Una actividad neuronal aleatoria, ¿en el origen del libre albedrío?

Un estudio sugiere que tomamos decisiones gracias al "ruido de fondo" del cerebro


Nuestra capacidad de tomar decisiones podría derivarse de fluctuaciones aleatorias o 'ruido de fondo' de nuestro cerebro, una actividad eléctrica de las neuronas a la que durante años los científicos no dieron importancia, por considerarla un simple mecanismo de compensación cerebral. Al menos eso es lo que sugiere un estudio realizado en la Universidad de California en Davis (Estados Unidos). Por Yaiza Martínez.


10/06/2014

Imagen: Nicemonkey. Fuente: PhotoXpress.
Nuestra capacidad de tomar decisiones -y, a veces, de cometer errores- podría derivarse de las fluctuaciones aleatorias del 'ruido de fondo' del cerebro, una actividad eléctrica de las neuronas a la que durante años los científicos no han dado importancia, por considerarla un simple mecanismo de compensación cerebral sin mayor trascendencia.

Esto al menos es lo que sugiere un estudio reciente llevado a cabo en el Center for Mind and Brain de la Universidad de California, Davis (EEUU). En él, se demostró que se podían predecir las decisiones que tomaría un individuo a partir de dicho 'ruido de fondo'. Por tanto, que este no es mera actividad cerebral sin sentido.

Según declaraciones de Jesse Bengson, primer autor de la investigación, recogidas en un comunicado de la UCD, el estudio "demuestra cómo estados arbitrarios del cerebro pueden influir en decisiones aparentemente voluntarias".

El cerebro se adelanta

Para alcanzar esta conclusión, Bengson y su equipo situaron a una serie de voluntarios frente a una pantalla, y les pidieron que fijaran su atención en el centro de esta. Al mismo tiempo, haciendo uso de la electroencefalografía o EEG (una técnica de exploración neurofisiológica de la actividad bioeléctrica cerebral), los científicos comenzaron a registrar la actividad eléctrica de sus cerebros.

A los voluntarios se les pidió a continuación que tomaran la decisión de mirar hacia la izquierda o hacia la derecha cuando apareciera un símbolo a modo de señal en pantalla; y que después indicaran su decisión.

La señal para mirar a izquierda o a derecha aparecía a intervalos aleatorios, por lo que los voluntarios no podían, ni consciente ni inconscientemente, prepararse para ella. Se encontraban, por tanto, tomando decisiones en una situación de incertidumbre.

A pesar de eso, sus cerebros reflejaron patrones de actividad neuronal un segundo antes de que los símbolos aparecieran en pantalla que sirvieron para predecir el resultado probable de sus decisiones. Por tanto, el cerebro reflejaba lo que los participantes decidirían, un segundo antes de que estos supieran siquiera que iban a tomar una decisión.

"El estado de la parte derecha del cerebro antes de la presentación de la señal determinaba si el voluntario miraría hacia la izquierda o hacia la derecha", asegura Bengson.

La aleatoriedad en la base del libre albedrío

Para el investigador, estos resultados señalan que "el ruido de fondo" del cerebro en realidad posibilitaría que tomemos decisiones pues "introduce un efecto aleatorio que permite actuar libres de causa y efecto".

Otro estudio reciente, realizado por neurocientíficos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , constató también que las decisiones tomadas en contextos de mucha incertidumbre están definidas en gran medida por mecanismos generados internamente en el cerebro.

En este caso, sin embargo, los científicos achacaron dichos mecanismos a las inferencias que hace el cerebro a partir de lo que ocurre en el mundo sensorial.

De cualquier modo, el trabajo de Bengson y su equipo abre interesantes cuestiones: si nuestro cerebro se prepara para actuar antes de que sepamos que vamos a actuar, ¿cómo podemos tomar una decisión verdaderamente consciente? ¿Nuestras decisiones se forman después de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan o, por el contrario, se definen antes de que las evidencias han alcanzado la consciencia?

El estudio se basó en otros experimentos de la década de 1970, realizados por el neurocientífico californiano Benjamín Libet. A raíz de aquellos, Libet llegó a concluir que la impresión subjetiva de la libertad de acción no es la causa de esta acción, sino su consecuencia. En otras palabras, que el libre albedrío sería una de las ilusiones que el cerebro es capaz de crear.

Referencia bibliográfica:

Federico Carnevale, Víctor de Lafuente, Ranulfo Romo y Néstor Parga. Internal signal correlates neural populations and biases perceptual decision reports. PNAS (2012). DOI: 10.1073/pnas.1216799109.



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