos (el Talmud / la noticia de Epifanio de Salamina) sea verdadero. Y es posible que los evangelios orientales que situaban a Jesús en la época de Alejandro Janeo (repito 103–76 a.C.) fue un constructo tan igualmente fabricado como los Evangelio occidentales que los sitúan en la época de Poncio Pilato” (pp. 12-13)
 
Y añade “Hay otro problema aquí: el otro Talmud, de fecha algo anterior, el de Jerusalén fue compuesto dentro del Imperio Romano. Pero este Talmud nunca menciona a Jesús de una manera clara. Hay algunas alusiones vaga a los cristianos como herejes, pero no mucho más” (p. 13).
 
A este respecto hago las siguientes observaciones:
 
1. No conozco a ningún historiador que pretendan utilizar este texto de Epifanio como texto histórico, de modo que dé razón exacta del error de fecha de los judeocristianos ebionitas/nazarenos. De hecho, no se cita este texto, que da cuenta del error de fechas, en ninguno de los libros principales que conozco que tratan de Jesús. En general, los datos concreto de fechas y algunos de conceptos teológicos transmitidos por Epifanio de Salamina, se cuestionan casi siempre.
 
2 La mayoría de los cristianos corrientes, hoy, en el siglo XXI, si se les pregunta quién era Tiberio, responden que no lo saben. Y mucho menos conocen la época en la que vivió. Y si pregunta por Augusto, dirán: “Ah. Sí César Augusto”. “¿Y cuándo vivió?”. Respuesta: “Ni idea”. Y ¿Ha leído Usted los Evangelios?”. Respuesta: “No. Nunca.”. De esta suprema ignorancia no puede deducirse que Jesús de Nazaret no existió jamás, sino que es un mito literario.
 
3. En la literatura Clementina, una novela de los siglos III y IV, texto con muchísimo teología, y a menudo muy subida y conceptualmente difícil, se lee que la secta de los saduceos fue fundada en la época de Juan Bautista (¡¡!!):
 
“Cuando ya estaba inminente la aparición de Cristo para suprimir los sacrificios y proporcionar la gracia del bautismo, el Enemigo, sabiendo por lo que había sido predicho que ya llegaba el tiempo, obraba diversos cismas en el pueblo para que, si por casualidad pudiera abolirse el primer pecado, la segunda culpa no se pudiera corregir. 2El primer cisma era el de los que se llamaban saduceos, que empezó ya en tiempos de Juan Bautista. Éstos, como si fueran más justos que los demás, comenzaron a separarse del conjunto del pueblo, a negar la resurrección de los muertos y a probarlo con un argumento propio de su infidelidad, pues decían que no era digno que Dios recibiera culto como por una prometida recompensa. 3El primer autor de esta opinión fue Dositeo, el segundo fue Simón”: Reconocimientos I 54,1-3.
 
Ni uno solo de los datos de este texto es exacto… Y está escrito por alguien que sabe de teología…¡Todo es erróneo! ¿Debo deducir de este pasaje que en la Siria de los siglos III y IV no se tenía ni idea de la historia de Israel y que, por tanto, es muy posible que los saduceos no existieron nunca, sino que son un mito literario?
 
En síntesis: este argumento de R. Carrier sobre la no existencia de Jesús, tomado de la ignorancia de los cristianos delos siglos V o VI,  sobre la época en la que vivió Jesús de Nazaret no me parece sólido en absoluto. No prueba, ni me ofrece motivos para dudar.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Jueves, 10 de Diciembre 2020
"30 Monedas": la importancia de las reliquias (2).- 7-12-2020 (39)

 Continuamos comentando ideas básicas para aprovechar mejor la serie “30 monedas”. En esta ocasión hablaremos de algunos datos que proporciona la arqueología del antiguo Egipto.
 
 
Foto: Excavación de la tumba de Djer, posteriormente considerada Tumba de Osiris
 
 
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.
 
 
El mundo de las reliquias está ineludiblemente unido al mundo funerario. Como veremos a lo largo de estas semanas, la arqueología funeraria es una de las vías más importantes para hacerse una clara idea de lo que significan las reliquias. En esta segunda entrega Egipto nos proporciona un material excelente tanto por razones materiales como en lo referido a los rituales y los mitos, además de apuntar hacia un aspecto notable de lo relativo a las reliquias: su relación con el poder.
 
