-¿Cuál es la posición de Ehud Olmert en el Gobierno israelí tras la salida de Katsav?¿Es una reafirmación de su poder, al haber instado a dicho alejamiento? Recordemos la renuncia del general Halutz y las peticiones de la oposición para que Olmert y Peretz los siguieran...
Es un tema superado. Además, tenía poco fondo en materias de poder político. Primero, porque el Primer Ministro Ehud Olmert no podía solidarizar con un Presidente de Israel que abusaba de su jerarquía, para satisfacer el agresivo funcionamiento de su libido. Segundo, porque el rol del Presidente, en Israel, es simplemente ceremonial. Carece de la influencia política que sí tiene cualquier general. El problema, claro, es que así y todo Katsav se las arregló para proyectar una mala imagen que perjudicó a su país. Lo peor es que el Presidente anterior también tuvo sus problemas y debió renunciar. Era Ezer Weisman, muy popular por su comportamiento en las guerras (fue general de aviación), pero en su ancianidad protocolarmente representativa se dejo subvencionar por el sector privado. A propósito de estos dos casos, nunca entenderé la pequeñez de quienes, en la Knesset, permitieron que el visionario Shimon Peres fuera derrotado por Katsav. Si el rol del Presidente es ceremonial, Peres habría cumplido ese rol con creces. Pero, claro, muchos temieron que se proyectara más allá, gracias a sus contactos y sabiduría.
-¿Enfrenta Israel una "epidemia" de corrupción, tomando en cuenta, más allá de la situación de Katsav, las acusaciones contra Olmert? Un estudio muestra una caída de Israel en un ranking de honestidad en los últimos años...
Si, también están los antecedentes contra el propio Ariel Sharon y su hijo, en materia de aprovechamiento económico ilícito, pero no tengo antecedentes "micro" en esa materia. Lo importante es que en Israel existe una gran transparencia y no hay mucha vacilación para airear los errores de los políticos. Por eso, comparativamente, los príncipes no tienen facilidades para ocultar sus trapacerías, lo cual es una excelente contención. Yo me preocuparía cuando la prensa israelí comience a tapar las vergüenzas de los políticos o de los altos cargos civiles o militares.
-Por otra parte, ¿de qué manera influye este elemento interno en los procesos de paz? En Davos, el presidente palestino habla de que "llegó el momento de retomar negociaciones serias" para conseguir la paz con la creación de un estado palestino.
Es el problema del huevo y la gallina: La falta de Estado palestino hace que las negociaciones sean totalmente asimétricas, desequilibradas. Los palestinos carecen de instituciones con responsablidad superior y permanente y muchos israelíes, por su lado, les exigen que actúen con la responsabilidad de quienes tienen Estado. Este absurdo de base también tiene su correlato en la realidad de la corrupción. Según mi análisis, ésta ha jugado un rol mayor en el sector palestino, debido al déficit de instituciones. La falta de “estadidad” facilitó que los founding fathers, bajo el liderazgo de Arafat, ejecutaran una administración patrimonializada de los recursos públicos. Cualquier palestino de a pie conoce hasta qué extremos llegó el clientelismo en esa etapa. Esa fue, quizás, la razón principal de la emergencia de Hamas: la gente vio que, mientras los militantes fundamentalistas invertían sus recursos en la ayuda social -universidad, escuelas, orfanatos-, bajo la inspiración de líderes religiosos como Ahmed Yassin, las autoridades sistémicas "filtraban" demasiado dinero para arcas privadas e incumplían sus deberes como constructores de sociedad. Shimon Peres llegó a analizar este fenómeno desde una perspectiva superior, cuando dijo -hace muchos años- que sólo habría seguridad para Israel cuando existiera un Estado Palestino.
-¿Estaríamos ante un nuevo ejemplo de que los planes unilaterales no tienen posibilidad de éxito en la región?
El unilateralismo es la plaga decisiva. Está en los árabes, palestinos e iraníes que rechazan la realidad, negando el derecho a la existencia de Israel. Está en los israelíes que piensan que un contencioso de dos se puede arreglar sobre las bases de las decisiones de uno. Gran responsabilidad tiene, además, la superpotencia norteamericana. George W. Bush, llevado por su ignorancia y su animosidad contra Bill Clinton, había decidido -a inicios de su mandato- que no tenía porque seguir gastando los fondos de los contribuyentes norteamericanos en el pleito del Medio Oriente.Osama bin Laden, actuando en nombre de los palestinos ultras, le demostró, pronto -y catastróficamente-, que si los EE.UU no querían participar en la solución del pleito del Medio Oriente, éste sí quería intervenir en los EE.UU.
-Continuando con Medio Oriente, ¿Cuánto puede soportar Bush las andanadas contra la guerra de Irak, tomando en cuenta la mayoritaria oposición demócrata en el congreso y las encuestas adversas?
Yo conocí en vivo y en directo la experiencia de la guerra de Vietnam, que es el "modelo" que hoy se está redescubriendo en Irak. Entonces -hablo de los años 60- también hubo montajes de inteligencia para provocar reacciones patrióticas. El incidente del Golfo de Tonkin -falso asalto de patrulleras vietnamitas a barcos de guerra norteamericanos- equivalió a la denuncia sobre las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, que tampoco existían. Sobre esa base, creo que, aunque en diferido, ya está volviendo en los EE.UU la cordura expropiada por los neoconservadores. Es lo propio de una democracia que quiere seguir siendo real. Parafraseando a Lincoln, no se puede engañar a todos durante dos períodos completos. El increíble Donald Rumsfeld ya salió del escenario, Dick Cheney está rumiando su fracaso y el propio Bush es un "pato cojo". Pero, ojo: no excluyo que, dados sus malos antecedentes -fundamentalmente su ignorancia en materias de política internacional- quiera dar un zarpazo postrero, propio de un tigre herido.
Entrevista publicada en la Revista Política y Espíritu, el 28.2.07.