CONO SUR: J. R. Elizondo

Pepemonos

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Caricaturas de la batalla por La Moneda José Rodríguez Elizondo

Fuente: Las Ultimas Noticias 17.1.2010


Caricaturas de la batalla por La Moneda

José Rodríguez Elizondo
Lunes, 18 de Enero 2010



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Bitácora

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Entrevista a JOSE RODRIGUEZ ELIZONDO publicada en el Diario La República (Perú) el 17 de enero 2010.


Foto: La República. Perú.
Foto: La República. Perú.
Si el Perú y Chile viven una “Paz Fría” acentuada tras la demanda ante La Haya el 2008 ¿Cómo podría cambiar la situación bilateral tras la elección de mañana?

Esto depende de los cambios de gobierno en ambos países y no sólo en Chile. Si no implican una conmoción sistémica, habría mejor clima para reducir las tensiones, pues los nuevos líderes llegarían sin cicatrices en la piel. En ese contexto, Frei y/o Piñera garantizan la normalidad sistémica. En cuanto al Perú, habría que esperar para conocer las opciones de recambio.

El ciudadano común peruano se hace una pregunta justa: ¿Conviene al Perú, en términos de relaciones positivas, que gane Piñera o Frei?

Ambos garantizan similar voluntad política de buenas relaciones. Frei lo prueba con su propio gobierno, que culminó con el Acta de Ejecución de 1999. En el Perú y Chile se dijo, entonces, que dicho acuerdo solucionaba “todos los problemas pendientes”. Piñera lo prueba con su decisión anunciada de no ceder espacios soberanos a Bolivia y con su ejecutoria empresarial. Como se sabe, los sectores empresariales chileno y peruano son, hoy día, la fuerza social que más y mejor trabaja por la distensión.

¿La distensión puede mantenerse en la medida que Frei asegura que la demanda peruana está desfasada y Piñera puntualiza que defenderá la soberanía chilena?

Visto desde Chile, el tema es que la tensión comenzó con la pretensión de alterar el statu quo fronterizo y se potenció, decisivamente, con la demanda ante la Corte Internacional de Justicia. En rigor, lo que se produjo en Chile fue una reacción defensiva y no una acción tensionante.

Usted sostiene que Chile tiene la razón jurídica, pero que su país no debe agotar su estrategia en este componente. ¿Cuál de los candidatos puede liderar una ofensiva mediática contra el Perú?

Lo que yo digo es que Chile ha dado una ventaja poco ortodoxa, al no elaborar lo que los tratadistas llaman “estrategia de disuasión”. Se ha limitado a la sola réplica jurídica, mientras el Perú ha desarrollado una estrategia integral, con manejo de los tiempos y componentes jurídicos, políticos, diplomáticos, económicos, militares y comunicacionales. A mi juicio, el peruano es un caso de aplicación creativa de la “estrategia de aproximación indirecta”, patentada por el teórico británico Liddell Hart.

¿Cómo debe manejar el nuevo gobierno chileno el caso del espía Víctor Ariza?

Se necesitan dos para el tango. El nuevo gobierno chileno debe tener un manejo más sofisticado, en la medida en que Alan García no reincida en su retórica nacionalista inflamada.

¿Debería, el ganador, suscribir el Pacto de No Agresión promovido por el presidente García o simplemente ignorarlo?

Con todo respeto, ese fue un acto fallido del Presidente García. Recuerde que esa nomenclatura fue desestimada. Primero, por superflua: la condena a la agresión es tema principal de la Carta de la ONU, cuyo rango jurídico es máximo. Segundo, porque evocar los viejos pactos de no agresión equivale a reconocer un ánimo beligerante y eso no ayuda a la distensión. Entiendo que lo que se está discutiendo, hoy, es un compromiso de cooperación.

En su último libro explica la presión neo-nacionalista que empujó a Alan García a liderar la demanda ¿El nuevo presidente debe también invocar a un neo-nacionalismo chileno en el tema?

En Chile la ideología nacionalista no tiene expresión sistémica o institucional. Sí existe un sentimiento nacionalista, que se expresa, ocasionalmente, en la sociedad y en cualquier partido. Eso explica por qué el tema marítimo sólo ha inducido reacciones, pero no acciones nacionalistas estructuradas. Ni Frei ni Piñera aportarían cambios de talante como el que usted dice.

