“Voces de un cuerpo”, de Giovanni Collazos, en la Cartonera del escorpión azul

La última obra del poeta peruano despliega un lenguaje a un tiempo fresco y ancestral


El poeta peruano Giovanni Collazos ha publicado su última obra, la plaquette “Voces de un cuerpo”, en la colección Cartonera del escorpión azul. Escrito en un lenguaje que es puro movimiento cargado de un ritmo ancestral, el texto constituye un manantial fresco y abierto a todo un universo de posibilidades. Por Óscar Ayala




No siempre las novedades literarias viajan en libro publicado, distribuido y leído en canales convencionales. Hay ocasiones en que, sobre todo si hablamos de poesía, aparecen en circuitos alternativos, buscando una minoría cómplice que saboree la delicatessen y la convierta en ese bocado exquisito que con el paso de los años es buscado y referenciado una otra y vez.

Es el caso de la plaquette y libro cartonero de Giovanni Collazos (Lima, Perú, 1977) Voces de un cuerpo (Pliegos del escorpión azul y Cartonera del escorpión azul, 2020), recién aparecidos y recibidos como un fogonazo de luz sobre el cielo poético del Madrid más apagado de los últimos años.

Solo los que están familiarizados con su obra comprenderán que no es una locura afirmar que el peruano Gio Collazos es uno de esos contados seres poseídos por la poesía, necesarios para abandonar la lectura convencional y adentrarnos en la experiencia de la palabra. 


«La escritura al sur me engendra», dice Giovanni Collazos, por ejemplo en este libro, y es ese justo el momento (el de «conocer tangible forma la existencia y crecerá el desborde oblicuo») en que el lector puede pellizcar la piel de un poema que abre un universo de posibilidades a los futuros viajes poéticos de este autor.


Movimiento iluminador
 
Voces de un cuerpo está escrito en un lenguaje que es fundamentalmente movimiento, fluido; que lleva al poeta a danzar entre las aguas.

Es un manantial fresco que va colmando el arroyo sin que nada, ni el sentido, ni la sintaxis, ni la lógica ni el sentimiento sean suficientes para traicionar el ritmo germinal.
 
Ese movimiento se ilumina, el danzante va embriagándose hasta que esa fluencia mágica narrativa se transforma en el instante súbito en que el lector, torpe sátiro hipnotizado por la palabra danzante, consigue tocar el cuerpo del deseo y contempla al poeta en el súbito, y ya eterno, instante de crear.
 
Aquella voz que en Migrante (La Garúa, 2017) atraía por su violencia y nos abrumaba con un capital metafórico fuera de lo común, encuentra aquí su territorio, su nacionalidad definitiva: su patria es la poesía.
 
Dice Julia Kristeva que «la función de la literatura es trabajar para aclarar las leyes de aquella lengua inmemorial, de aquella álgebra inconsciente que traspasa el discurso, para llegar, a través del lenguaje presente, a través de la lengua, hasta las leyes de los sueños del hombre y convertirlas en el teatro de la simbolicidad retomada en sus orígenes».
 
Collazos ha partido desde el ritmo ancestral donde se filtra el lenguaje para dejarlo fluir tan puro, tan extraordinariamente fresco y transparente, que aun pudiendo ver el fondo con nitidez preferimos recrearnos en el baile de esas aguas irrepetibles. Poco importa la historia de amor y búsqueda de un hombre que es y será, siempre, extranjero y que ha convertido la extranjería en rasgo esencial de su identidad. Aquí lo hallamos por fin libre, fluyendo, disfrutando del oasis poético que felizmente ha encontrado:

[…] revístete de hombreexprimido sal de la lengua acomódate lector en la clase social sin hacer ruido nadie será tú viste el azul y lo extrañas un martes helado sin su voz si la sientes bien miras camino sigues por qué no sabes ocurre tendones inaccesibles afluentes sin boca sin ojos sin algas mujer mi rostro mi capilar mi eclosión en su cuaderna profundidad en presunción del espíritu el silencio es un pálpito de claveles manojo de tu ida distancia palabra inmolada al verano y su frío de miércoles así con arbustos sonrío decolonialmente muy pluvial mi refulge tu resonar mejilla en toda la semana tu aterrizaje tus movimientos marítimos la razón sin sentido del vuelo ya ves voy suelto lanzo y no mido el trayecto de una instalación tímpanos en tu pecho roedores en el coral y los cóndores quedan orfebres estomacales aquí bien estar la incisión de este ruido la corteza vuelvo hacia dentro extraño sortilegio en esta inflexión del cuerpo ay tu aliento incrustado cerebro elástico en el azul tendido de la ternura. (Voces de un cuerpoGiovanni Collazos, Cartonera del escorpión azul, 2020).


Domingo, 24 de Enero 2021
Óscar Ayala
Artículo leído 2264 veces


Otros artículos de esta misma sección