Una sola dosis de grasas saturadas ya modifica el metabolismo del hígado

Una gran cantidad de aceite de palma, como la que hay en dos pizzas, por ejemplo, reduce la sensibilidad del cuerpo a la insulina, constata un estudio


En las sociedades occidentales, cada año aumenta el número de personas con sobrepeso y obesas, así como de personas con diabetes tipo 2, un crecimiento que suele relacionarse con el consumo de grasas saturadas como las presentes en la comida rápida. Ahora, un estudio revela que con que se coman una sola vez estas grasas en grandes cantidades, ya se reduce la sensibilidad del cuerpo a la insulina, se causan mayores depósitos de grasa en el hígado y se producen cambios en el metabolismo energético de este órgano.


Redacción T21
17/02/2017

Imagen: Pexels. Fuente: Pixabay.
La proliferación global de personas con sobrepeso y obesas, así como de personas con diabetes tipo 2 suele asociarse con el consumo de grasas saturadas (como las presentes en el tocino o el sebo y en el aceite de coco o de palma).

Ahora, científicos del Deutsche Diabetes-Zentrum (DDZ) y del Centro Helmholtz de Munich (HMGU), ambos en Alemania, han descubierto que incluso un solo consumo de una gran cantidad de aceite de palma reduce la sensibilidad del cuerpo a la insulina y causa mayores depósitos de grasa en el hígado, así como cambios en el metabolismo energético de este órgano.

Los resultados del presente estudio proporcionan así información sobre los cambios precoces que este aceite produce en el metabolismo del hígado y que, a largo plazo, pueden desembocar en enfermedad hepática grasa en personas con sobrepeso, así como en aquellos individuos con diabetes tipo 2.

No se debe olvidar que el aceite de palma suele usarse en las sociedades occidentales como aceite de freír o aliñar, y también como producto añadido a alimentos como los helados, las margarinas, las natillas, y los platos preparados, como pizzas, sopas o la pasta.  

Efectos constatados 

La investigación, publicada en el Journal of Clinical Investigation se centró en hombres sanos y delgados a los que se les dio, al azar, una bebida con sabor a aceite de palma o un vaso de agua clara.

La bebida de aceite de palma contenía una cantidad similar de grasa saturada a la que pueden contener dos hamburguesas y una gran porción de patatas fritas, o dos pizzas de salami.

Se constató así que, con solo esta cantidad de grasa saturada, ya se provocaba una resistencia a la insulina y se aumentaba el contenido de grasa en el hígado. Además, se comprobaron cambios en el balance energético hepático.

Estos cambios metabólicos observados fueron similares a los constattados en personas con diabetes tipo 2 o enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA). La EHGNA es la enfermedad hepática más común en los países industrializados y está asociada con la obesidad, el llamado "síndrome metabólico", y con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Además, la EHGNA, en estadios avanzados, puede resultar en daño hepático severo.

La resistencia inducida a la insulina provoca, por otra parte, un aumento de la formación de azúcar en el hígado, con la consecuente disminución de la absorción de azúcar en los músculos esqueléticos, un mecanismo que provoca un aumento del nivel de la glucosa en las personas ya afectadas con diabetes tipo 2 o que se encuentran en las etapas previas al desarrollo de esta enfermedad.

Por último, la resistencia a la insulina favorece una mayor liberación de grasas en el torrente sanguíneo, lo que a su vez continúa fomentando la resistencia a la insulina. Una mayor disponibilidad de grasa conduce a un aumento de la carga de trabajo de las mitocondrias o “centrales eléctricas” de la célula, lo que a largo plazo puede sobrecargar estas “plantas de energía celular” y contribuir a la aparición de una enfermedad hepática.

Una sola dosis

 "La sorpresa fue que una dosis única de aceite de palma tuviera un impacto tan rápido y directo en el hígado de una persona sana, y que la cantidad de grasa administrada ya desencadenara resistencia a la insulina", explica uno de los autores del estudio, Michael Roden, Presidente del DDZ y del Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes (Deutsche Zentrum für Diabetesforschung, DZD).

El metabolismo hepático de los participantes en esta investigación fue monitorizado con una tecnología no invasiva, llamada espectroscopia de resonancia magnética, que permitió rastrear el almacenamiento de azúcar y grasa en el hígado, así como el metabolismo energético de las mitocondrias  en este órgano.

El equipo del Roden sospecha que las personas sanas, dependiendo de su predisposición genética, pueden sortear  fácilmente este impacto directo del alimento graso en el metabolismo. Sin embargo, las consecuencias de comer regularmente comidas ricas en grasas pueden ser mucho más problemáticas para cualquiera.

Referencia bibliográfica:
 
Elisa Álvarez Hernández, Sabine Kahl, Anett Seelig, Paul Begovatz, Martin Irmler, Yuliya Kupriyanova, Bettina Nowotny, Peter Nowotny, Christian Herder, Cristina Barosa, Filipa Carvalho, Jan Rozman, Susanne Neschen, John G. Jones, Johannes Beckers, Martin Hrabě de Angelis, Michael Roden. Acute dietary fat intake initiates alterations in energy metabolism and insulin resistanceJournal of Clinical Investigation (2017). DOI: 10.1172/JCI89444.



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