Bitácora

"CHILE JURIDICAMENTE NO DEBE NADA A BOLIVIA"

José Rodríguez Elizondo

Rodríguez Elizondo tras el paso de Piñera por la ONU. Entrevista de Carlos Saldivia publicada en El Mercurio de 25 de septiembre 2011


 

El experto en temas regionales analiza la réplica que el Presidente Sebastián Piñera dio esta semana en la ONU al Mandatario boliviano, Evo Morales, luego que éste pidiera en la Asamblea General que la entidad multilateral "acompañara el reclamo de su país contra Chile por una salida al Pacífico. También analiza la política exterior chilena con los países vecinos y el apoyo del Gobierno a Palestina. 

 

Como ex embajador, abogado, periodista, experto en temas bilaterales y autor de siete libros al respecto, José Rodríguez Elizondo conoce bien las maniobras de diplomacia internacional en las Naciones Unidas.

 

Tal vez por ello al analista no le asombró lo ocurrido esta semana en la Asamblea General de la ONU entre Chile y Bolivia, luego de que el Mandatario boliviano, Evo Morales, pidiera en Nueva York que la entidad multilateral "acompañara" el proceso de reclamo de su país contra Chile por una salida al Océano Pacífico. A juicio de Rodríguez Elizondo, "si la ONU fuera una asamblea de juristas, establecería que ya hay "cosa juzgada" en la materia limítrofe y daría por no escuchada la intervención de Evo Morales.

 

Las declaraciones del Mandatario boliviano generaron una réplica del Presidente Piñera en el organismo internacional, quien contestó en su intervención que "no existen asuntos territoriales pendientes con Bolivia", que el Tratado de Amistad de 1904 fue "válidamente negociado", aprobado por los Parlamentos y ratificado por los Gobiernos. Además, Piñera subrayó que Bolivia reconoció que ese tratado fue fruto de una "negociación libre y consentida" y de acuerdo al derecho internacional. Según Rodríguez Elizondo, la intervención de Piñera fue acertada y explica que percibe una mayor audacia en la actual política exterior de La Moneda que la que hubo durante el gobierno de Michelle Bachelet.

 

-¿Cuáles son a su juicio los elementos que marcan mayor diferencia entre el estilo de la política exterior Michelle Bachelet y la de Sebastián Piñera?

 

-Percibo mayor ejecutividad y audacia en el Presidente Piñera, en contraste con cierta tendencia a postergar decisiones por parte de la ex Presidenta Bachelet. Si se quiere, es la base de la diferencia entre la reactividad y la proactividad en el sector. Esto incide en un "empoderamiento" comparativamente mayor de Alfredo Moreno, respecto a los cancilleres de Bachelet.

 

-¿Cuáles cree usted que fueron los aciertos y debilidades de la intervención del Presidente Piñera en la ONU?

 

-Me pareció correcto su enfoque en los temas de Bolivia y del conflicto de Medio Oriente y necesaria su alusión al conflicto estudiantil chileno, aunque con esto haya desconcertado a muchos observadores. Percibo una debilidad, en cuanto no estimó necesario "contar la historia" del primer intento boliviano en la sede multilateral en 1920. Creo que era pertinente y pudo tener a mano párrafos sintetizados de la demanda boliviana de 1920, ante la Sociedad de las Naciones y de la decisión negativa de esa entidad predecesora de la ONU.

 

-¿Cómo analiza usted que Evo Morales expusiera en la Asamblea General sus aspiraciones marítimas y cuestionara el Tratado de 1904?

 

-El Presidente Morales suele ser impermeable a las razones propiamente jurídicas, en lo interno y en lo externo. Eso lo facultó para ignorar o dar por olvidadas las gestiones históricas para multilateralizar el diferendo con Chile. Según el ex canciller e historiador Conrado Ríos Gallardo, en 1920, ante la réplica de la delegación chilena, el tema ni siquiera se puso en agenda y Bolivia se retiró de la Asamblea. Las grandes potencias entendieron que la nueva organización se suicidaba al nacer, si aceptaba cuestionar los tratados de límites entre sus miembros. Desde esa perspectiva, si la ONU fuera una asamblea de juristas, establecería que ya hay "cosa juzgada" en la materia y daría por no escuchada la intervención de Evo Morales.