 
En el yacimiento arqueológico de Abidos (también denominado Abdju) han aparecido las tumbas de los faraones de las primeras dinastías del país unificado, fechadas entre los años 3000 y 2700 antes de nuestra era. Estas tumbas, muy diferentes por su forma a las pirámides, no desmerecen, sin embargo, en cuanto a importancia arquitectónica y cultural. El uso de ingentes cantidades de adobes destinados a la conmemoración de los monarcas se corresponde con una igualmente abrumadora presencia (cuando ha sido posible recuperarlos) de objetos de lujo tanto por su técnica de fabricación como por los materiales empleados en la misma.
 
 
La idea de conmemoración es importante para entender tanto estas edificaciones como el valor de las mismas y de las reliquias. El vocablo “conmemorar” deriva de la raíz indoeuropea *(s)mer, “recordar”, que también da en griego “mártir”, término muy importante en lo referido a las reliquias. Esta labor de recordar tiene una raíz alternativa, *men/mon/mn, que da “mnemotecnia” o, más interesante ahora para nosotros, “monumento”. Porque un monumento sería una construcción pensada para recordar a alguien.
 
 
Algunas de estas construcciones monumentales de Abidos constaban de un impresionante muro que circundaba áreas sagradas; otras eran una cubierta gigantesca hecha de adobe en forma de paralelepípedo destinado a recordar la presencia debajo de ellas de las tumbas propiamente dichas.
 
 
Por otra parte, la elección de Abidos como lugar de enterramiento y conmemoración parece depender de cierto estatus de la localidad como zona ancestral para el enterramiento de reyes del sur de Egipto.
 
 
Pero esta tradición, como cualquier cosa que se extienda a lo largo de tres milenios, sufrió los avatares de las modas, las fluctuaciones económicas y los vaivenes de la vida en general. Tras ser abandonada como lugar de enterramiento preferente de los faraones y alcanzar las tumbas de éstos la forma y dimensiones de las pirámides, Abidos revivió como centro de conmemoración de Osiris. Este dios, famoso por ser el rey de los difuntos, tras haber sido despedazado ya muerto pudo engendrar en Isis a un sucesor, Horus, el rey de los vivos, el faraón-dios que presidía Egipto. Esta imagen de Osiris descuartizado puede entenderse como un refuerzo del milagro: si a la condición de muerto añadimos la de despedazado, tal como a la de las semillas de trigo añadimos la molienda para convertirlas en harina, la posibilidad de dar vida (tanto el pan como Osiris) resultan aún más sorprendentes, pues ambos sujetos, Osiris y el grano, ya no serían reconocibles tras molerlo o descuartizarlo.
 
 
Pero, como ya he indicado anteriormente, la relación entre recuerdo y poder, entre reliquia y poder es muy importante. En Abidos parece que Seti I y Ramsés II pensaron que el lugar estaba asociado con la transmisión de la cualidad de rey, de ahí que estos dos faraones pensaran en rehabilitar el recuerdo de los antiguos reyes de las primeras dinastías, cuyos nombres, sin embargo, ya habían sido olvidados aunque eran considerados como “ancestros” reales.
 
 
Las tumbas de las primera dinastía, en efecto, fueron cruciales en la renovación de la monarquía y no porque fueran comprendidas como lo que realmente eran, antiquísimas tumbas reales, sino porque la tumba de uno de aquellos lejanos monarcas, Djer, fue identificada como la tumba del mismísimo Osiris. Como Osiris, dios del cereal, dador de vida una vez muerto, rey de los difuntos, era considerado una suerte de “Primer rey”, es decir, fuente de la autoridad que convertía a un faraón en faraón, su “tumba” acabó por ser lugar sagrado y demostración de una de las cualidades de las reliquias: la capacidad de transmitir ese algo divino que le falta a la humanidad.
 
