Bitácora

Geopolítica del conflicto con Perú

José Rodríguez Elizondo


Cuando el canciller de Ecuador dijo compartir la posiciónchilena sobre límites marítimos, nos pusimos en ventaja metafórica: ganábamos 2-1.

Pero la diplomacia peruana contraatacó con sendas declaraciones de los embajadores de Argentina y Brasil acreditados en Lima. El primero, Darío Alessandro, manifestó que Perú “actuó como corresponde” al acudir al Tribunal de La Haya, y que su decisión no puede interpretarse como “un gesto inamistoso”. Para el segundo, Jorge ’Escragnolle, Brasil aplaude la idea peruana de ir a La Haya, pues “ese es el camino”.

¿Empate a 2?... ¿3 a 2 en favor del Perú?

En rigor jurídico, el marcador no se ha alterado. Existe una diferencia cualitativa entre Ecuador, interesado directo en la mantención del statu quo y dos países sin interés comprometido. Pero, ojo: si ambos embajadores hablaron con responsabilidad, significa que emitieron una señal política (léase, marginal a los argumentos legales) insoslayable. Ella dice que, para Argentina y Brasil la demanda peruana es legítima, el statu quo es discutible y no es cierto, por tanto, que todo esté zanjado, como sostiene Chile.

En esto hay un subalineamiento geopolítico importante, por el gran peso propio de ambos países, por ser uno fronterizo con Chile y el otro con Perú y por implicar, en el caso de Argentina, una revisión histórica por vía indirecta. Recordemos que, en el caso del Beagle, la eventual recurrencia de Chile ante la Corte Internacional de Justicia fue considerada como un casus belli.

Esto indica lo anodino, geopolíticamente hablando, de denunciar que “Perú construyó el caso jurídico” durante años. Más bien confirma que, por haber descuidado el tema durante esos mismos largos años, Chile cedió la iniciativa estratégica y Perú obtuvo un éxito político sólo posicionando su pretensión ante la Corte de La Haya.

Por ello y con la discreción debida, urge hacer una revisión política de lo actuado. Esto implica, entre otras cosas, asumir que, por décadas, no enfrentamos la estrategia peruana
en construcción con una contraestrategia preventiva; que debemos revisar nuestros déficit concomitantes para superarlos en el futuro, y que uno de esos errores fue del más
puro ideologismo: haber creído que,en los conflictos fronterizos, la racionalidad del mercado podía más que la pasión del nacionalismo.

Quienes soslayan revisiones críticas dirán que eso sería llorar sobre la leche derramada. Sin embargo, más vale una vez rojo que mil veces amarillos. En otras palabras, bueno
sería llorar de una vez por todas y no seguir conteniendo el llanto cada vez que surja un conflicto.
Entretanto, habrá que aplicarse a la razón jurídica, haciendo de la necesidad virtud, pues queda claro que, en política exterior, inferior resulta el mérito de la resignación.


Publicado en La Tercera, 28.5.09
José Rodríguez Elizondo
| Jueves, 4 de Junio 2009
| Comentarios