Una tecnología para detectar cometas salva vidas en África

Un espectrómetro de masas portátil garantizará un diagnóstico rápido y exacto


Ingenieros del sector aeroespacial adaptarán un sistema de estudio de los cometas para el diagnóstico de la tuberculosis en países subdesarrollados. El método tradicional para detectar esta enfermedad es la muestra de saliva observada a través del microscopio, pero lleva demasiado tiempo. Para sustituirla, los científicos adaptarán un espectrómetro de masas utilizado en misiones de la Agencia Espacial Europea, que garantizará un diagnóstico rápido y exacto. Por Yaiza Martínez.


06/02/2008

El espectómetro de masas Ptolemy. The Engineer Online.
La organización británica Wellcome Trust, líder en la promoción de innovaciones tecnológicas para su aplicación en la medicina, utilizará la tecnología desarrollada en la misiones espaciales Beagle 2 y Rosseta para el diagnóstico exacto y rápido de la tuberculosis en países pobres.

En concreto, se usará un espectrómetro de masas, un instrumento que permite analizar con gran precisión la composición de diferentes elementos químicos e isótopos atómicos. Para su desarrollo, la Wellcome Trust ha donado más de un millón y medio de euros a la Open University de Londres y la School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM, según anuncia esta organización en un comunicado.

La tuberculosis, que está causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, mata a unos dos millones de personas cada año en el mundo, principalmente en los países en vías de desarrollo. Su diagnóstico en lugares de escasos recursos se obtiene con análisis con microscopio de frotis de esputo, un proceso laborioso y de baja sensibilidad que tarda demasiado tiempo.

De los cometas a África

Los ingenieros Geraint Morgan y Colin Pillinger, de la Open University, y Liz Corbett, de la LSHTM, desarrollarán un espectrómetro de masas portátil para diagnosticar esta enfermedad. Este equipo de científicos fue el mismo que desarrolló la tecnología utilizada para buscar vida en Marte en la misión Beagle 2, así como el espectrómetro de masas (Ptolemy que actualmente se encuentra a bordo del vehículo espacial Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA.

Ptolemy fue diseñado para analizar pequeños trozos del núcleo de los cometas para identificar su composición y conocer a través de ella si la vida en la Tierra proviene de fuera de nuestro planeta. Ahora, esta tecnología podrá adaptarse para desarrollar un espectrómetro de masas con alta sensibilidad y que detectará la tuberculosis mucho más rápido que los medios convencionales.

Sus creadores afirman que el espectrómetro de masas destinado a fines médicos deberá ser portátil, robusto, y consumir la menor cantidad de energía posible. Su uso deberá ser asimismo mucho más sencillo que el del Ptolemy original, para facilitar la labor de los profesionales de la salud.

Según la revista The Engineer Online, para los análisis se introducirá en el espectrómetro una muestra de esputo que será bombardeada con electrones de alta energía para separar los componentes orgánicos y así detectar en ellos las moléculas presentes en la saliva.

Millones de casos

Este remedio urge debido a que, actualmente, los enfermos de tuberculosis deben visitar hasta 10 veces a los especialistas para poder ser diagnosticados. Por otro lado, según Morgan, el análisis con microscopio sólo permite la detección de un tercio de los casos, lo que significa que siete de cada diez enfermos de tuberculosis empeorarán antes de ser diagnosticados correctamente y tratados.

El retraso en la detección de la enfermedad resulta muy grave por la incidencia de SIDA en África, una enfermedad que debilita el sistema inmunológico provocando que la tuberculosis se vuelva incurable si no se trata a tiempo. La esperanza de vida de una persona enferma al mismo tiempo de SIDA y de tuberculosis es de 56 días.

En 2005, la Organización Mundial de la Salud calculó que hubo 15 millones de enfermos de tuberculosis en el mundo. De los 22 países con mayor incidencia de casos, nueve eran subsaharianos. Las primeras pruebas de la tecnología adaptada serán realizadas en Zimbabwe, al sur de África.



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