Al observar el título de este apunte los lectores podrían esperar que a continuación haga una semblanza de estos grandes físicos que sentaron las bases de la astronomía moderna. Con objeto de no defraudarles, aun considerando que no es precisamente el tema a exponer, dedicaré unos párrafos a las dos notables figuras cuyos nombres son sinónimos de la transformación de la ciencia durante el Renacimiento.
De este período histórico, que cerró la Edad Media dando paso a la moderna cultura europea, suelen destacarse los movimientos culturales, como por ejemplo del Arte, representado principalmente por Leonardo Da Vinci y Miguel Angel, y del Humanismo, traducción literaria y filosófica del espíritu del Renacimiento (anticipado por Dante, Petrarca y Boccaccio), cuyos principales exponentes fueron Erasmo de Rotterdam y Tomas Moro, sin olvidar en España a Fray Luis de León, Luis Vives o Garcilaso de la Vega, entre otros.
Pero es frecuente olvidar que el movimiento no fue solo cultural, sino que también afectó a casi todas las estructuras básicas de la sociedad y, de forma notable, a las ciencias, dando origen a la conocida como Revolución Científica, iniciada por Copérnico, desarrollada por Galileo y Kepler y culminada por Newton, ya en el siglo XVII.
En ella se origina un moderno concepto de Ciencia, cuyas principales líneas permanecen hasta nuestros días, donde se combina la observación empírica de los fenómenos naturales y su interpretación racional, describiéndolos por medio de leyes y términos matemáticos. Ahora ya no se contempla sencillamente el mundo; se establecen hipótesis sobre su comportamiento, para validarlas por medio de la razón y el contraste con la naturaleza.
Uno de los primeros protagonistas de esta revolución fue Nicolás Copérnico (Torun, Polonia, 1473) a quien puede considerarse como el creador de la astronomía moderna, especialmente por su formulación de la teoría heliocéntrica de nuestro sistema solar. En su obra "De Revolutionibus Orbium Coelestium" (De las revoluciones de las esferas celestes) propone un modelo alternativo al clásico de un universo geocéntrico de Tolomeo (la Tierra es el centro y no se mueve) mostrando que los movimientos planetarios se podían explicar mejor atribuyendo una posición central al Sol (el Sol es el centro del Universo y está inmóvil).
En su obra, fuertemente influenciada por sus múltiples ocupaciones y responsabilidades, enlaza teorías del Mundo Antiguo, como los principios de circularidad y uniformidad de Platón, con las más modernas ideas del Renacimiento, representadas fundamentalmente por la noción de que el ser humano no es el centro del universo.
Casi un siglo más tarde Galileo (Pisa, Italia, 1564) defiende estas teorías copernicanas, librando duras batallas en el campo de la astronomía, por las que será particularmente recordado, en especial por la que mantuvo con la Inquisición (E pur si muove¡; ¡y sin embargo se mueve¡), acabando definitivamente con la visión aristotélica del Universo.
Pero es en otros dominios donde el famoso físico contribuye a la mencionada revolución. Galileo es admirado como uno de los padres de la Ciencia moderna al comenzar a introducir un nuevo concepto de investigación: analizar matemáticamente los resultados de los experimentos. Desarrollando el método científico, particularmente en la Física, y separando definitivamente la ciencia de la religión y filosofía, Galileo se erige en el principal representante de una nueva visión de la ciencia, basada en un espíritu racionalista y científico.
Los planteamientos de Galileo fueron decisivos en la revolución intelectual y científica del siglo XVII. Sus trabajos sobre la mecánica y la dinámica unidos a los anteriores de Copérnico, y a los coetáneos de Kepler, fueron integrados y sistematizados por Isaac Newton, cerrando el ciclo de la Revolución científica del Renacimiento.
Iniciativas espaciales de la CE y la ESA
Reconozco que me gustaría continuar escribiendo sobre este tema, profundizando algo más en la extraordinaria transformación de la Ciencia que trajeron ambos, pero debo mantenerme fiel a la idea que daba origen a este apunte, que consistía en hablar de Galileo y Kopernikus en su caracterización de los dos grandes proyectos espaciales que están desarrollando conjuntamente la Comisión Europea (CE) y la Agencia Europea del Espacio (ESA).
Respecto al primero (Galileo), que será futuro sistema europeo de navegación global por medio de satélites, puede encontrarse información en uno de mis anteriores apuntes en este blog. Con referencia al segundo caso (Kopernikus), en las siguientes líneas trataré de aproximar a los lectores al otro gran proyecto espacial de la Unión Europea, denominado, hasta hace pocos días, GMES.
De GMES a Kopernikus
El proyecto “Global Monitoring for Environment and Security” (GMES) es una iniciativa conjunta liderada por la CE y la ESA que tiene por objeto obtener y operar una capacidad autónoma europea para apoyar al control del medioambiente y la seguridad utilizando medios de observación de la Tierra desde el espacio.
Para ello se tratará de explotar de forma eficaz todo el potencial presente y futuro de los distintos programas y sistemas europeos de observación de la Tierra por medio de satélites y así poder hacer frente a las diferentes necesidades de los usuarios finales. Sobre esta base se trata de desarrollar la iniciativa GMES como un sistema integrado de apoyo a la toma de decisiones, con capacidad de adquirir, procesar, interpretar y distribuir toda información de utilidad relacionada con el medio ambiente, gestión de riesgos, recursos naturales y seguridad.
GMES se basa en básicamente en los siguientes principios:
Responder a las necesidades de los usuarios de la UE a cualquier nivel, local, regional y nacional,Optimizar las capacidades existentes,Asegurar la sostenibilidad de las capacidades de EO actuales y futuras.
El futuro sistema constará de cuatro componentes: prestación de servicios públicos y privados, satélites de observación de la Tierra, medios de observación in situ (incluidos sistemas aerotransportados) y capacidad de integración de datos y de gestión de información.
La componente espacial se compondrá de dos tipos diferenciados: una serie de satélites dedicados europeos, de nombre Sentinel (a desarrollar por la ESA), y las diferentes misiones gubernamentales y comerciales que se ofrezcan al sistema, conocidas como misiones de contribución.
En 2005, España decidió contribuir con un 12% a la infraestructura espacial común que se desarrollará por parte de la ESA y ofreció asimismo el apoyo al futuro sistema por medio de las imágenes del Programa Nacional de Observación de la Tierra por satélite, uniéndose así al grupo de países que contribuirán con satélites propios a esta iniciativa europea de medioambiente y seguridad.
Actualmente se encuentran en fase de desarrollo tres servicios piloto, que se probarán a finales de 2008: Respuesta ante emergencias, Monitorización del suelo y Servicios marinos. Posteriormente se irán introduciendo gradualmente otros servicios, para dar respuesta a las demandas y necesidades de las políticas europeas y de las diferentes comunidades de usuarios.
¿Si se trata de GMES, porqué hago referencia a Copérnico? Pues debido a que el pasado 16 de Septiembre, durante la celebración del Forum GMES 2008, en Lille (Francia), la CE anunció el cambio de nombre del proyecto GMES, que a partir de dicha fecha pasará a conocerse como Programa Kopernikus.
En definitiva, varios siglos después, Copérnico y Galileo vuelven a unir sus nombres, esta vez para designar a los dos proyectos espaciales más importantes de la Unión Europea y la Agencia Europea del Espacio, que contribuirán a consolidar la política espacial europea, permitiendo que los ciudadanos puedan beneficiarse del potencial socio económico y estratégico del espacio.