¿Considerando los resultados de este año en las elecciones en las Américas, cómo se afectará la integración en la región en 2007, mejorará o empeorará?
Dicho desde el escepticismo, la casi homogeneidad política no es obstáculo para la integración regional, pues el “izquierdismo” dominante sólo garantiza momentos de retórica común. Veo más posibilidades de alineamiento estratégico entre el derechismo de Alvaro Uribe, la socialdemocracia canosa de Lula, el concertacionismo de Michelle Bachelet y el aprismo de Alan García, que entre éstos y el “bolivarianismo” castrófilo de Hugo Chávez, el peronismo variopinto de Kirchner y el socialismo indigenista de Evo Morales.
Por lo señalado, la integración seguirá siendo una asignatura urgente y pendiente, a menos que reconozca dos déficit interconectados: falta de la voluntad política necesaria para reconocer un liderazgo (una o más locomotoras) y carencia de una estrategia adecuada (recorrido de la máquina).
Ambos déficit vienen de nuestra tendencia a utopizar. Pensamos la integración como una arquitectura que nace del debate racional y no asumimos que las integraciones "macro" realmente existentes, de izquierdas o derechas, son (o fueron) secuela de cataclismos: la Guerra de Secesión, para formar los EE.UU; la revolución rusa, para formar la URSS, y la Segunda Guerra Mundial, para abrir paso a la UE. A mayor abundamiento, el integracionismo de Bolívar surgió desde la gesta independentista.
Debemos asumir, entonces, que:
1.- Ante lo indeseable de una gran catástrofe para crear los Estados Unidos de Latinoamerica, hay que reducir el objetivo estratégico inicial. Esto significa partir desde una porción geográfica más “amigable”, para constituir “masa crítica”. El modelo más seductor sigue siendo esa mínima Comunidad del Carbón y del Acero, que hoy se asume como germen de la Unión Europea.
2.- Ejecutar ese proyecto exige un liderazgo reconocido, lo cual supone una negociación de complejidad histórica para a) equilibrarse entre los intereses nacionales de las partes y b) asegurar la gobernabilidad democrática de los países-partes, para que esa negociación sea autosustentable.
En síntesis y a tenor de la pregunta, el proyecto integracionista mejorará, porque no tiene opositores razonables, en lo político ni en lo económico; porque la institucionalidad integracionista ha creado una infraestructura intelectual interesante, y porque hay proyectos –como IIRSA- que están creando mejores bases nateriales. Sin embargo, mientras no surja el liderazgo necesario para una estrategia realista, todo avance será vegetativo. Es decir, no desencadenará el salto cualitativo que se requiere, para zafarnos del descenso a las ligas menores.
Encuesta de Perú 21, 30.12.06