Biofilosofía

Epistemología de la Naturaleza Humana (II)

Redactado por Javier Del Arco


Los análisis que se realizan sobre la naturaleza del bien y del mal suelen ser, en el mejor de los casos, morales y, en un escalón inferior, éticos. Estos últimos, ingenua o malévolamente, incluso llegan al despropósito de negar la existencia del mal. Para estudiar la cuestión a fondo, nosotros recurriremos como siempre a planteamientos epistemológicos, científicos que, para ser rigurosos, deben comenzar por un serio estudio de la emergencia de la naturaleza humana.


La emergencia de la naturaleza humana. La familiarización de la masculinidad.

Jürgen Habermas, en su obra Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus (1), se plantea una doble posibilidad en relación a la separación eltre el Homo Sapiens, los homínidos y el resto de los primates. Inicialmente parte de la idea marxista –no olvidar que el libro es de 1976- que establece como factor diferenciador la economía, pero la explicación debió parecerle insatisfactoria, como efectivamente así era, porque casi a renglón seguido añadió que la mera existencia de intercambio económico –que probablemente sería una de las características, si bien un tanto rudimentaria, de los homínidos- no distingue la forma de vida especificamente humana, no es el factor separador entre los homínidos y el Homo Sapiens.

Habermas concluye que la emergencia de una economía es adecuada para delimitar el modo de vida de homínido del que parece tuvieron los primeros primates, pero no capta la forma específicamente humana de factores tan esenciales como el de la reproducción de la vida.

Así dice Habermas: “actualmente parece que la novedad evolutiva que distingue al homo Sapiens no es la economía sino la familia”.

La familia específicamente humana se distingue por una característica emergente que no aparece en ningún otro lugar de la evolución. Cuando el macho asume el rol de padre, se produce la conexión más intensa y verdadera de las dos esferas de valores masculina y femenina aunque, como bien señala Ken Wilber, estas esferas habían comenzado a diferenciarse entre trabajo social (caza) y alimentación de la prole.

Según Lenski (2), las sociedades que han alcanzado este estadío muestran en la casi totalidad de los casos un patrón diferenciador masculino/femenino (3). Si la evolución había de continuar, era necesaria una nueva integración. Como probablemente la mujer no podía cazar y estar embarazada de manera simultanea, la conexión integradora fue establecida a través del nuevo papel del padre, que tenía un pie en cada una de las dos esferas.

La familiarización del macho. Pues esto fue el primer hito capital de una tarea que la evolución sociocultural aún no ha terminado de concluir pero que creánme concluirá y esperemos que sin efectos colaterales perversos, para que concluyan muchos males que aún afectan a esta imperfecta sociedad que somos los humanos: la doma y reconducción de la testosterona solamente para aquello en lo que es importante y beneficiosa, el proceso de reproducción sexual; fuera de dicho proceso, su efectos fisiológicos inducen resultantes culturales y sociales nocivas peligrosas, destructoras y, en algunos casos, criminales.

Sin entrar en cuestiones propias de éticas laicas llamadas cívicas, débiles y deleznables, que no me interesan y que no tomo en consideración, su supresión temporal o permanente puede tener una gran utilidad social desde el punto de vista de la epistemología de la conducta individual (4), la única importante.

En aquellos primeros humanos, que ya no homínidos, la diferenciación o asimetría funcional no parece que fuese muy evaluativa, es decir, en relación con la esfera de los valores masculinos y la de los femeninos, no había primacía; la diferenciación afectaba tan sólo a la mera funcionalidad pero, en esos estadíos primarios, no se infiere que afectase al status y no hay prueba alguna de que la citada diferenciación tuviese carácter ideológico o tuviese un matiz explotador.

Su fundamento, más bien se cree, radicaba en factores biológicos básicos, como la fuerza y la movilidad (ventaja masculina) y la procreación y alimentación biológica (ventaja femenina). Aunque la cuestión es muy discutible y más aún, enormemente delicada, acordemos, como dice Wilber, una tregua momentánea, muy precaria si se quiere, entre las diferentes visiones del papel de los sexos en el desarrollo de la humanidad, para continuar con nuestra indagación de cuales son las estructuras profundas de lo humano, no sin antes prometer que volveremos sobre un asunto de tanta relevancia en su momento.

