Vanessa Valdeiglesias, doctora en biología e investigadora de la UDC (Universidade da Coruña), estudia la toxicología, disciplina que se ocupa de caracterizar los efectos de distintas sustancias a las que estamos expuestos en distintos ámbitos de nuestro entorno. Esta caractización se hace sobre todo a nivel celular y genético.
Las sustancias que estudia Valdeiglesias son en concreto aquellas que alteran o que se sospecha pueden alterar nuestro ADN de alguna forma: por ejemplo, el selenio presente en las dietas, los nanomateriales presentes en la electrónica, los cosméticos o los blanqueadores dentales.
Estas sustancias son analizadas para identificar los efectos que pueden producir en el organismo humano, sobre todo si pude provocar una alteración en el ADN.
Las caracterizaciones de dichas sustancias tienen a su vez aplicaciones, como la realización de guías de prevención para trabajadores expuestos a las mismas.
Con estas aplicaciones y con otras que existen para campos como la construcción o la medicina, podemos ver cómo la ciencia se encuentra muy presente; que a casi todo subyace una investigación. Pero, a pesar de ello, España está perdiendo poco a poco el avance que había conseguido respecto a los países europeos.
Vanessa Valdeiglesias es el claro ejemplo de la realidad de la ciencia en España: profesionales con una carrera e investigaciones brillantes solo tienen acceso a contratos temporales en nuestro país. También nos enfrentamos a grupos de investigación que se deshacen, proyectos no finalizados e ideas muy buenas no desarrolladas por falta de apoyos. Todo ello como consecuencia del retraso de España respecto a Europa.
"España estaba consiguiendo un avance muy importante en ciencia e investigación, pero en los últimos años lo está perdiendo todo", asegura la investigadora. "Tenemos el potencial necesario para estar entre los países más importantes en cuanto a ciencia".
Las sustancias que estudia Valdeiglesias son en concreto aquellas que alteran o que se sospecha pueden alterar nuestro ADN de alguna forma: por ejemplo, el selenio presente en las dietas, los nanomateriales presentes en la electrónica, los cosméticos o los blanqueadores dentales.
Estas sustancias son analizadas para identificar los efectos que pueden producir en el organismo humano, sobre todo si pude provocar una alteración en el ADN.
Las caracterizaciones de dichas sustancias tienen a su vez aplicaciones, como la realización de guías de prevención para trabajadores expuestos a las mismas.
Con estas aplicaciones y con otras que existen para campos como la construcción o la medicina, podemos ver cómo la ciencia se encuentra muy presente; que a casi todo subyace una investigación. Pero, a pesar de ello, España está perdiendo poco a poco el avance que había conseguido respecto a los países europeos.
Vanessa Valdeiglesias es el claro ejemplo de la realidad de la ciencia en España: profesionales con una carrera e investigaciones brillantes solo tienen acceso a contratos temporales en nuestro país. También nos enfrentamos a grupos de investigación que se deshacen, proyectos no finalizados e ideas muy buenas no desarrolladas por falta de apoyos. Todo ello como consecuencia del retraso de España respecto a Europa.
"España estaba consiguiendo un avance muy importante en ciencia e investigación, pero en los últimos años lo está perdiendo todo", asegura la investigadora. "Tenemos el potencial necesario para estar entre los países más importantes en cuanto a ciencia".