Una nueva técnica no invasiva ayuda a combatir la obesidad

La termografía determina los niveles de “grasa buena” del organismo y la capacidad de los alimentos para reducir el ritmo de consumo de calorías


Un equipo de científicos del Reino Unido ha realizado un estudio sobre la aplicación de la termografía al control del sobrepeso. Sus conclusiones indican que esta técnica, con la que se pueden detectar las reservas de grasa marrón o grasa buena del organismo, permitirá añadir un índice termográfico en las etiquetas de los alimentos para mostrar si un producto puede aumentar o reducir el ritmo de consumo de calorías. Los investigadores esperan que este método ayude a frenar una enfermedad que padecen más de 150 millones de niños en todo el planeta.


CORDIS/T21
24/07/2012

Fuente: PhotoXpress.
Una nueva herramienta tecnológica podría ayudar a combatir la obesidad, sin necesidad de dietas ni de ejercicio físico.

Se trata de la termografía, una técnica innovadora que registra las reservas de grasa marrón o tejido adiposo marrón que, según los expertos es la “grasa buena” del organismo.

Estos tejidos permiten al cuerpo quemar calorías de forma rápida, para convertirlas en energía.

Un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, que ha estudiado la grasa marrón y la aplicación de la termografía, afirma que el tejido adiposo pardo genera 300 veces más calor que cualquier otro tejido del organismo.

De este modo, si se posee una mayor cantidad de esta grasa buena es menos probable que se almacene el exceso de energía o los alimentos en forma de grasa blanca.

El proceso termográfico permitiría obtener la información necesaria para evaluar la cantidad de grasa marrón presente en un organismo, y calcular así el calor que genera.

Cómo usar la técnica para evitar la obesidad

El profesor Michael Symonds de la Escuela de Ciencias Clínicas de la Universidad de Nottingham y autor principal del estudio explica: “En principio, cuanta más grasa marrón se almacene en el cuerpo o cuanto más activa sea esta, más calor produces y por tanto es menos probable que almacenes el exceso de energía o alimentos en forma de grasa blanca”.

Según Symonds la termografía serviría para evitar la obesidad del siguiente modo: “esta técnica permitirá añadir un índice termográfico en las etiquetas de los alimentos para mostrar si un producto puede aumentar o reducir la producción de calor de la grasa marrón. O lo que es lo mismo, si puede acelerar o reducir el ritmo de consumo de calorías”.

Además, la tecnología podría contribuir a aumentar el conocimiento que se posee sobre el equilibrio que establece la grasa marrón entre la energía procedente de los alimentos consumidos y la energía que gasta el organismo.

Sobre la nula invasividad de la termografía, el profesor Symonds señala: “El empleo de nuestra técnica de imagen permite localizar grasa marrón y evaluar su capacidad para producir calor. Sustituye a técnicas perniciosas que emplean radiación y con ella se pueden realizar estudios en grupos grandes. De este modo, se podría obtener más información sobre la función de la grasa marrón en el equilibrio que existe entre la energía que se obtiene de los alimentos que se consumen y la energía que quema el organismo”.

Frenar una lacra social

La obesidad está muy presente en la vida de europeos y estadounidenses. Más de 150 millones de niños de todo el planeta la sufren, y en el Reino Unido los casos de obesidad infantil se han duplicado durante los últimos veinte años.

“Los bebés poseen una cantidad mayor de grasa marrón que utilizan para mantenerse calientes poco después de su nacimiento, circunstancia que dota de interés el resultado de nuestra investigación de que esta grasa saludable también puede generar calor en niños y adolescentes”, señala otra de las autoras de la investigación, la Dra. Helen Budge, también de la Universidad de Nottingham.

Los científicos británicos descubrieron la manera en la que niños sanos generan calor en la región del cuello, rica en tejido adiposo pardo. Esta capacidad es mayor en niños pequeños en comparación con adolescentes o adultos.

Por otro lado, afirman que sus resultados están sirviendo en el estudio de intervenciones diseñadas con el fin de fomentar el gasto energético y frenar el aumento de peso en niños y adultos.




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