Notas

96-02 La obra de Filón de Alejandría (II)

Redactado por Antonio Piñero el Domingo, 6 de Diciembre 2009 a las 07:01


Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos con el tema “Vida, obras, método hermenéutico filonianos”, como comentario más amplio a la aparición del segundo tomo de las Obras Completas de Filón (Editorial Trotta; volumen V de la serie)

La obra de Filón

Aunque bien escritas, en lenguaje culto y erudito, llenas de citas de poetas y otras obras literarias griegas, los escritos de Filón son más interesantes para la historia de la filosofía que para la de la literatura. Se ha dicho con razón que la obra filoniana representa, después de Aristóteles, el primer corpus filosófico amplio conservado, tanto en manuscritos medievales como en algunos papiros y en numerosos citas de los Padres de la Iglesia.

No todas las obras de Filón han llegado hasta hoy. Las que se han salvado del olvido, salvo algunos escritos circunstanciales de los que se tratará al final de esta sección. se centran en torno al estudio y comentario de las Escrituras judías, y en concreto de los primeros cinco libros, el Pentateuco. Filón aborda este estudio a distintos niveles de profundidad.

A) En un primer nivel se hallan los comentarios sencillos y seguidos al Pentateuco (cinco primeros libros de la Biblia.

Escribió cinco, pero sólo se conservan los Comentarios o Cuestiones al Génesis y al Éxodo.

En ellos el autor explicaba sucesiva y brevemente, frase por frase, tanto el sentido literal como el alegórico de los textos. Según los estudiosos de Filón, esta serie de obras refleja los guiones o resúmenes de las aclaraciones o prédicas que Filón hacía en la sinagoga, tras la lectura de los pasajes determinados para el día.

B) En un segundo nivel, más profundo, están compuestos los comentarios apologéticos al Pentateuco, denominados también "Exposición de las leyes".

Estas aclaraciones siguen un esquema que se acomoda al tenor de la alianza entre Israel y Yahvé: la creación y los patriarcas; el decálogo; las prescripciones legales, rituales y de pureza; la vida moral o las virtudes; premios y castigos. El comentario da lugar a diversos libros que llevan el título correspondiente al tema principal sobre el que versan:

De la creación del mundo;
Sobre Abrahán,
Sobre José, el patriarca;
Vida de Moisés;
El decálogo;
De las virtudes;
Sobre los premios y castigos.

El mayor volumen de los libros asignados a este propósito permite a Filón un comentario más extenso de la Escritura. La obra tiene como lector ideal al judío culto, helenizado, que quiere entender y vivir el texto sacro, pero también –y de un modo apologético— al pagano respetuoso que desea conocer a fondo el judaísmo. No supone Filón en su lector un conocimiento especial de las Escrituras, salvo haber leído los textos correspondientes.

El conjunto empieza por la creación (primer capítulo del Génesis), ya que Filón supone que el universo es la primera entidad gobernada por las leyes de Dios, y concluye con los tratados sobre normas divinas, virtudes y premios.

En este conjunto se incluyen, como se ve por los títulos, una serie de biografías sobre los patriarcas, aunque de ellas se han perdido dos importantes, la de Isaac y Jacob. En estas “vidas” presenta Filón, por una parte, dos tríadas de personajes, en las que cada uno de ellos representa una virtud.

La primera tríada, que no tiene una biografía especial sino que va incluida en la de Abrahán, está formada por personajes anteriores a éste y menos importantes, como Henós, Henoc y Noé. Éstos son los sabios “aún no perfectos” y representan la esperanza, el arrepentimiento o deseo de la salvación y la justicia.

La segunda tríada, Abrahán, Isaac y Jacob, son los sabios perfectos y representan la sabiduría / virtud adquirida por naturaleza, enseñanza y práctica. Abrahán, en concreto, es el modelo de la búsqueda de la verdad y del deseo de salvación. Su mujer, Sara, es también el símbolo de la sabiduría y de la virtud, como pareja inseparable de su marido.

Aparte de los que encarnan las virtudes, hay dos personajes más, muy importantes: José y Moisés.

El primero es el modelo del gobernante perfecto que se rige por la ley natural, igual a la ley de Dios. Lo ideal para Filón sería que todos los hombres pudieran dedicarse a la verdadera vida, la consagrada a la filosofía, a la religión y a la mística. Pero como eso no es posible, el gobierno de la ciudad o de la nación, la política, aparece como un mal necesario para el hombre en sociedad. Para transformar este mal menor en bien se requiere un gobernante que actúe conforme a las leyes divinas. El modelo fue José y su gobierno de Egipto.

El segundo, Moisés, representa el culmen de todos los personajes anteriores a él. Es el dechado de todas las virtudes: legislador y “rey”, es decir, dirigente del pueblo, profeta, taumaturgo, sabio. A él dedica Filón el doble de espacio que a sus antecesores. Quizás esta “biografía” tenga por lectores sobre todo a gentiles, ante quienes el autor desea presentar al mejor hombre de todos los tiempos.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Domingo, 6 de Diciembre 2009
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