Imagen del software de renocimiento de emociones
¿Cómo se comporta la gente cuando se pone frente a una valla publicitaría? ¿Se paran, se giran y miran atentamente o, sencillamente, pasan de de largo? Un nuevo sistema informático de análisis facial puede resolver estas preguntas, ya que es capaz de reconocer el humor de una persona al instante cuando se topa con una de estas vallas.
El sistema ha sido creado por investigadores del Fraunhofer Institute for Integrated Circuits IIS en Erlangen, Alemania. Mediante un complejo sistema de algoritmos, localiza un rostro humano en una imagen, diferencia si se trata de un hombre o una mujer y analiza sus expresiones.
Meterse en la cabeza de la gente, saber cómo sienten, qué piensan cuando reciben el “golpe” del anuncio. Ese es el sueño de muchos publicistas para poder contentar a la empresa que los contrata y para poder conectar con la emoción que lleva al comprador a adquirir un producto, un perfume por ejemplo.
Hasta ahora, los publicistas lo único que podían hacer para saber si una campaña era efectiva o no era esperar. Este nuevo sistema les va a proporcionar los datos que necesitan en tiempo real.
El sistema informático usa una pequeña cámara de video para localizar las caras de cualquier persona que camine cerca de un anuncio publicitario. Nada escapa a su ojo vigilante y es capaz de determinar si la persona que pasa está alegre, triste, sorprendida o rabiosa.
En tiempo real
“La característica especial de nuestro software es que opera en tiempo real” afirma el doctor Christian Küblbeck, jefe del proyecto en el IIS, en un comunicado hecho público por el Instituto Fraunhofer, que ofrece asimismo la posibilidad de descargarse una demo del software
“Es más, es capaz de localizar y analizar un gran número de caras simultáneamente", añade Christian Küblbeck. La característica facial más importante usada por este sistema es el contorno de la cara, los ojos, las cejas y la nariz.
El software está pasando un periodo de entrenamiento en el que se le presenta una gran cantidad de datos conteniendo imágenes de rostros. En una operación normal, el ordenador compara 30.000 características faciales con la información que aprendió previamente.
“En un ordenador normal, los cálculos se generan con tanta rapidez que los cambios en los gestos de la cara se pueden seguir en tiempo real”, explica Küblbeck.
Tristeza y alegría
EL IIS ha terminado ya un prototipo básico que es capaz de distinguir si estamos tristes o alegres, pero el equipo de informáticos sigue trabajando para que el sistema sea capaz de diferenciar otro tipo de emociones.
Por otro lado, el índice de acierto del software respecto a saber si quién está frente a la cámara es un hombre o una mujer es ya del 90%.
Las primeras aplicaciones del sistema parece que serán en el mundo publicitario, donde conocer exactamente cómo piensa la gente es determinante. Sin embargo, todo parece indicar que tendrá otras aplicaciones muy interesantes.
Por ejemplo, se podrá utilizar para testar si un programa de ordenador o un dispositivo electrónico es fácil de usar o no. El sistema monitoriza las expresiones faciales del usuario para determinar qué aspectos de ese programa o dispositivo le están planteando problemas o le desagradan.
Otra de las ampliaciones, según sus responsables, puede interesar, y mucho, al sector de la automoción, ya que sería fácil incorporar este sistema en los nuevos coches para vigilar, por ejemplo, el nivel de concentración de los conductores. Si el software detectase un nivel bajo de concentración (por sueño, cansancio o distracción), el vehículo podría avisar al conductor para que reaccionase.
El problema de la privacidad
La extensión del dispositivo en vallas publicitarias quizá plantearía un problema con la privacidad de las personas. La vídeovigilancia es muy común en tiendas por motivos de seguridad. En muchas ciudades europeas no es difícil encontrar cámaras en las calles más conflictivas.
Este tipo de actuaciones tiene una gran variedad de derivaciones relacionadas con el derecho a la intimidad, sobre todo si se trata de si la gente está siendo observada por motivos comerciales.