 

-¿Cómo evaluó la réplica del Presidente Piñera a Morales?

 

-La réplica fue dura, pero obligada. Para nuestro talante eufemístico tal vez sea impropio decir que Chile no debe nada a Bolivia, pero en realidad jurídicamente Chile no debe nada a Bolivia.

 

-¿En este contexto, cuáles serían los próximos pasos en la estrategia de Bolivia para presionar por una salida al Pacífico?

 

-Si primara el realismo, tendría que reconocer que "la diplomacia de los pueblos" es una utopía peligrosa y que la soberanía, por sí sola, no agrega ni quita a la calidad de los liderazgos nacionales. Tendría que asumir, por tanto, que el apoyo regional que recibió Bolivia en 1979 ya no se sostiene. Fue más una censura al gobierno del general Pinochet que un apoyo al desconocimiento del Tratado de 1904. En esa línea, tendría que recapacitar respecto a su salida voluntaria del diálogo con Chile, con su discurso del 23 de marzo (Cuando Morales anunció que recurriría a instancias jurídicas). Desgraciadamente, como en Morales tiende a primar el ideologismo, corre el riesgo de quedar entrampado entre la contestación por motivos internos y el pragmatismo con buenos modales de las otras naciones.

 

- ¿Cuál es el objetivo y las etapas de la estrategia de Bolivia para judicializar sus aspiraciones marítimas?

 

- Quizás como fruto de la gestión en Bolivia del embajador peruano Manuel Rodríguez Cuadros, Morales tratará de amarrar su destino al comportamiento del Presidente Ollanta Humala, sea cual fuere el fallo en La Haya. Sería un reflejo más estratégico que jurídico, pues cualquier jurista boliviano sabe que no hay similitud en cuanto a la naturaleza de las pretensiones. Mientras Perú alega la inexistencia de un tratado marítimo respecto a aguas colindantes, Bolivia alega la injusticia de un tratado de límites vigente y centenario. Ni siquiera establece un territorio concreto como objeto reivindicable. De esto se concluye lo que sostengo en mis libros y cátedra: la calidad de la relación chileno-peruana es decisiva para mantener la conflictiva ilusión boliviana o para aterrizarla en una mejor realidad.

 

- Considerando las elecciones que se aproximan en Argentina y el nuevo gobierno de Ollanta Humala en Perú ¿Cómo evalúa la relación vecinal que mantiene Chile con ambos países?

 

- En cuanto al Perú, hemos superado un peligroso curso de colisión, catalizado por su demanda marítima. La actual relación Piñera-Humala ha iniciado un curso de distensión que deben esmerarse en sostener y mejorar, previendo escenarios para después de La Haya. Respecto a Argentina, por historia, intereses nacionales y geopolítica, habría que seguir privilegiando los factores de unión. Si hay piedras en el camino conjunto, como la calidad del apoyo a la reivindicación argentina de las islas Malvinas o los casos de personas "extraditables", no hay que dejar que se transformen en obeliscos. Chile debe tener las mejores relaciones con cualquier gobierno argentino.

 


 Chile frente al conflicto entre Israel y Palestina

-Usted fue embajador de Chile en Israel. ¿Qué le parece que el Gobierno apoye el deseo de Palestina de ingresar a la ONU?

 

-Recuerde que es un apoyo sin mención de límites. Por tanto, prima un valor simbólico que, bien manejado, puede ayudar a que se reanuden las negociaciones israelo-palestinas, que es lo que les interesa a todos los que luchan por la paz.

 

-¿Qué diferencias observa entre la política exterior de Bachelet y la de Sebastián Piñera en relación con el conflicto entre Israel y Palestina?

 

-No veo diferencias en cuanto al posicionamiento histórico de Chile. Este supone apoyar las negociaciones que permitan la creación de un Estado Palestino y que garanticen la existencia del Estado de Israel dentro de fronteras seguras. Un matiz diferencial, sobreviniente, se produjo cuando el gobierno actual decidió reconocer la existencia de un Estado Palestino, en el marco de una campaña iniciada por Mahmud Abbas y liderada regionalmente por Brasil.

José Rodríguez Elizondo
| Sábado, 1 de Octubre 2011
| Comentarios