Bitácora

INSULZA: DE LA OEA A LA PELEA

José Rodríguez Elizondo

Lo reitero: entrevistadores bien informados me están ahorrando el trabajo de escribir columnas o ensayos sobre los problemas vecinales de mi país. Los mismos que, por gracia y obra de Evo Morales, se han venido globalizado. Copio, a continuación, la entrevista que me hiciera el periodista Mauricio Mondaca para la cadena de diarios regionales de El Mercurio. Gira en torno al nombramiento y circunstancias de José Miguel Insulza como nuevo agente de Chile, ante la Corte Internacional de Justicia.



 

¿Cómo cree usted que va a incidir la designación del ex ministro José Miguel Insulza como agente de Chile en la demanda presentada por Bolivia?

 

En lo estrictamente judicial poco podrá hacer, pues la suerte está echada al 90 por ciento. En efecto, por el solo hecho de dar tramitación a la demanda, la CIJ otorgó a  Evo Morales el “punto de prensa” global que éste quería y que, a mi juicio, era su objetivo principal. En segundo lugar, ya perdimos la batalla de la incompetencia de esa Corte y eso es inmodificable. En tercer lugar, siendo claro que los jueces no pueden obligarnos a ceder soberanía, sólo queda postular a un fallo con formas diplomáticas.  Por ejemplo, que nos inviten a negociar, al estilo de las resoluciones de la OEA. Algo así como “esta Corte vería con agrado que Bolivia y Chile...”. El espacio para que Insulza aplique sus habilidades políticas y diplomáticas estaría en ese espacio y en la eventual negociación pos fallo.  Salvo, por cierto, que ambos gobiernos opten por cerrar el juicio y adelantar la negociación que es una posibilidad muy interesante.

 

 

-¿Esto significa un tropiezo en la estrategia chilena o forma parte, como dice el Gobierno, de una segunda etapa en el proceso?

 

Me complica el uso de la palabra estrategia para lo que ha sido, más bien, un trabajo técnico-jurídico de abogados chilenos y extranjeros. En el contexto de un conflicto de poder, como es el que tenemos con Bolivia, la estrategia es un tema mucho más complejo, pues supone organizar todos los recursos de poder del Estado. He venido llamando la atención  sobre esto desde hace muchos años y muchos textos. Ejemplificando, he dicho que Perú tuvo una estrategia sofisticada, manejando el larguísimo plazo y arrastrándonos al campo de la controversia  jurídica por medio del “efecto contrasimbolización”. Es decir, valiéndose de nuestro proclamado respeto al multilateralismo y a las normas del derecho internacional. En paralelo, envió señales contradisuasivas,  sostuvo una política de “cuerdas separadas” y ejerció una diplomacia segmentada con países tan importantes, en la coyuntura, como Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina. Los bolivianos, por su parte, también han tenido una estrategia compleja y quizás no nos dimos cuenta porque los subestimamos. Hasta hace poco algunos aludían a la “política errática de Evo”. Además, su estrategia tiene una base histórico-fundacional, pues sus líderes comenzaron  a pulirla en 1825 para disputarle Arica a Perú. A este respecto recomiendo leer el libro “La punta del iceberg”, una excelente investigación del Centro de Estudios Estratégicos de la Academia de Guerra, de nuestro Ejército.

 

-¿De dónde proviene, según usted, la “falta de cohesión” a la que hizo alusión Felipe Bulnes al dejar el cargo?

 

Viene de la sociedad civil y no de la clase política que, salvo excepciones individuales, ha apoyado la actuación del gobierno. Al parecer, se subestimó el sentido común de los ciudadanos, al tratar de reducir los conflictos de poder a contiendas de abogados. Pero, por sobre todo, ese faltante viene de los porfiados resultados. Los chilenos hemos visto, con tristeza, cuántos líderes importantes manifiestan simpatía por la causa boliviana y sólo neutralidad ante nuestra defensa. El espaldarazo del Papa Francisco fue un punto demasiado fuerte. Por último, los chilenos extraoficiales comenzaron a pedir explicaciones en voz alta cuando la CIJ rechazó, casi por unanimidad, nuestras excepciones preliminares. Pocos creyeron que ese rechazo nos dejaba mejor que antes, como sostuvo el anterior agente.

 

-El ex canciller Miguel Schweitzer dijo que el arribo de Insulza deja al equipo chileno en una posición “bastante mejorada”. ¿Ese comentario puede leerse como una crítica a la labor de Bulnes?