¿Qué significa para usted el respaldo de Mario Vargas Llosa a Piñera?

Muy propio de un escritor que sigue amando la aventura. No lo digo por su opción piñerista, sino porque opinar sobre un momento decisivo de la política chilena, en Santiago y en el contexto de un importante conflicto con el Perú, debió parecerle un desafío interesante. Es importante recordar que MVLL es un peruano que se ha jugado por la amistad chileno-peruana. No se merecía las manifestaciones de repudio de una parte del público que concurrió a la inauguración de nuestro Museo de la Memoria.

¿Cuál es el mensaje que deja Michelle Bachelet respecto a las relaciones peruano-chilenas?

Me parece realista su llamado a tener una “relación inteligente”. Es lo mínimo que puede pedirse, pues escalar en el desafecto sería una estupidez.

¿Finalmente, cómo el nuevo mandatario y el presidente peruano elegido el 2011 pueden alcanzar un equilibrio en el Pacífico más allá de la Corte Internacional?

Importante pregunta pues, efectivamente, la demanda peruana reactivó el antiquísimo tema del equilibrio del poder en el Pacífico Sur. Lo hizo en cuanto desconoce el statu quo fronterizo y, simultáneamente, trata de consolidar la exclusión de Bolivia en los términos del Tratado de 1929. Para reconducir la relación bilateral, lo primero que debieran hacer los nuevos jefes de Estado es asumir con elegancia el eventual fallo de la CIJ. Ello les facilitaría enseñar que el tema del futuro no será la hegemonía, sino la cooperación en el Pacífico Sur, en el marco de APEC y de la integración sub-regional.


Entrevista original

José Rodríguez Elizondo
Domingo, 17 de Enero 2010



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Bitácora

9votos
Chile en primera vuelta José Rodríguez Elizondo

Bueno o malo, el caso es que los chilenos cultivamos el excepcionalismo político. En los últimos 45 años optamos por la primera revolución demócratacristiana en América Latina. Seguimos, a nivel global, con la primera transición electoral al socialismo duro. Caímos, sin transición, en una dictadura que nos aisló del mundo e impuso la economía más interrelacionable del planeta. Salimos de la paradoja coaligándonos entre ex enemigos (el eje socialista-decé de la Concertación) y marcando una cruz en una boleta plebiscitaria.

Con esos antecedentes, las elecciones de mañana parecen de una aburrida normalidad y pocos se desvelan por sus resultados. Sin embargo, si las examinamos de cerca, no dejan de tener una migaja de excepcionalidad. En efecto:

- Serán las primeras sin general Pinochet a la vista.

- La Presidenta Michelle Bachelet, socialista, con un 80 % de popularidad, triplica el apoyo que las encuestas asignan a su candidato (y ex Presidente) Eduardo Frei Ruiz-Tagle, demócratacristiano.

- El candidato independiente y diputado Marco Enríquez-Ominami, crítico feroz de la dirigencia concertacionista, fue socialista hasta hace poco y sus genes lo entroncan con patriarcas conservadores, el máximo líder mirista de los 70 y un ministro socialista de mercado.

- El candidato del irrenovado y extrasistémico Partido Comunista, Jorge Arrate, es uno de los líderes que renovaron al Partido Socialista. Como tal fue ministro y embajador de gobiernos de la Concertación

- El candidato mejor posicionado, el opositor Sebastián Piñera, votó contra Pinochet en el plebiscito de 1988. Eso lo hace desconfiable para muchos jefes de los partidos que lo apoyan y que participaron en el gobierno del general.

- Como contrapartida, Rodrigo García Pinochet, nieto del dictador y candidato a diputado, no encontró partido de derecha que lo inscribiera y debió postular como independiente.

- Por último, acaba de explosionar la verificación del “asesinato médico” del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, durante la dictadura. Esto lo acerca al destino trágico de Salvador Allende y confirma que los fantasmas del pasado no se han licuado (del todo) en la ambigüedad de los consensos.

