Una antología atípica: “Hay una jaula en cada pájaro”, de Óscar Curieses

Este libro-objeto, que combina diversos formatos, pone en cuestión la esencia misma de la lógica


Prácticamente no falta ningún formato posible en “Hay una jaula en cada pájaro”, antología publicada en 2013 por el poeta madrileño Óscar Curieses. La obra, por tanto, refleja una necesidad de experimentación, pero no se queda sólo ahí: con un lenguaje aparentemente lúdico, va indagando en nuestras asunciones más profundas y poniendo en cuestión la esencia misma de la lógica. Es, sin duda, el resultado de un compromiso inusual con la palabra y con la materia que somos, y al mismo tiempo no somos. Por Pilar Fraile Amador.




Hay una jaula en cada pájaro aparecía a mediados de 2013 como una atípica antología del poeta Óscar Curieses. Bellamente editado por la casa editorial Ya lo dijo Casimiro Parker, el libro hace un recorrido por algunos de los poemas del autor que habían aparecido en sus dos trabajos anteriores: Sonetos del útero (2007) y Dentro (2012).

Pero contiene también poemas inéditos, un audioCd que recoge improvisaciones sonoro poéticas del autor con el grupo performativo AMC313 la impresión de algunas de las partituras que, sobre los poemas de Sonetos del útero o Cuerma —tal y como el autor renombró al poemario—, realizara Julio Gómez Espinosa.

Completa el conjunto de materiales en distintos formatos seis ilustraciones de Luis Martinez Merlo, en diálogo con sendos poemas de Curieses.

Prácticamente no falta ningún formato posible en este libro casi objeto que es, desde luego, mucho más que una antología.

Lo que tenemos entre manos es, en realidad, una decantación del trabajo artístico de Curieses; el resultado de su compromiso con la experimentación creativa en sus múltiples facetas como, no en vano, nos van indicando las citas que abren las distintas secciones del trabajo: Huidobro, Pino, Cirlot, Cummings.

Así vemos como los poemas van rompiendo prácticamente todas las leyes posibles de composición: desde las puramente ortográficas a las reglas gramáticas o lógicas, el orden de las citas, etc.

Lo que sorprende, sin embargo, del trabajo de Curieses, tal y como esta panorámica muestra efectivamente, no es tanto ese experimentalismo, sino el hecho de que esa experimentación esté unida a un compromiso radical con una realidad latiente y, por tanto, su escritura aparezca como totalmente alejada de la vacuidad o del mero juego lingüístico; peligro que suele acechar en este tipo de propuestas y en que indefectiblemente caen otros autores que transitan parecidos territorios.

Desde el primer poema de la primera sección: Biolencias, nos sacude el autor con su reflexión profunda sobre nuestras raíces antropológicas y ontológicas: «el pujo/solo/agrieta un nombre/flojo/el pozo azul de sombra que fue dios».

Y así, el lenguaje aparentemente lúdico, va indagando en nuestras asunciones más profundas, poniendo en cuestión la esencia misma de la lógica —no es de extrañar tampoco que otro de los autores citados en el libro sea Heráclito— para ir resultando en un decir entrecortado, intermitente, donde el ser aparece y desaparece y donde todo es y no es al mismo tiempo: «.HEMOS PASADO/. ya solo queda el paisaje/ lleno de huellas/.no estamos/,estamos en blanco.»

Este tipo de decir le permitirá al autor ir sembrando dudas sobre nuestras cuestiones esenciales: la permanencia, el tiempo, el género. En este sentido es de destacar cómo, también desde sus primeros trabajos, Curieses indaga la posibilidad de decir desde el femenino, y adopta en muchos de sus poemas la voz o el punto de vista de mujer o de niña, y que resulta en tipo de díctum transgenérico, altamente controvertido.

Ruptura de la dicotomía

Pero la dicotomía que más profundamente trata de demoler el autor es, sin duda, la de la división occidental mente-cuerpo o materia-espíritu, y así aparece con fuerza en alguno de sus poemas, en una suerte de mezcla de elementos que arrebatan por su fuerza expresiva: «mente estiércol», «ahora riego sombra», «Bajo un sol pálido de luces/ cavan en el jardín el útero del tiempo».

También le permite este experimentalismo radical hacer una recuperación de nuestros clásicos, San Juan, Machado en un movimiento de acercarlos al presente, de ver lo que en ellos hay de presente. No de llevar la escritura presente hacia el pasado, como tantas veces ocurre.

Es la asunción de una lógica paralela a la lógica clásica occidental lo que permite al autor y también a los componentes de AMC313 utilizar textos clásicos volviéndolos al presente, porque están trabajando con una concepción de tiempo-presente o tiempo cíclico en la cual es posible aprehender lo que de presente hay en todos los pasados.

Con este mismo espíritu se componen las performances que aparecen en el AudioCd —que lleva por título un hermoso verso del poeta Ernesto García López: El grito es un movimiento incabado — en las que los textos clásicos contemporáneos: Eliot, Cummings, Valente, Celan, se mezclan con sonidos, silencios y otros materiales, desde discursos políticos a los documentos de Wikileaks, en una suerte de gran concierto del mundo comprometido con los lugares olvidados de nuestro pasado y presente.

Hay una jaula en cada pájaro es, sin duda, el resultado de un compromiso inusual con la palabra y con la materia que somos y al mismo tiempo no somos. Como toda creación honestamente experimental deja quizá la puerta abierta a aquello que podríamos ser.


Miércoles, 5 de Febrero 2014
Pilar Fraile Amador
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