Continuando la exposición sobre mi visión de la educación digital desde la perspectiva de la cibersociedad en la que vivimos, dedicaré este artículo a un tema de gran actualidad, no exento de polémica: los cursos de formación on line conocidos como MOOCs.
El vocablo es el acrónimo de las palabras Massive Online Open Courses, cuya traducción directa al español nos habla de Cursos Masivos Abiertos y En línea. Como suele ser habitual en la utilización de siglas, la simple unión de sustantivos y adjetivos no siempre expresa con claridad su verdadero significado dando lugar a confusiones e interpretaciones erróneas. Incluso se plantean dudas sobre cuál es su alcance y utilidad pues en casos como este de los MOOCs se manifiesta una relativa dificultad en diferenciar que cursos se rigen por este enfoque y cuáles no responden a él.
Como apoyo a los esfuerzos que se están realizando en diferentes entornos, públicos y privados, para desarrollar e implantar en la educación digital este nuevo modelo, en las líneas que siguen trataré de hacer una aproximación al paradigma MOOC que ha sido adoptado por numerosas entidades formativas y educativas, incluidas múltiples Universidades, pero que también, como todo fenómeno emergente, cuenta con diversos detractores, quienes hacen énfasis en sus inconvenientes y debilidades por encima de sus ventajas y fortalezas.
Los MOOCs no son algo nuevo; su primera aparición conocida fue en el año 2008 cuando Dave Cormier y Bryan Alexander propusieron este nombre para un curso sobre Conectivismo y Conocimiento (Connectivism and Connective Knowledge), organizado por George Siemens y Stephen Downes en la Universidad de Manitoba, el cual superó ampliamente los 2.000 alumnos, inscritos de forma gratuita.
A partir de entonces comenzó a popularizarse el concepto, particularmente en estudios superiores, organizándose múltiples cursos del tipo MOOC, como por ejemplo los promovidos por la Universidad de Stanford en 2011 que alcanzaron en su momento cifras de más de 100.000 inscritos, destacando entre ellos el de “Introducción a la Inteligencia Artificial” organizado por Sebastian Thrun, profesor de dicha Universidad y el Director de Investigación de Google, Peter Norvig, en el que se matricularon unas 160.000 personas.
En España la Universidad Politécnica de Madrid puso en marcha en marzo de 2012 el proyecto Crypt4you considerado como el pionero de los MOOCs españoles, dirigido por los profesores Jorge Ramió y Alfonso Muñoz, el cual se ha convertido en un curso de referencia en criptografía y seguridad de la información en lengua hispana al haber tenido hasta marzo de 2014 más de 270.000 accesos.
El artículo completo puede leerse en: La educación digital; los MOOCs (I)
El vocablo es el acrónimo de las palabras Massive Online Open Courses, cuya traducción directa al español nos habla de Cursos Masivos Abiertos y En línea. Como suele ser habitual en la utilización de siglas, la simple unión de sustantivos y adjetivos no siempre expresa con claridad su verdadero significado dando lugar a confusiones e interpretaciones erróneas. Incluso se plantean dudas sobre cuál es su alcance y utilidad pues en casos como este de los MOOCs se manifiesta una relativa dificultad en diferenciar que cursos se rigen por este enfoque y cuáles no responden a él.
Como apoyo a los esfuerzos que se están realizando en diferentes entornos, públicos y privados, para desarrollar e implantar en la educación digital este nuevo modelo, en las líneas que siguen trataré de hacer una aproximación al paradigma MOOC que ha sido adoptado por numerosas entidades formativas y educativas, incluidas múltiples Universidades, pero que también, como todo fenómeno emergente, cuenta con diversos detractores, quienes hacen énfasis en sus inconvenientes y debilidades por encima de sus ventajas y fortalezas.
Los MOOCs no son algo nuevo; su primera aparición conocida fue en el año 2008 cuando Dave Cormier y Bryan Alexander propusieron este nombre para un curso sobre Conectivismo y Conocimiento (Connectivism and Connective Knowledge), organizado por George Siemens y Stephen Downes en la Universidad de Manitoba, el cual superó ampliamente los 2.000 alumnos, inscritos de forma gratuita.
A partir de entonces comenzó a popularizarse el concepto, particularmente en estudios superiores, organizándose múltiples cursos del tipo MOOC, como por ejemplo los promovidos por la Universidad de Stanford en 2011 que alcanzaron en su momento cifras de más de 100.000 inscritos, destacando entre ellos el de “Introducción a la Inteligencia Artificial” organizado por Sebastian Thrun, profesor de dicha Universidad y el Director de Investigación de Google, Peter Norvig, en el que se matricularon unas 160.000 personas.
En España la Universidad Politécnica de Madrid puso en marcha en marzo de 2012 el proyecto Crypt4you considerado como el pionero de los MOOCs españoles, dirigido por los profesores Jorge Ramió y Alfonso Muñoz, el cual se ha convertido en un curso de referencia en criptografía y seguridad de la información en lengua hispana al haber tenido hasta marzo de 2014 más de 270.000 accesos.
El artículo completo puede leerse en: La educación digital; los MOOCs (I)