SANTUARIOS. En el diccionario laico, santuarios son los espacios teóricamente inaccesibles donde se refugian combatientes irregulares y terroristas. Pueden ser internos o externos. Dada la condición isleña de Cuba y el estatus de Guantánamo, el Fidel Castro fundacional debió operar con santuarios internos. Los externos son los que se instalan en países vecinos. Conocidos son los casos de los comandos etarras en Francia y de los “contras” nicaragüenses que operaban desde Honduras. El paradigma estuvo en la ex Indochina francesa, cuando los guerrilleros vietcong se refugiaban en Cambodia, Laos y Vietnam del Norte, para preparar sus operaciones y eludir a sus perseguidores de Vietnam del Sur.
OPCIONES Y RIESGOS. Los santuarios externos colocan al gobierno y fuerzas del Estado “perseguidor” ante una alternativa dramática: respetar las fronteras y resignarse a ser atacados desde otro país o violarlas y entrar en conflicto internacional. Por su parte, el gobierno del país “santuarizado” tiene tres opciones básicas: colaborar con el Estado atacado, resignarse a la presencia de guerrilleros y terroristas o darles apoyo encubierto. Sólo la primera opción garantiza la buena relación vecinal. Tal fue la política francesa respecto a los etarras, que mucho contribuyó a una mejor relación con España. Las otras opciones colocan al país receptor ante el riesgo de represalias o de un conflicto internacional escalable. La presencia vietcong indujo el bombardeo norteamericano a Cambodia, en los años 60. Otro caso notable, a comienzos de los 80, fue el de las fuerzas de Yasser Arafat que hostigaban a Israel desde el Líbano, con resultados catastróficos para este país.
FARC EN ECUADOR. Según la información, se han detectado hasta 47 santuarios de las FARC en Ecuador, lo cual demostraría que no hay “política francesa”. El debate se centraba, entonces, en saber si eran tolerados o apoyados por el gobierno de Rafael Correa. Es una distinción importante pues, mientras la tolerancia puede sugerir sólo una neutralidad benévola hacia los irregulares, el apoyo sería una señal de franca hostilidad contra el gobierno de Uribe.
DECISION DE URIBE. En teoría, las opciones de Uribe se limitaban a resignarse, denunciar a Ecuador ante la OEA y la ONU o traspasar la frontera. Su decisión efectivizada de cruzar la frontera indica que, en su análisis estratégico, las FARC eran apoyadas por el gobierno de Correa. A mayor abundamiento, la presencia detectada de Raul Reyes –segundo líder de las FARC-, catalizó la audacia: el objetivo era tan rentable al interior, que el riesgo de un conflicto externo lucía plausible. La opción real de Uribe supone tres percepciones: responsabilidades compartidas con Correa, desconfianza en los organismos multilaterales y confianza en la protección de los EE.UU.
ROL DE CHAVEZ. El protagonismo “leñero” de Hugo Chávez demostró dos cosas. Una, que sigue en “fuga hacia delante”. Dos, que se cansó de ser Simón Bolívar y hoy quiere superar a Fidel Castro, expandiendo manu militari su “socialismo del siglo 21”. En su diseño eventual, las FARC eran la quinta columna que, sumada a una “operación pinzas”, le entregarían Colombia en bandeja. Por eso, las FARC no precisaban santuarios venezolanos, pues contaban con máximo apoyo oficial. De algún modo, esto suponía remplazar los fracasados focos guerrilleros de los años 60 por guerras de verdad (entre terceros países, por supuesto). ¿Originalidad chavista? …No, esto ya lo había pensado Castro en 1974, cuando sembró la idea de una guerra de Argentina y el Perú, contra el Chile de Pinochet.
Publicado en La Republica el 11.3.08.