Probémoslo:
ARGENTINA.- Al parecer, aprendimos que las pataletas comerciales son pelos de la cola en el marco de una relación estratégica. Michelle Bachelet ya puede asumir a) que el protocolo gasífero no aseguraba, de manera indefinida, un abastecimiento seguro de gas barato y b) que, en el mediano plazo, los precios del mercado se imponen a los que fijan los gobiernos. Néstor Kirchner, por su lado, está controlando la tentación de interferir en nuestra relación con Bolivia, como coartada para sus desabotonamientos diplomáticos. Así, aunque siga sin apreciar nuestra simpatía y crea que hemos sido débiles con Pinochet, la relación progresa incluso en el nivel castrense: estamos listos para operar conjuntamente, bajo mandos alternados, en misiones de la ONU.
Por cierto, la delimitación pendiente de Campos de Hielo seguirá produciendo ruidos y podría reactivarse el pleito Argentina-Reino Unido por las islas Malvinas. En este caso, podemos volver a pasar por trances dificiles, si no definimos una posición clara y previa.
BOLIVIA.- Bachelet y Evo Morales ya tienen –cosa notable- una agenda de trabajo “sin exclusiones” y a largo plazo. Por otro lado, el cariño de Hugo Chávez por “Michelita” ha neutralizado su intervencionismo. En este nuevo marco debemos entender a) que con Morales hay mejores posibilidades de diálogo que con sus predecesores, b) que esto reduce su opción de recurrir al antichilenismo como válvula de escape, c) que la riqueza energética aumentó la estatura estratégica de Bolivia y d) que no debe confundirse la “diplomacia del gas” con el extorsivo trueque “gas por mar”.
Si Morales logra resolver su lío con los autonomistas, Bachelet, sin golpear ninguna mesa, podría enfatizar la necesidad de entablar relaciones diplomáticas. Pensar que esto es un riesgo, sólo refleja conciencia de debilidad en esa área.
PERU.- Alan García, para quien “Chile es un extraordinario socio”, produjo una infartante mejoría en la relación bilateral, con TLC e invitación a la Comunidad Andina de Naciones.
Poco importa si fue su reacción ante un eventual cerco del supuesto eje Caracas-Quito-La Paz. Los chilenos, víctimas crónicas del complejo de soledad, debemos asumir ese viraje como una buena señal para desfacer entuertos. Entre los más recientes, está claro que la extradición de Fujimori no es un tema vital, pues el Presidente peruano postula a un TLC con Japón y no quiere enredarse en un ajuste de cuentas con “el chino”. La redelimitación marítima, por su parte, está muy ligada a la aspiración marítima de Bolivia y casi todo indica que no se agitará en otros contextos. En cuanto aprista –y a diferencia de Alejandro Toledo-, García es un integracionista doctrinal.
SINTESIS.- Ayer Chile era una especie de maniquí top en la región: lucía modelos que nadie compraba; lo criticaban por antipático y hasta intentaban zancadillearlo. Hoy, mejor posicionado en el vecindario y apoyándose en Brasil, México y Colombia, hasta podría intentar ese “liderazgo conceptual”, que alguna vez sugiriera nuestra Presidenta.