Sobre la base de lo señalado, opto por tres conclusiones claras: Una, que la Concertación, en cuanto historia de éxito, está terminando su función de manera melancólica. Los candidatos que vienen de sus filas demuestran que el hastío endógeno es más fuerte que el temor a ceder La Moneda. Quizás por eso, ni Ricardo Lagos ni José Miguel Insulza se arriesgaron a competir.

La segunda, relacionada, es que los llamados a “atajar a la derecha” son más un reflejo verbal –flatus vocis, decían los romanos- que una decisión comprometida. En el fondo, todos saben que no hay diferencias sustantivas entre el modelo económico de Bachelet y el que plantea Piñera. A mayor abundamiento, éste ya se adelantó a ofrecer un gobierno de unidad nacional, reclutando a “los mejores”.

La tercera es que el candidato Frei –quien fuera un buen y probo presidente- ha debido luchar no sólo contra Piñera, sino contra las zancadillas que le vienen desde la Concertación. Y, si bien ha reconocido que sin partidos políticos no hay democracia, sus dirigentes no le han respondido con igual nobleza. Resignados a la impopularidad y más preocupados por sus clientelas parlamentarias estables y sus posiciones en el Presupuesto, ni siquiera han ejercido la sabiduría distributiva del viejo PRI mexicano. Este, recordémoslo, renovaba a todo el personal en cada inicio de sexenio.

Todo esto explica la uniformidad de los pronósticos respecto a lo ineludible de una segunda vuelta, a la cual, por primera vez, la oposición llegará con ventaja. La clave final estaría en la envergadura de esa ventaja. Si la diferencia es más de 10 puntos, nadie le quita la banda a Piñera, dicen los encuestólogos.

Sin embargo, una cosa es con encuestas y otra con cajón. Demasiados chilenos sólo decidirán cuando corran la cortina de la última cámara de votación.

La Republica 13.12.09

José Rodríguez Elizondo
Miércoles, 16 de Diciembre 2009



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Bitácora

8votos
La ultima movida de Alan García José Rodríguez Elizondo

La designacion de Manuel Rodriguez Cuadros como embajador peruano en Bolivia confirma que en politica no se muere, a lo más se hiberna



Es que Rodriguez Cuadros hace tiempo dejo de ser un simple y disciplinado profesional de la diplomacia. Como canciller de Alejandro Toledo fue el motor de la demanda maritima contra Chile y quien mejor implementó la estrategia de dar al conflicto “un tratamiento eminentemente jurídico, en cuerdas separadas en relación con el resto de la agenda bilateral”. En esa linea, no vaciló en fijar plazo a la canciller Soledad Alvear para que aceptara la tesis del vacio de tratado fronterizo y en hacer firmar a Ignacio Walker una declaracion con sorpresa incorporada: decodificada con amplitud, hacía aparecer a Chile aceptando la existencia de una controversia juridica.

Por eso, el hombre fue un incordio para García cuando, en aras de la ideología aprista, quiso zafar de esa herencia peligrosa. Entonces, su canciller Jose Antonio García Belaunde llegaria a declarar que Toledo (obviamente a través de Rodriguez Cuadros) habia “maltratado gratuitamente la relacion con Chile”. A ese garrotazo abstracto el Presidente agrego uno mas personalizado: pidio la renuncia del criticado al cargo que desempeñaba a la sazón: embajador ante los Organismos Internacionales en Ginebra. Ademas, despotricó contra el servicio exterior peruano, que se permitia alquilar viviendas por 25.000 dolares. Quienes todo lo saben, aseguraron que “los versos van para Manuel”.

Pero el ex canciller y ex diplomático no se rindió. Proyectando su gestión chilena, escribió un detalloso libro sobre el componente jurídico de la estrategia peruana, comenzó a dar conferencias por todo el pais y se convirtió en columnista estable del diario La Primera, conocido por la escasa simpatia con que trata a los chilenos. Desde tal ubicación, hoy esta compitiendo con Carlos Ferrero –tambien ministro prominente de Toledo - por el liderazgo de un nacionalismo de sectores medios, con base en el partido Perú Posible.