Saludos cordiales de
 
Eugenio Gómez Segura
Lunes, 7 de Diciembre 2020
Seminario de Pausanias sobre “Jesús y las mujeres” el sábado 19 de diciembre 2020 (1150.  03-12-2020)
Escribe Antonio Piñero
 
Hoy dedico esta postal a un anuncio de un Seminario “en línea” que puede interesar:
 
El sábado 19 de diciembre 2020, en colaboración con la sede de Pausanias, que muchos de Ustedes conocerán como organizadora de viajes culturales, de historia y arqueología, hemos organizado u Seminario sobre “Jesús y las mujeres”, de acuerdo con el título de un libro mío, de Trotta.
 
Se accede a la Pág. Web de Pausanias por el siguiente enlace:

https://pausanias.es/es/pausanias-detalle-del-viaje/eventodetalle/257/27%7C51/jesus-y-las-mujeres
 
El precio de la inscripción del Seminario completo (tres conferencias y una Mesa Redonda) es de 20 Euros.
 
El resumen del programa es el siguiente:
 
Programa de la mañana - SEMINARIO ONLINE 
 
11:00-12:15- "Las 5 mujeres de la genealogía de Jesús de Nazaret" por Javier Alonso López.
En la genealogía de Jesús que se ofrece en el primer capítulo del evangelio de Mateo aparecen, además de su madre María, cuatro mujeres conocidas por diferentes libros de la Biblia hebrea o Antiguo Testamento. ¿Por qué aparecen estas cuatro y ninguna más? ¿Qué tienen en común? ¿Qué mensaje pretende transmitir Mateo con su inclusión en una lista de hombres? La respuesta contiene diversos ingredientes, algunos de ellos escandalosos.
 
12:30-13:45 - "Jesús: su mensaje sobre las mujeres" por Antonio Piñero Sáenz.
De unos cincuenta años a esta parte, la figura de Jesús ha recogido muchas de las renovaciones éticas que hemos visto en Occidente. Una de ellas es la atención a la mujer como elemento indispensable de la sociedad y la igualdad. La información sobre Jesús de Nazaret, de esta manera, ha sido repasada y se ha llegado a conclusiones novedosas e importantes sobre lo que el mensaje del Nazareno ofreció para las mujeres antiguas y modernas. Pero, ¿es real esa nueva imagen de Jesús? Por ejemplo, ¿fue Jesús de Nazaret un feminista? Sólo un análisis objetivo de las fuentes puede situar el Nazareno en su justa medida dentro de la “cuestión feminista”.
 
Programa de la tarde
16:00 -17:15 -"La Virgen María: una perspectiva histórica" por Eugenio Gómez Segura.
María, la madre de Jesús de Nazaret, es uno de los personajes más interesantes del Nuevo Testamento a pesar de su mínima aparición en él. En efecto, pocos datos, o casi ninguno, tenemos en los primeros textos cristianos sobre ella más allá de las legendarias anécdotas de los evangelios atribuidos a Mateo y Lucas. Sin embargo, su papel en la cristiandad fue creciendo según cambiaba la concepción que tuvieron los cristianos de los cuatro primeros siglos de nuestra era sobre la figura de Jesús.
 
17:30-18:00- Mesa redonda
Los asistentes al curso podrán consultar a los tres ponentes todas las dudas que hayan quedado pendientes durante las charlas y también cualquier otra cuestión relacionada con el tema del seminario.
 
 NOTA:
 Mañana publicaré, deo favente, mi postal sobre “Un argumento serio de R. Carrier sobre la no existencia de Jesús”.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 3 de Diciembre 2020

Comienza la serie "30 Monedas", dirigida por Álex de la Iglesia. Su temática nos servirá para analizar el interesante mundo de las reliquias, su significado y sus variedades, en las religiones antiguas.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura


038. "30 Monedas": la importancia de las reliquias (1).
Denario de plata de Tiberio. Tomado de Wikicommons.

Una reliquia puede ser, según el diccionario de la RAE, el “residuo que queda de un todo”, un “vestigio de cosas pasadas”, “objeto o prenda con valor sentimental”; y, principalmente, “parte del cuerpo de un santo, o lo que por haberle tocado es digno de veneración”.
La palabra es un derivado del latín relinquo, “dejar”, “abandonar”, procedente a su vez de la raíz indoeuropea *leikw-, “dejar”. De su versión griega tenemos en español lipotimia, “pérdida pasajera del sentido y el movimiento”. Del latín linquo provienen delincuente, delito, reliquia y relicario. La idea principal que da significado a nuestras reliquias es que tenemos en nuestras manos los restos de un cuerpo o algún objeto conectado directamente con una persona principal en sentido religioso. Esta costumbre tan católica tiene, pese a las apariencias, una tradición tan antigua como el neolítico, es decir, unos doce mil años de existencia.