Biosfera y Noosfera

1. Biosfera

El término Biosfera fue acuñado por el geólogo Eduard Suess en 1875, pero el concepto ecológico de biosfera se inicia en la década de 1920 con Vladimir I. Vernadsky, precediendo a la introducción en 1935 del término ecosistema por Arthur Tansley. La biosfera es un concepto de la mayor importancia en astronomía, geología, geoquímica, climatología, paleogeografía, biogeografía, evolución y, en general, en todas las ciencias que tratan sobre la vida en la Tierra. Incluye a todos los ecosistemas, ya sean grandes o pequeños.
En ecología, la biosfera es el sistema material formado por el conjunto de los seres vivos propios del planeta Tierra, junto con el medio físico que les rodea y que ellos contribuyen a conformar. Este significado, el de envuelta viva de la Tierra, es el de uso más extendido, pero también se habla de biosfera a veces para referirse al espacio dentro del cual se desarrolla la vida.

La biosfera es el ecosistema global. Al mismo concepto nos referimos con otros términos, que pueden considerarse sinónimos, como ecosfera o biogeosfera. Es una creación colectiva de una variedad de organismos y especies que interactuando entre sí, forman la diversidad de los ecosistemas. Tiene propiedades que permiten hablar de ella como un gran ser vivo, con capacidad para controlar, dentro de unos límites, su propio estado y evolución.

Existe un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno. Según la hipótesis de Gaia o de Gea, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende al equilibrio).

La teoría fue ideada por el químico James Lovelock en 1969 (aunque publicada en 1979) siendo apoyada y extendida por la bióloga Lynn Margulis. Lovelock estaba trabajando en ella cuando se lo comentó al escritor William Golding, fue éste quien le sugirió que la denominase “Gaia”, diosa griega de la Tierra (Gaia, Gea o Gaya). Nosotros preferimos el nombre de Gea.

La concepción de la Tierra como un organismo se remonta a los trabajos de los Naturphilosophen. Entre ellos, Henrich Steffens (1773-1845) concibió la historia de la Tierra como si se tratase de un ser vivo compuesto de diferentes órganos.

Lovelock fue llamado por la NASA en 1965 para participar en el primer intento de descubrir la posible existencia de vida en Marte. Participó como asesor de un equipo cuyo objetivo principal era la búsqueda de métodos y sistemas que permitieran la detección de vida en Marte y en otros planetas. Uno de los problemas a resolver sería el encontrar los criterios que deberían seguirse para lograr detectar cualquier tipo de vida.

A Lovelock le llamó la atención las radicales diferencias que existían entre la Tierra y los dos planetas más próximos, fue la singularidad de las condiciones de la Tierra lo que le llevó a formular su primera hipótesis. Esta teoría se basa en la idea de que la biomasa autorregula las condiciones del planeta para hacer su entorno físico (especialmente temperatura y química atmosférica) más hospitalario con las especies que conforman la «vida». La hipótesis Gea define esta «hospitalidad» como una completa homeostasis. Un modelo sencillo que suele usarse para ilustrar la hipótesis Gea es la simulación del mundo de margaritas.

Según la segunda ley de la termodinámica un sistema cerrado tiende a la máxima entropía. En el caso del planeta Tierra su atmósfera debería hallarse en equilibrio químico, todas las posibles reacciones químicas ya se habrían producido y su atmósfera se compondría mayoritariamente de CO2 (Se estimó que la atmósfera debería componerse de, aproximadamente, un 99% de CO2) sin apenas vestigios de oxigeno y nitrógeno.

Según la teoría de Gea, el que al día de hoy la atmósfera la compongan un 78% de nitrógeno, 21% de oxigeno y apenas un 0,03% de dióxido de carbono se debe a que la vida, con su actividad y su reproducción, mantiene estas condiciones que la hacen habitable para muchas clases de vida.

Con anterioridad a la formulación de la Hipótesis de Gea se suponía que el planeta Tierra poseía las condiciones apropiadas para que la vida se diese en él, que esta vida se había limitado a adaptarse a las condiciones existentes, así como a los cambios que se producían en esas condiciones.

La Hipótesis de Gea lo que propone es que dadas unas condiciones iniciales que hicieron posible el inicio de la vida, ha sido la propia vida la que ha ido modificando esas condiciones iniciales, que la vida participa en la modificación de esas condiciones, que las condiciones resultantes son responsabilidad de la propia vida.

Para explicar cómo la vida puede mantener las condiciones químicas de Gea, Margulis ha destacado la gran capacidad de los microorganismos para transformar gases que contienen nitrógeno, azufre y carbono.

