“Yo, Mussolini”, de Leo Bassi, recupera el espíritu de los orígenes del teatro

El gran hombre del teatro italiano representa un espectáculo vibrante y necesario en la Sala Mirador de Madrid


El pasado uno de noviembre Leo Bassi estrenó en la Sala Mirador su obra “Yo, Mussolini”, un espectáculo vibrante y necesario que recupera el espíritu dionisíaco y violento de los orígenes del teatro. Una hora entera para disfrutar del gran hombre de teatro italiano. Por Ángel García Galiano.




Fuente: Sala Mirador.
Pasado uno de noviembre. Noche de difuntos sustituida recientemente por la moda de los zombis y los sombreros de bruja y las caras pintadas de negro, truco o trato.

Buen día, de raigambre tan teatral y donjuanesca, en cualquier caso, para estrenar este extraordinario espectáculo de apenas una hora de duración en que Leo Bassi, el gran hombre de teatro italiano, se encarna en el Duce y nos explica, en un monólogo/mitin, entre otras cosas,  por qué los de Vox o la Lega son pijofachas, más que fascistas.

El Duce hace un breve pero significativo recorrido por su biografía, como hijo de obrero, nacido en un pueblo perdido de Italia, sin vinculaciones familiares con la riqueza o el poder; y, en uno de los clímax de esta obra excelente, revestida con una escenografía de mitin, nos proyecta sendas fotos, una de 1936, en que es nombrado “Hombre del año” por la revista Time, y otra, de abril de 1945, colgado boca abajo, “como un cerdo”, junto a su amante Claretta Petacci, en Milán.

Lo más emocionante de la función, además de las provocaciones al público, las alusiones a la actualidad italiana, española o global, es el intento del personaje “Benito” (que lleva ese nombre por fervor paterno a la revolución mexicana) por explicarse esos nueve últimos años de su vida, los que distan entre ambas fotos.

Para los mediocres

Haciendo uso, además, de textos autobiográficos del Duce, y una suerte de pedagogía expositiva, pensando en las nuevas generaciones que, no ya en España, en su Italia natal, no saben quién es el Duce y, sobre todo, ignoran emocionalmente que, a los diecisiete años, esos “neofascitas” que levantaban la mano en el Valle, hace unas semanas, en la ciudad condal estarían quemando contenedores ante la presencia de los Mossos.

“El fascismo es para los mediocres” nos dice Mussolini/Bassi, “esa gente vacía, que necesita de otro para que le diga qué hacer y se envuelve en una bandera.”

En escena, Leo Bassi hace gala de una vitalidad excepcional, mima cada gesto de su personaje hasta el histrionismo del que el otro hacía gala, nos habla de sus relaciones con Hitler, con el banquero Rockefeler, con el rey de Italia.

Resumo: un espectáculo vibrante, necesario, que recupera, y cómo, el espíritu dionisíaco y violento de los orígenes del teatro. No sé si sobra la breve coda final, más explícita, en la que ya no habla Benito, sino Leo. Pero no importa. Salimos a la noche mestiza de Lavapiés siendo conscientes de haber asistido en primicia a una obra magistral. Ahora les toca a ustedes.

Referencia:

Dirección:
Leo Bassi.
Producción: Compañía Leo Bassi.
Dramaturgia: Leo Bassi.
Reparto: Leo Bassi.
Lugar de representación: Sala Mirador de Madrid.


Lunes, 4 de Noviembre 2019
Ángel García Galiano
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