En la ciudad de Jericó se desarrolló, durante el denominado Neolítico Precerámico A (entre el 9500 y el 7300 antes de nuestra era), un asentamiento que ha sido calificado como la primera ciudad de la historia. Construida en un promontorio, tenía casas ovaladas de adobe y una muralla que la rodeaba, a la que incluso se añadió una torre circular de la cual se han excavado importantes restos (se conserva parte de la escalera interior).

En esta ciudad tenemos constancia de un culto a los antepasados de chocantes características. Este culto se manifiesta a nuestros ojos en el hallazgo de varias tumbas preparadas en los suelos de las casas. Si bien esta es la costumbre general del asentamiento, que alcanzó incluso unos dos mil habitantes, algunos de estos enterramientos destacan singularmente. Se trata de una serie de cuerpos cuyo cráneo fue reservado para un tratamiento ulterior sumamente notable: una vez separado, el cráneo era remodelado cuidadosamente con una especie de yeso para reconstruir una cara que, se entiende, recordara la faz del difunto. Para los ojos se insertaban en las cuencas conchas. Además, la reconstrucción se decoraba con rojo y negro de manera que se acentuaran detalles de la persona difunta (se llegó a representar de esa manera cabellos o bigotes).
 
Otros yacimientos de Siria, Jordania, Israel y Palestina han proporcionado piezas de este u otros tipos, y en todos los casos esta costumbre se relaciona con el culto a los ancestros. La agricultura llevó a relacionar la siembra con el enterramiento: tal como la semilla se introducía en tierra, así era enterrado el difunto. Por otra parte, la radical característica humana que podríamos calificar como “vida consciente” debió llevar a considerar que los fallecidos mantendrían esa consciencia post portem y que sería posible dirigirse a ellos como intermediarios entre las divinidades y los vivos. Esa forma de mediación se afirmó de dos maneras principales: el respeto hacia los enterramientos y la necesidad de mantener algún contacto más allá de lo reverencial.

No es de extrañar entonces que objetos o partes del cuerpo resultaran indicadas para realizar estas prácticas religiosas. El objetivo primordial sería que la intercesión conllevara el éxito de las labores agrícolas, pues los difuntos, en su calidad de “no vivos”, estarían en contacto con el desconocido mundo de las divinidades, tanto del espacio como de lo subterráneo: por una parte, al haber superado el tiempo mortal se encontrarían en el “no tiempo” o tiempo eterno, de manera que podrían servir para conocer el futuro; por otra, como restos en contacto con la tierra que da el alimento, su influencia sería decisiva para que los vivos pudieran sobrevivir.

Si a esto añadimos que la selección de la calavera o cráneo se corresponde con ciertas tradiciones que consideraban esta parte del cuerpo como la más sagrada o más cercana a la divinidad, la separación y embellecimiento de los cráneos intentando devolver vida a características de aquellos antepasados serviría para perfeccionar el ritual, propiciar a los difuntos y tener éxito en lo relativo a las preocupaciones humanas.

En España también tenemos una muestra de estos rituales con cabezas de difuntos. En Numancia (Soria), la bodega una casa celtíbera ha proporcionado cuatro cráneos que se relacionan o con el rito céltico de las cabezas trofeo o con la conservación del cráneo del ancestro.

Saludos cordiales.
 
www.eugeniogomezsegura.es
logos@eugeniogomezsegura.es
 
 
Domingo, 29 de Noviembre 2020
Acaba de aparecer en Trotta el libro titulado “El Jesús histórico. Otras aproximaciones. Reseña crítica de libros significativos en lengua española” (26-11-2020 – 1149)
 
Escribe Antonio Piñero
 
Interrumpo momentáneamente mi crítica a los argumentos de R. Carrier para anunciaros que ha salido hace una semana, creo, otro breve ensayo mío, que complementa al libro anterior “Aproximación al Jesús histórico” del que escribí que había aparecido la cuarta edición. La primera parte de “Aproximación al Jesús histórico” ha sido muy bien acogida por los lectores. Y esto ha llevado a publicar esta segunda parte, que complementa claramente la primera.
 
