Retrato de William Shakespeare. Fuente: Wikipedia.
En 2009, un equipo de físicos suecos descubrió una fórmula que permitía detectar la "huella" literaria de los escritores. Estaba basada en el análisis estadístico de las palabras nuevas que van introduciendo los autores en sus obras.
Por otra parte, en 2012, el profesor Mathew L. Jockers, de la Universidad de Nebraska (EEUU) publicó los resultados de una investigación estadística sobre casi 3.600 trabajos literarios publicados desde 1780 a 1900, que revelaba descubrimientos sorprendentes sobre grandes autores, gracias al análisis llevado a cabo por un ordenador.
La literatura se ha convertido, por tanto, en los últimos años, en objeto de investigación en “laboratorio”. Y, aunque esto pueda parecer antinatural a los amantes de los libros, el sistema puede arrojar algunas informaciones interesantes.
Rasgos de la personalidad
Esto es lo que ha sucedido recientemente con un estudio de análisis de texto realizado con un programa informático o software sobre nada menos el archiconocido autor inglés de teatro William Shakespeare.
En la investigación se examinaron 33 obras del dramaturgo. A todas ellas se las “despojó de información superflua –como los datos de publicación- y se las procesó con dicho software, para evaluar algunas características específicas” de ellas, explica la Association for Psychological Science (cuya revista publica el estudio) en un comunicado.
Estas características fueron, entre otras, el uso de pronombres, artículos, preposiciones; el uso de palabras que pertenecen a diferentes categorías de contenido (por ejemplo, emociones, familia, percepción sensorial, religión); temas tratados en las obras o la forma “categórica” de la escritura (abundancia de sustantivos, artículos y preposiciones, lo que indica una forma de pensamiento analítica o formal).
A partir de este análisis, los científicos han definido rasgos de la personalidad de Shakespeare, como que era probablemente sociable y bastante bien educado. Pero, además, han logrado deducir que la obra “Doble Falsedad” (Double Falsehood) fue escrita por él.
Por otra parte, en 2012, el profesor Mathew L. Jockers, de la Universidad de Nebraska (EEUU) publicó los resultados de una investigación estadística sobre casi 3.600 trabajos literarios publicados desde 1780 a 1900, que revelaba descubrimientos sorprendentes sobre grandes autores, gracias al análisis llevado a cabo por un ordenador.
La literatura se ha convertido, por tanto, en los últimos años, en objeto de investigación en “laboratorio”. Y, aunque esto pueda parecer antinatural a los amantes de los libros, el sistema puede arrojar algunas informaciones interesantes.
Rasgos de la personalidad
Esto es lo que ha sucedido recientemente con un estudio de análisis de texto realizado con un programa informático o software sobre nada menos el archiconocido autor inglés de teatro William Shakespeare.
En la investigación se examinaron 33 obras del dramaturgo. A todas ellas se las “despojó de información superflua –como los datos de publicación- y se las procesó con dicho software, para evaluar algunas características específicas” de ellas, explica la Association for Psychological Science (cuya revista publica el estudio) en un comunicado.
Estas características fueron, entre otras, el uso de pronombres, artículos, preposiciones; el uso de palabras que pertenecen a diferentes categorías de contenido (por ejemplo, emociones, familia, percepción sensorial, religión); temas tratados en las obras o la forma “categórica” de la escritura (abundancia de sustantivos, artículos y preposiciones, lo que indica una forma de pensamiento analítica o formal).
A partir de este análisis, los científicos han definido rasgos de la personalidad de Shakespeare, como que era probablemente sociable y bastante bien educado. Pero, además, han logrado deducir que la obra “Doble Falsedad” (Double Falsehood) fue escrita por él.
“Doble Falsedad” es auténtica
Las dudas sobre la autoría de esta obra perduraron durante 250 años. En 2010, finalmente, los expertos la reconocieron como shakesperiana, un reconocimiento que el software ha respaldado tras analizar también 12 obras de su otro autor posible, Lewis Theobald.
Estos análisis señalaron que la “huella psicológica” de Theobald en general no encajaba con la “huella psicológica” de Doble Falsedad. Al dividir la obra en actos, el software señaló que Shakespeare era el autor probable de los tres primeros, algo que no resultó tan claro en los actos cuarto y quinto.
Los autores de la investigación consideran que “una cantidad increíble de información se puede extraer de forma automática desde el lenguaje”.
Las dudas sobre la autoría de esta obra perduraron durante 250 años. En 2010, finalmente, los expertos la reconocieron como shakesperiana, un reconocimiento que el software ha respaldado tras analizar también 12 obras de su otro autor posible, Lewis Theobald.
Estos análisis señalaron que la “huella psicológica” de Theobald en general no encajaba con la “huella psicológica” de Doble Falsedad. Al dividir la obra en actos, el software señaló que Shakespeare era el autor probable de los tres primeros, algo que no resultó tan claro en los actos cuarto y quinto.
Los autores de la investigación consideran que “una cantidad increíble de información se puede extraer de forma automática desde el lenguaje”.
Referencia bibliográfica:
R. L. Boyd, J. W. Pennebaker. Did Shakespeare Write Double Falsehood? Identifying Individuals by Creating Psychological Signatures With Text Analysis. Psychological Science (2015). DOI: 10.1177/0956797614566658.
R. L. Boyd, J. W. Pennebaker. Did Shakespeare Write Double Falsehood? Identifying Individuals by Creating Psychological Signatures With Text Analysis. Psychological Science (2015). DOI: 10.1177/0956797614566658.