Ya es posible vivir en Second Life sólo con el pensamiento

Una tecnología japonesa abre el metaverso a los discapacitados


Científicos japoneses han desarrollado un dispositivo que permitirá mover los avatares o personajes de Second Life, la “segunda vida” en la Red, sólo con el pensamiento. Gracias a un interfaz neuronal directo cualquier actividad de la corteza motora del cerebro es registrada y transformada en movimiento virtual. En un futuro, se espera que el invento tenga importantes aplicaciones médicas, especialmente para discapacitados. Por Olga Castro-Perea.


Olga Castro-Perea
03/11/2007

Un avatar sigue las instrucciones mentales de un habitante de Second Life. Keio University.
Habitar en un mundo virtual sólo con el pensamiento será posible gracias a un interfaz neuronal directo que permite accionar a los avatares o personajes inventados de la Red, y que habitan en el mundo paralelo de Second Life.

Second Life o “Segunda Vida” es el mundo virtual en tres dimensiones creado en Internet por Linden Lab, y que permite a sus usuarios vivir una vida alternativa a través de la Red, reinventándose a sí mismos. Esta segunda vida podría manejarse sólo con el pensamiento gracias a dicho interfaz, que ha sido desarrollado por la Universidad japonesa de Keio.

El profesor asistente Junichi Ushiba, del Laboratorio de Ingeniería Biomédica, el departamento de Biociencias e Informática y la factultad de Ciencias y Tecnología de dicha Universidad, han colaborado para desarrollar con éxito un Brain-Computer Interface (BCI, una tecnología que hace posible que los usuarios interactúen con el mundo virtual usando sólo su imaginación.

Movimiento virtual

Pruebas previas habían utilizado el BCI para que las personas pudieran mover los cursores de la pantalla de ordenador a partir de las ondas cerebrales, pero este es el primer proyecto que aplica esta misma tecnología a un mundo virtual.

Este BCI consiste en una venda equipada de electrodos que registran la actividad de la región del cerebro que regula los movimientos de nuestras extremidades, informa la universidad de Keio en un comunicado.

La información procedente de las áreas motrices de la corteza cerebral se envía posteriormente a un electroencefalograma que las decodifica automáticamente, transformándolas en gestos de los avatares.

Así, si los usuarios piensan en la acción de andar, sus personajes virtuales avanzarán. Si piensan en mover su brazo hacia la derecha o la izquierda, sus avatares lo harán por ellos. En el video que facilitan los inventores de este interfaz, se aprecia claramente como un usuario dirige la acción de un avatar con el pensamiento, sin mediar acción mecánica alguna.

Aplicaciones médicas y futuro

El invento puede tener una gran importancia en aplicaciones médicas. De hecho, se planea que sea probado con pacientes con problemas de parálisis con el objetivo de determinar el papel que podrían jugar los mundos virtuales para los discapacitados para, por ejemplo, comunicarse con los demás o desarrollar negocios en un entorno virtual.

Asimismo, los creadores del sistema planean desarrollar esta tecnología para aplicarla en el terreno de le rehabilitación, en cooperación con investigaciones médicas. Por otro lado, pretenden ir aumentando la complejidad de movimientos y gestos, a partir de los pensamientos humanos, de los personajes de la Red.

Second Life es uno de varios mundos virtuales creados en Internet, como Active Worlds o Multiverse. Su principal característica es que en él se puede modificar cualquier aspecto del mundo virtual: desde el color de los ojos del personaje a su aspecto físico, permite construir cualquier cosa en 3D o la creación y manipulación de cualquier aspecto del mundo.

La popularidad de estos mundos virtuales aumenta cada año, hasta el punto que la compañía Gartner ha llegado a pronosticar que, para 2011, el 80% de los usuarios activos de Internet tendrán su propia “segunda vida” en la Red, según informa el San Francisco Chronicle.

Si estas segundas vidas llegan a poder ser controladas sólo por el pensamiento, cada vez será más difícil diferenciar la ficción de la realidad.




Olga Castro-Perea
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