Este segundo libro es más breve; solo tiene 195 páginas y de hecho había aparecido ya en versión electrónica que ahora ha sido levemente ampliada y corregida.  El ISBN es 978-84-9879-986-4. El precio, creo es en torno a 20 euros.
 
A este propósito comento lo siguiente:
 
 
Circulan entre los lectores de lengua castellana dos tipos de libros sobre Jesús de Nazaret. Uno, la mayoría, escrito por autores de una u otra confesión cristiana. Otro, minoritario, compuesto por estudios de autores independientes no confesionales, pero que procuran no ser militantes, en pro de una opción que exponga los resultados de una aproximación a Jesús obtenida con los mismos medios empleados para estudiar otras biografías o libros parecidos de personajes ilustres de la Antigüedad. Poner a disposición del público un panorama breve pero bastante completo de lo que se está escribiendo en lengua española en estos momentos es pues la finalidad de esta segunda parte.
 
Este panorama se divide consecuentemente en dos secciones. La primera, que al autor designa como “sendas perdidas”, contiene apreciaciones positivas y negativas respecto a las obras sobre Jesús de autores confesionales, es decir, dependientes de la fe de una iglesia determinada. La segunda, que el autor considera como “otras sendas”, ofrece por medio de análisis históricos otras aproximaciones al personaje que el autor defiende como más cercanas a la figura histórica de este y que no dependen de iglesia alguna. Ahora bien, también esta segunda parte es crítica, aunque se trate de libros que intentan no estar condicionados por una fe previa en Jesús. Se trata de construir una imagen de este sobre la base de lo que razonablemente podemos saber hoy acerca de él utilizando todas las herramientas usuales en la investigación de la historia antigua.
 
No puede hacerse otra cosa con la figura de Jesús, ya que su vida y mensaje se encuadran en el panorama teológico-social del Israel de su tiempo… de hace dos mil años.
 
La lista de libros comentados no es muy grande teniendo en cuenta que sobre Jesús se escriben cerca de mil libros al año, aunque la mayoría sin valor histórico alguno. Pero con los aquí presentados cree el autor que tiene ya el lector suficientes herramientas intelectuales para formarse una idea de cómo debe discurrir hoy día la investigación del Jesús de la historia. La imagen del Nazareno obtenida de este conjunto crítico no está condicionada ni escrita en apoyo de confesión alguna, pero sí con la consciencia plena de que su vida –aun siendo la de un personaje históricamente remoto– está totalmente viva en la inmensa mayoría de los cristianos. Por ello, esa vida sigue interesando por sí misma.
 
Opine que de esa vida se pueden extraer sin duda alguna ciertas normas éticas y principios que ayudan a mejorar la vida del ser humano del siglo XXI.
 
I.  APROXIMACIONES TEOLÓGICO-HISTÓRICAS
El Jesús de Senén Vidal
El Jesús de Sean Freyne
El Jesús de José Antonio Pagola
El Jesús de James D. G. Dunn
El Jesús de Rafael Aguirre, Carmen Bernabé y Carlos Gil Albiol
El Jesús de Gerhard Lohfink
El Jesús de Javier Gomá Lanzón
 
II. APROXIMACIONES HISTÓRICO-CRÍTICAS
 
El Jesús de Paul Heinrich Dietrich, barón (Freiherr von) de Holbach
El Jesús de Gerd Theissen y Annete Merz
El Jesús de José Montserrat Torrents
El Jesús de Gonzalo Puente Ojea
El Jesús de Fernando Bermejo
El Jesús de John P. Meier
El Jesús de Antonio Piñero
 
Espero que os parezca interesante
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
 
NOTA:
 
Enlace de una entrevista / conversación de hace unos días con Gabriel Andrade sobre el Concilio de Nicea, la postura teológica del arrianismo y temas  conexos
 
 https://www.youtube.com/watch?v=rmZQQ7Lu-lY
 
 
Jueves, 26 de Noviembre 2020
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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