Lovelock definió Gea como: “una entidad compleja que implica a la biosfera, atmósfera, océanos y tierra; constituyendo en su totalidad un sistema cibernético o retroalimentado que busca un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta”. (5)

Con su hipótesis inicial, Lovelock afirmaba la existencia de un sistema de control global de la temperatura, composición atmosférica y salinidad oceánica.

Sus argumentos eran:

-La temperatura global de la superficie de la Tierra ha permanecido constante, a pesar del incremento en la energía proporcionada por el Sol.
-La composición atmosférica permanece constante, aunque debería ser inestable.
-La salinidad del océano permanece constante.

Ejemplos: Valores de gases atmosféricos en diversos planetas:

-CO2: Marte 95%, Venus 98%, Tierra (sin vida) 98%, Tierra (con vida) 0.03%.
-O2: Marte 0,13%, Venus trazas, Tierra (sin vida) trazas, Tierra (con vida) 21%.

Por otra parte, existen varias teorías sobre Gea que, como enseguida veremos, pueden resumirse en dos.

La teoría de Gea, según sus defensores, puede ayudar a entender la historia de la biota así como prever cambios futuros, pudiendo llegar a ser de gran ayuda en todo lo relacionado con la ecología.

Gea también ha sido considerada una teoría metafísica al presentar a la Tierra como un organismo vivo, algo de lo que Margulis se defiende: “Se ha llamado Gea a la diosa de la Tierra o a la Tierra considerada como un organismo. Estas frases pueden conducir a conclusiones equivocadas [...] Rechazamos la analogía de que Gea es un organismo individual, principalmente porque no hay ningún organismo que se nutra de sus propios residuos ni que recicle por sí mismo su propio alimento. Es mucho más apropiado decir que Gea es un sistema interactivo cuyos componentes son seres vivos” (6).

En 1988 se celebró la primera conferencia Gea, donde James Kirchner criticó la hipótesis de Gea por su imprecisión y propuso 4 hipótesis basadas en ella:

-Gea Coevolucionaria
-Gea Homeostática (divididas a su vez, en Gaia débil y Gaia fuerte).
-Gea Geofísica
-Gea Optimizada

Según Kirchner, se puede dividir la hipótesis original en un rango de hipótesis, desde la innegable (Gea Débil), hasta la radical (Gea fuerte).

Gea débil
La biosfera actúa como un sistema auto-organizado que mantiene un meta-equilibrio que permite la vida.

Gea fuerte

Incluye la biosfera, la atmósfera, los océanos y la tierra, dentro de un sistema retroalimentado para conseguir un entorno físico y químico óptimo para la vida en su conjunto en el planeta en donde los organismos se reproducen, controlan y adaptan basándose a los cambios ecológicos que va sufriendo el sistema de acuerdo a su evolución.

2. Noosfera

Noosfera ó noosfera, del gr. νόος, inteligencia, y esfera. En principio vendría a significar esfera de la inteligencia. El diccionario de la Real Academia Española lo define como «conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven».

Vladimir Ivanovich Vernadsky elaboró la teoría de la Noosfera como contribución esencial al cosmismo ruso.

En la teoría original de Vernadsky, la noosfera es la tercera de una sucesión de fases del desarrollo de la Tierra, después de la la geosfera o litosfera (materia inanimada) y la biosfera (vida biológica). Tal como la emergencia de la vida ha transformado fundamentalmente la geosfera o litosfera, la emergencia de la cognición humana transforma la biosfera.

En contraste con las concepciones de los teóricos de Gea o de los promotores del ciberespacio, la noosfera de Vernadsky emerge en el punto en donde el género humano, mediante la maestría en los procesos nucleares, empieza a crear recursos mediante la transmutación de elementos.

La teoría de la Noosfera sería recogida mas tarde por el teólogo cristiano Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Teilhard explica la noosfera como un espacio virtual en el que se da el nacimiento de la psiquis (noogénesis), un lugar donde ocurren todos los fenómenos (patológicos y normales) del pensamiento y la inteligencia. Para Teilhard, la evolución tiene igualmente 3 fases o etapas: la geosfera (o evolución geológica), la biosfera (o evolución biológica), la noosfera (o evolución de la conciencia universal).

