Foto: 453169. Pixabay.
Una reciente investigación del Interdisciplinary Centre for Computer Music Research (ICCMR) de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) ha confirmado que los beneficios de la computación cuántica también pueden tener aplicaciones en el campo creativo y artístico, en este caso concretamente en el terreno de la música.
Según el Dr. Alexis Kirke, investigador principal del ICCMR, su trabajo es el primero que logra aprovechar las ventajas de la tecnología informática cuántica en el terreno de las artes y la creatividad, haciendo uso por ejemplo de la gran diferencia entre la velocidad de transmisión de la información que alcanza un superordenador cuántico con relación a la comunicación digital tradicional.
En 2016, Kirke y una soprano interactuaron en vivo en el marco de un festival musical, utilizando un superordenador cuántico para generar respuestas sonoras instantáneas al canto de la artista. Las notas musicales producidas por la voz de la soprano eran captadas por un micrófono en la sala de actuación y enviadas por Internet a una computadora cuántica, que inmediatamente generaba una respuesta musical para acompañar a la cantante.
Ahora, han logrado que al interpretar en piano la música de la serie “Game of Thrones” una máquina de 14 qubits produzca de inmediato un acompañamiento musical acorde. Según un comunicado de prensa, la creación desarrollada por el superordenador puede resolver aspectos musicales complejos de forma dinámica, como evitar disonancias o mantenerse en compás, gracias a la increíble velocidad de la teletransportación cuántica.
Según el Dr. Alexis Kirke, investigador principal del ICCMR, su trabajo es el primero que logra aprovechar las ventajas de la tecnología informática cuántica en el terreno de las artes y la creatividad, haciendo uso por ejemplo de la gran diferencia entre la velocidad de transmisión de la información que alcanza un superordenador cuántico con relación a la comunicación digital tradicional.
En 2016, Kirke y una soprano interactuaron en vivo en el marco de un festival musical, utilizando un superordenador cuántico para generar respuestas sonoras instantáneas al canto de la artista. Las notas musicales producidas por la voz de la soprano eran captadas por un micrófono en la sala de actuación y enviadas por Internet a una computadora cuántica, que inmediatamente generaba una respuesta musical para acompañar a la cantante.
Ahora, han logrado que al interpretar en piano la música de la serie “Game of Thrones” una máquina de 14 qubits produzca de inmediato un acompañamiento musical acorde. Según un comunicado de prensa, la creación desarrollada por el superordenador puede resolver aspectos musicales complejos de forma dinámica, como evitar disonancias o mantenerse en compás, gracias a la increíble velocidad de la teletransportación cuántica.
La clave: velocidad en la transmisión de información
Aunque parezca un término de ciencia ficción, la teletransportación cuántica es un hecho científico real que posibilita transmitir información con una rapidez inimaginable en el marco de las tecnologías informáticas y digitales actuales. En el campo musical, permite por ejemplo acercarse al procesamiento de reglas musicales que realiza un músico al actuar en vivo, resolviendo una pieza en cuestión de segundos.
La aceleración cuántica necesaria para que el sistema logre interactuar musicalmente en tiempo real se obtuvo a través del algoritmo de Grover. Descubierto en 1996, se trata del segundo algoritmo cuántico clave para el desarrollo de estas nuevas tecnologías, después del algoritmo de Shor.
La ventaja de esta nueva investigación con relación a otras experiencias en el campo de la combinación entre la música y la computación cuántica se centra precisamente en el empleo del algoritmo de Grover, que ha logrado perfeccionar el proceso de teletransportación cuántica necesario. Según el Dr. Kirke, los trabajos previos emplearon solamente mapeos de algoritmos informáticos clásicos.
Es evidente que los superordenadores cuánticos poseen un potencial aún imposible de vislumbrar en cuanto a sus límites, pero esta investigación confirma que el arte y la creatividad también pueden beneficiarse con el desarrollo de estas nuevas tecnologías, que poco a poco van marcando un cambio de época.
Aunque parezca un término de ciencia ficción, la teletransportación cuántica es un hecho científico real que posibilita transmitir información con una rapidez inimaginable en el marco de las tecnologías informáticas y digitales actuales. En el campo musical, permite por ejemplo acercarse al procesamiento de reglas musicales que realiza un músico al actuar en vivo, resolviendo una pieza en cuestión de segundos.
La aceleración cuántica necesaria para que el sistema logre interactuar musicalmente en tiempo real se obtuvo a través del algoritmo de Grover. Descubierto en 1996, se trata del segundo algoritmo cuántico clave para el desarrollo de estas nuevas tecnologías, después del algoritmo de Shor.
La ventaja de esta nueva investigación con relación a otras experiencias en el campo de la combinación entre la música y la computación cuántica se centra precisamente en el empleo del algoritmo de Grover, que ha logrado perfeccionar el proceso de teletransportación cuántica necesario. Según el Dr. Kirke, los trabajos previos emplearon solamente mapeos de algoritmos informáticos clásicos.
Es evidente que los superordenadores cuánticos poseen un potencial aún imposible de vislumbrar en cuanto a sus límites, pero esta investigación confirma que el arte y la creatividad también pueden beneficiarse con el desarrollo de estas nuevas tecnologías, que poco a poco van marcando un cambio de época.
Referencia
Testing a hybrid hardware quantum multi-agent system architecture that utilizes the quantum speed advantage for interactive computer music. Kirke, A. Journal of New Music Research (2020).DOI:https://doi.org/10.1080/09298215.2020.1749672
Testing a hybrid hardware quantum multi-agent system architecture that utilizes the quantum speed advantage for interactive computer music. Kirke, A. Journal of New Music Research (2020).DOI:https://doi.org/10.1080/09298215.2020.1749672