Bitácora

Picardía boliviana

José Rodríguez Elizondo


La periodista Brenda Romero, del diario boliviano La Razón, me pidió una opinión escrita sobre el reciente homenaje chileno a Eduardo Abaroa, heroe boliviano de la guerra del Pacífico. Le interesaba saber si eso significaba el reconocimiento de una deuda por parte de Chile. Puso a mi disposicion 1.700 caracteres y agregó: “Por política del periódico no podemos hacer cambios en su nota, por ello le pedimos que sea exacto en el número de caracteres”.

En el primer párrafo de mi respuesta (que se ceñía rigurosamente al espacio asignado) dije que el homenaje a Abaroa era “un acto de nobleza intrinseca” y no debía entenderse como pago de nada. Añadí: “Los héroes –así quiero creerlo- entenderían mejor que nadie aquello que dicen que dijo Atahualpa: ‘usos son de la guerra vencer y ser vencido’ ”.

El día 10 de abril ese párrafo fue publicado de la siguiente manera: “Los héroes –así quiero creerlo- entenderían mejor que nadie use aquello que dicen que dijo Atahualpa: ‘usos son de la guerra vencer y ser vencido’ ”.

Contrariando la invocada política del periódico, se había insertado la forma verbal “use”. Sus tres letras cambiaron totalmente el sentido de la cita incaica. ¿Lapsus freudiano o picardía de editor?

A continuacion, el texto íntegro de mi envío:

EL HEROE ABAROA
JOSE RODRIGUEZ ELIZONDO

El homenaje que rendirán autoridades y fuerzas militares chilenas a Eduardo Abaroa, en Calama, se enmarca en el antiquísimo culto a los héroes. En este caso, el culto a un héroe que murió combatiendo contra Chile. Es, por tanto, un acto de nobleza intrínseca, que no debiera mezclarse con eventuales cobros ni aceptaciones de deudas históricas. Los héroes –así quiero creerlo- entenderían mejor que nadie aquello que dicen que dijo Atahualpa: “usos son de la guerra vencer y ser vencido”.


Por otra parte, la iniciativa de este homenaje viene desde el alto mando del Ejército de Chile. Esto obliga a enfocarlo como una importante medida de fomento de la confianza entre chilenos y bolivianos. En lo fundamental, porque exorciza un fantasma boliviano recurrente, según el cual serían nuestros militares el principal escollo para cualquier tipo de diálogo con Bolivia.

La verdad es que, desde la toma de posesión de Evo Morales y de Michelle Bachelet, ha madurado notablemente la relación entre los mandos castrenses de nuestros dos países. Ya bajo la jefatura del general Juan Emilio Cheyre, el Museo Historico-Militar del Ejército inauguró una placa rindiendo homenaje a los soldados bolivianos y peruanos que murieron defendiendo sus patrias. Luego, el general Oscar Izurieta, sucesor de Cheyre, hizo a su homólogo boliviano, general Freddy Bersatti, un regalo del mayor simbolismo: un fusil boliviano recogido durante la guerra.

Reconozcamos, entonces, el honor y el valor de Abaroa, como insumo de una mejor relación futura.
José Rodríguez Elizondo
| Sábado, 14 de Abril 2007
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