Esta última, conducida por la humanidad, alcanzará la última etapa de la evolución en la cristósfera. Tambien entiende que la noosfera es el estrato que conduce la energía liberada en el acto del pensamiento. Está a la altura de las cabezas humanas, interconectando toda la energia del pensamiento y generando la conciencia universal. En palabras de Teilhard:
«Creo que el Universo es una Evolución. Creo que la Evolución va hacia el Espíritu. Creo que el Espíritu se realiza en algo personal. Creo que lo Personal supremo es el Cristo Universal».

Ambos Vernadsky y Teilhard, coinciden en el proceso aunque la última etapa señala objetivos totalmente distintos.

-Para Vernadsky, la última etapa es una visión del pensamiento científico que acelera, modifica y va tomando el control de la "natural", y en la cual nunca discute un posible fin de la noosfera.

-Para Teilhard, el lado psíquico de la materia se vuelve determinante, para apuntar así a la culminación de un proceso en donde la Tierra-noosfera es reemplazada por una super-mente, significando de este modo la realización del espíritu en la Tierra.

El reciente conocimiento de los ecosistemas y del impacto humano en la biosfera ha conducido a un vínculo entre la noción de sostenibilidad con el de "co-evolución" (Norgaard, 1994) y con la armonización de la evolución cultural y biológica. En este contexto, el resultante sistema político será referido entonces como una noocracia.

El gran pensador norteamericano Ken Wilber, nuestro maestro, trata exhaustivamente de esta tercera evolución de la noosfera. En su obra capital, "Sexo, ecología y Espiritualidad”, desgraciadamente inacabada aún, construye varios de sus argumentos sobre la emergencia de la noosfera y la continua emergencia de subsiguientes estructuras evolutivas. Siempre hemos afirmado que constituye uno de nuestros referentes principales.

La emergencia de la naturaleza humana. La diferenciación de la noosfera.

Con la “familiarización del hombre” y la emergencia de la evolución sociocultural humana, pasamos de un escenario arcaico a otro mágico. En la obra citada de Habermas, Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus, se describe el mundo mágico-animista de las sociedades paleolíticas como “muy particular y no excesivamente coherente“.

Las principales representaciones mitológicas (quizá utilizar el término de religiosas sea aún prematuro, tal vez, tengo mis dudas) hicieron posible la construcción de analogías complejas en las que todos los fenómenos naturales y sociales estaban entrelazados y podían transformarse unos en otros en el marco de un fenómeno que los antropólogos culturales (algunos) llaman deslizamiento mágico.

Al igual que ocurre en el niño cuando está situado cronológicamente en lo que los psicólogos llaman el nivel de pensamiento preoperacional (7), caracterizado por ser poseedor de una concepción egocéntrica del mundo en la que los fenómenos se hacen relativos a su ego, en los grupos tribales primitivos, las visiones sociomórficas (8) del mundo se hacen relativas al propio grupo tribal lo que tiene un sentido innegable.

Según Habermas, “esto no significa que los miembros de la tribu tengan una conciencia diferente de la realidad normativa de la naturaleza objetivada”. Lo que ocurre es que la diferenciación/integración entre la biosfera y la noosfera aún no se ha producido con claridad. Este estadío que describimos lo denominaremos mágico-animista, caracterizado por una organización convencional de parentesco, leyes pre-convencionales y un sistema de interpretación egocéntrico.

Y aquí, con la emergencia del estadio conciencial mágico-animista dejamos planteada la cuestión preliminar de la emergencia de la naturaleza humana. Sin conocer bien la génesis de ésta, difícilmente podríamos valorar lo bueno y lo malo de la misma y analizarlo científicamente



Notas al margen

(1) Trad. Cast.: La reconstrucción del materialismo histórico, Ed. Taurus, 1976. Versión en inglés de Thomas MaCarthy titulada Communication and the Evolution of Society (1976).