Los responsables de su desarrollo aseguran que no es su caso, ya que el software analiza los datos sólo desde bases puramente estadísticas. Es decir, no identifica individuos ni guarda información para después usarla. Sencillamente compila información y la proporciona después como estadística. “No guardamos patrones para después intentar identificar a cada persona que ha pasado frente a la cámara”, puntualiza Küblbleck.
El sistema ha sido creado por investigadores del Fraunhofer Institute for Integrated Circuits IIS en Erlangen, Alemania. Mediante un complejo sistema de algoritmos, localiza un rostro humano en una imagen, diferencia si se trata de un hombre o una mujer y analiza sus expresiones.
Meterse en la cabeza de la gente, saber cómo sienten, qué piensan cuando reciben el “golpe” del anuncio. Ese es el sueño de muchos publicistas para poder contentar a la empresa que los contrata y para poder conectar con la emoción que lleva al comprador a adquirir un producto, un perfume por ejemplo.
Hasta ahora, los publicistas lo único que podían hacer para saber si una campaña era efectiva o no era esperar. Este nuevo sistema les va a proporcionar los datos que necesitan en tiempo real.
El sistema informático usa una pequeña cámara de video para localizar las caras de cualquier persona que camine cerca de un anuncio publicitario. Nada escapa a su ojo vigilante y es capaz de determinar si la persona que pasa está alegre, triste, sorprendida o rabiosa.
En tiempo real
“La característica especial de nuestro software es que opera en tiempo real” afirma el doctor Christian Küblbeck, jefe del proyecto en el IIS, en un comunicado hecho público por el Instituto Fraunhofer, que ofrece asimismo la posibilidad de descargarse una demo del software
“Es más, es capaz de localizar y analizar un gran número de caras simultáneamente", añade Christian Küblbeck. La característica facial más importante usada por este sistema es el contorno de la cara, los ojos, las cejas y la nariz.
El software está pasando un periodo de entrenamiento en el que se le presenta una gran cantidad de datos conteniendo imágenes de rostros. En una operación normal, el ordenador compara 30.000 características faciales con la información que aprendió previamente.
“En un ordenador normal, los cálculos se generan con tanta rapidez que los cambios en los gestos de la cara se pueden seguir en tiempo real”, explica Küblbeck.
Tristeza y alegría
EL IIS ha terminado ya un prototipo básico que es capaz de distinguir si estamos tristes o alegres, pero el equipo de informáticos sigue trabajando para que el sistema sea capaz de diferenciar otro tipo de emociones.
Por otro lado, el índice de acierto del software respecto a saber si quién está frente a la cámara es un hombre o una mujer es ya del 90%.
Las primeras aplicaciones del sistema parece que serán en el mundo publicitario, donde conocer exactamente cómo piensa la gente es determinante. Sin embargo, todo parece indicar que tendrá otras aplicaciones muy interesantes.
Por ejemplo, se podrá utilizar para testar si un programa de ordenador o un dispositivo electrónico es fácil de usar o no. El sistema monitoriza las expresiones faciales del usuario para determinar qué aspectos de ese programa o dispositivo le están planteando problemas o le desagradan.
Otra de las ampliaciones, según sus responsables, puede interesar, y mucho, al sector de la automoción, ya que sería fácil incorporar este sistema en los nuevos coches para vigilar, por ejemplo, el nivel de concentración de los conductores. Si el software detectase un nivel bajo de concentración (por sueño, cansancio o distracción), el vehículo podría avisar al conductor para que reaccionase.
El problema de la privacidad
La extensión del dispositivo en vallas publicitarias quizá plantearía un problema con la privacidad de las personas. La vídeovigilancia es muy común en tiendas por motivos de seguridad. En muchas ciudades europeas no es difícil encontrar cámaras en las calles más conflictivas.
Este tipo de actuaciones tiene una gran variedad de derivaciones relacionadas con el derecho a la intimidad, sobre todo si se trata de si la gente está siendo observada por motivos comerciales.
Los responsables de su desarrollo aseguran que no es su caso, ya que el software analiza los datos sólo desde bases puramente estadísticas. Es decir, no identifica individuos ni guarda información para después usarla. Sencillamente compila información y la proporciona después como estadística. “No guardamos patrones para después intentar identificar a cada persona que ha pasado frente a la cámara”, puntualiza Küblbleck.