Está claro, entonces, que García no ha designado a un simple e intercambiable profesional de la diplomacia, sino a un político inteligente, de ideología nacionalista, para que le rescate una relación que se ha vuelto conflictiva. Digamos, para ayude a que Evo Morales olvide ciertas andanadas suyas y recuerde que Bolivia, al menos para el nacionalismo peruano, sigue siendo el Alto Perú de siempre.

Lo señalado confirma lo que escribiera el analista peruano Mirko Lauer, respecto a que, en materia de la relación con Chile, el canciller García Belaunde está “en una linea de continuidad con lo que hizo Rodriguez”. Pero –aquí esta el detalle no expresado- no porque éste haya cambiado de opinión, sino porque Alan Garcia ha contradicho a su propio canciller. En efecto, García Belaunde ya no podría criticar la gestión chilena de Rodriguez Cuadros, pues hoy está ejecutando su legado.

Si miramos mas arriba de los cancilleres, está claro que el gran timonel del cambio es Alan García. Con su ultrapragmatismo, ha devuelto a la vida política a quien maltratara a inicios de su mandato, encomendándole una misión literalmente estratégica. Junto con ello, y no casualmente, ha cedido un espacio politico decisivo a uno de los lideres mas connotados del nacionalismo peruano actual.


La Tercera 5.12.2009


José Rodríguez Elizondo
Miércoles, 9 de Diciembre 2009



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Bitácora

8votos
Respuesta a José Rodríguez Elizondo José Rodríguez Elizondo

Por Jorge del Castillo, congresista y ex Presidente del Consejo de Ministros de Alan Garcia



El destacado jurista y periodista José Rodríguez Elizondo, en artículo publicado en La Tercera, sustenta la tesis de que Alan García incurre en contradicción entre su política hacia Chile y el integracionismo aprista, el mismo que no se condiría con el nacionalismo del presidente peruano, a raíz de su rechazo enérgico a los actos de espionaje provenientes de Chile.

Rodríguez Elizondo conoce muy bien nuestro país, donde es muy considerado y respetado, pero incurre en un craso error de apreciación, al presumir que existe contradicción entre la posición nacional de condena a los actos de espionaje, expresada por el presidente García, con la sólida doctrina aprista de integración continental. Acaso pretende que, en nombre de la misma, el presidente peruano deje de denunciar y condenar un acto tan hostil como es el espionaje, sumado a la carrera armamentista de adquirir una flotilla de F-16, tanques y recientemente 600 millones de dólares en misilería ofensiva.

Él sabe que existió una estrategia pinochetista de infiltrar espías en las embajadas, así lo reconoció cuando aceptó la responsabilidad chilena por actos de espionaje en contra del Perú en 1978 en su libro Chile-Perú: el siglo que vivimos en peligro. Por lo que mal podría criticar el argumento presidencial de los rezagos de la dictadura que aún agobian al Chile de hoy, sin contradecirse a sí mismo.

La voluntad integracionista del Perú ha sido expuesta en las políticas que se ejercen desde 2006, cuando se dijo expresamente que la competencia con Chile no era militar, sino de desarrollo socioeconómico; y, en tal sentido, hemos venido acercándonos a pasos agigantados: obtención de dos calificaciones de grados de inversión y TLC con EEUU que antes solo tenía Chile; más baja inflación y mejor nivel de crecimiento económico, mejor soporte de la crisis financiera internacional, el hecho de que El Callao haya superado a Valparaíso en movimiento de carga y ser poseedores de petróleo y gas y con las posibilidades de agua y energía que tanta falta les hace en el norte chileno.

Otro aspecto sustancial de la posición peruana es la actitud unitaria de todos los sectores políticos, expresada en la reunión realizada ayer en Palacio entre el Presidente y los líderes políticos más importantes del país.

Esperamos de Chile una respuesta serena que repare la ofensa inferida y que sea consecuente con la bandera del Partido Socialista de la presidenta Bachelet, similar a la indoamericana del Aprismo.


Publicado en La República, el 19/11/2009.

José Rodríguez Elizondo
Domingo, 22 de Noviembre 2009



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Editado por
José Rodríguez Elizondo
Ardiel Martinez
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.





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