 

También puede leerse como un elogio para Insulza. Elija usted la parte del vaso.

 

-¿Cómo cree usted que fue la labor de Felipe Bulnes?

 

No me gusta hablar en términos de creencia. Prefiero decir que siempre  lo ví y escuché muy prestante, caballeroso y convincente, desde su experiencia como abogado litigante. Me daba la impresión de que aplicaba la lógica férrea del derecho civil a un conflicto de poder, donde rige la  lógica sutil del derecho internacional y la flexibilidad institucional de la ONU.  Tal vez por eso se manifestó sorprendido cuando planteé que Chile no debía comparecer al proceso, terminando con la tribuna de Morales. Al parecer, creyó que eso nos habría puesto en rebeldía o dejado en la indefensión. Sucede que el artículo 53 del Estatuto de la CIJ admite esa opción y hay una matizada jurisprudencia sobre la materia.  Bulnes debió pedir un informe en derecho al respecto, aunque no a los abogados litigantes contratados, por razones obvias. Muchos ven hoy esa posibilidad como menos riesgosa que un fallo inaceptable o un retiro del Pacto de Bogotá.

 

-¿Es relevante que el agente de Chile en una demanda de este tipo esté dedicado exclusivamente a esa labor? Se lo pregunto porque en las últimas semanas se conoció que el ex agente Bulnes fue contactado por la ANFP para colaborar en una auditoría.

 

Es absolutamente relevante.  Pienso en las redes y contactos que hizo Allan Wagner en La Haya,  incluso con los jueces, en cuanto agente peruano full time y diplomático profesional. Tal vez algo similar esté haciendo en estos momentos el agente boliviano Eduardo Rodríguez Veltzé, ex Presidente de la República y de la Corte Suprema.  En todo caso, la dedicación a tiempo parcial de Bulnes no fue subrepticia. Tengo entendido que él lo planteó, derechamente, cuando fue designado y dos gobiernos  aceptaron su posición.

 

-¿Cree que la designación de Insulza, un personero con un perfil internacional más alto que Bulnes, generaría preocupación en Bolivia?

 

Puede preocupar a los políticos cortoplacistas. De hecho, el ideologizado vicepresidente Alvaro García Linera está tratando de desacreditarlo, al presentarlo en contradicción con sus opiniones dialogantes hacia Bolivia, en cuanto jefe de la OEA. Eso no tiene sentido, pues su rol de entonces era de carácter intergubernamental y cualquier político con oficio lo entiende.  Por el contrario, estimo que los líderes bolivianos sofisticados, como Carlos Mesa o intuitivos, como Morales, debieran valorar el cambio, por la alta capacidad de Insulza como negociador. Que de eso se trata, en definitiva.

 

 

-El Presidente Morales dijo esta semana que con Bolivia “está todo el mundo” y que Chile “está solo”. ¿Podría Insulza mejorar el impacto de la postura de Chile en círculos internacionales?

 

Todo el mundo es mucha gente y ni siquiera Robinson Crusoe estuvo solo. Al margen de las hipérboles, Insulza tiene una capacidad acreditada para desenvolverse en esos círculos. Como canciller de Eduardo Frei obtuvo los mejores resultados vecinales de los gobiernos de la Concertación. Pero aquí el tema no es cómo mejorar el impacto de una postura, sino como corregir esa postura. Para eso, nuestro gobierno debe  definir los objetivos políticos de Chile respecto a Bolivia y a la CIJ y eso nos trae, nuevamente, al tema de la estrategia.

 

-¿No cree que es contraproducente que el vicepresidente y el canciller de Bolivia hayan sido invitados y recibidos en dos universidades del Estado en Chile, repartiendo material ligado a la demanda boliviana?

 

Digamos que esos casos distaron mucho de reflejar una política de Estado.

 

-Una buena performance de Insulza en esta tarea, ¿podrían proyectarlo como figura presidenciable?

 

Si no piensa mucho en eso, si conserva sus dotes de buen negociador, si reconoce los errores estratégicos escondidos bajo la alfombra, si sabe informar a la ciudadanía, si llega a buenos acuerdos en buena fecha y si la Presidenta Bachelet le reconoce esos méritos... entonces no lo para nadie.

 

José Rodríguez Elizondo
| Martes, 1 de Diciembre 2015
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