(2) Gerhard Emmanuel Lenski (1924-) sociólogo americano conocido para las contribuciones a la sociología de la religión, de la desigualdad social, y de la teoría social ecológico-evolutiva (que se relaciona con la evolución cultural). En su obra Sociedades humanas: Una introducción a Macrosociología (1974) ve el progreso tecnológico como el factor fundante de la evolución, tanto social como cultural. La focalización de Lenski en la información, su intensidad y las aplicaciones, le diferencian de otros autores que reconocen el mismo factor fundante –el progreso tecnológico- para este periodo evolutivo. Mayor información y conocimiento permiten especialmente formar, a partir del ambiente natural el perfil que una sociedad dada tiene, que será más avanzada cuanto mas grande sea el volumen de información del que disponga, tal y como ahora ocurre. Lenski distinguió cuatro etapas de desarrollo humano, basadas en los avances en la historia de la comunicación. En la primera etapa, la información se sustenta y trasmite por los genes. La segunda ocurre cuando los seres humanos alcanzan un cierto grado de conciencia, de manera pueden aprender y pasar la información a través de experiencia. En la tercera, los seres humanos comienzan a usar utensilios y desarrollan lógica. En la cuarta, pueden crear símbolos, desarrollar la lengua y la escritura. Los adelantos en la tecnología de la comunicación se traducen en adelantos en el sistema económico y sistema político, distribución de mercancías, desigualdad social y otras esferas de la vida social. Lenski también distingue a las sociedades basándose en su nivel de desarrollo tecnológico, de comunicación y económico en: 1) cazadoras y recolectoras, 2) agrícolas simples, 3) agrícolas avanzadas, 4) industriales, 5) industriales especiales (Vg. las sociedades fundamentadas en la pesca).

(3) Véase Lenski, Gerhard, Jean Lenski and Patrick Nolan, Human Societies: An Introduction to Macrosociology, New York: McGraw- Hill, Inc., 1970

(4) Las éticas laicas y falsamente progresistas –nada hay más retro que la progresía tradicional- rechazan la castración química y justifican la existencia de leyes injustas que permiten la excarcelación de violadores no reinsertados. La eterna contradicción de la izquierda es no aceptar el hombre como es y tratar de transformarlo, no a título individual que es la única manera viable, sino intentando ajustar y modificar, una y otra vez, sin éxito claro está, la estructura sociocultural circundante.

(5) Lovelock, J., Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra, Ediciones Orbis, 1985; y también Lovelock, Lynn Marguilis, H. Atlan, F. Varela, H. Maturana y otros, Gaia. Implicaciones de la nueva biología, Editorial Kairós, Barcelona, 1989. Son también interesantes: J. Lovelock, Homenaje a Gaia. La vida de un científico independiente, Editorial Laetoli, 2005; y J. Lovelock, La venganza de la tierra. La teoría de Gaia y el futuro de la humanidad, Editorial Planeta 2007

(6) Lynn Margulis Una revolución en la evolución, COLLECCIÓ HONORIS CAUSA. UNIVERSITAT DE VALENCIA. 2003

(7) Comprende dos sub-estadíos en cuanto a su aparición: En el primero, el niño está fundido con el mundo de los impulsos y de las emociones. El niño no distingue entre sus emociones y las de su madre. Progresivamente el niño comenzará a diferenciar sus emociones del entorno emocional. Se produce el nacimiento psicológico del niño. En este sub-estadio los símbolos y las imágenes no se diferencian de los objetos que representan. Un mundo dominado por el desplazamiento y la condensación mágica. La visión del mundo es emocional-sexual y mágica. En el segundo su-estadío, o estadío preoperacional propiamente dicho, las imágenes se parecen al objeto que representan, los símbolos representan al objeto pero no se parecen y los conceptos representan a un conjunto de objetos. Aparece el mundo lingüístico. Comienza a aparecer y a diferenciarse el self mental del niño, un proceso favorecido por la adquisición del lenguaje. El yo ya no es un manojo de sensaciones, impulsos y emociones sino un conjunto de símbolos y de conceptos. El niño comienza a controlar mentalmente su conducta. Aprende que ciertos sentimientos y conductas (especialmente los sexuales y agresivos) son inaceptables para quienes le rodean y debe intentar reprimirlos. Si esa represión es excesiva los sentimientos reprimidos pueden regresar en forma disfrazada y dolorosa (neurosis). La actitud moral es egocéntrica y preconvencional. La visión del mundo es mágico-mítica. El niño empieza a comprender que no puede gobernar mágicamente el mundo que le rodea, pero tal vez otro sí que pueda hacerlo. Entonces aparecen todo tipo de dioses, hadas y fuerzas sobrenaturales como "si me como toda la cena el dolor de muelas desaparecerá" (Véase Wilber, K., "Una visión integral de la psicología", Alahma, México, 2000).

(8) Según J. Piaget, en un determinado contexto y/o entorno verbal, absolutizado, acrítico, y autoritario, transformando el egocentrismo individual se transforma en sociomorfismo, esto es, dotar a lo social con propiedades de poder irrazonables, en las cuales el individuo no puede participar de manera crítica (en el sentido kantiano de análisis profundo).
Javier Del Arco
| Lunes, 8 de Octubre 2007

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