Ingenieros británicos han desarrollado un sistema que captura y almacena el CO2 que sale del tubo de escape para después reconvertirlo en biocombustible para alimentar de nuevo a un coche para calentar hogares.
El sistema ha sido ideado por Origo Industries y, básicamente, se compone de una especie de cartuchos acoplados al tubo de escape del vehículo para almacenar el CO2. Cuando uno de estos cartuchos está lleno, puede ser retirado y cambiado por otro vacío. El CO2 del cartucho retirado alimenta un generador que utiliza también algas para producir biocombustible. Estas algas son prensadas para extraer un aceite susceptible de alimentar un coche diesel o ser quemado para calentar una casa. Según sus creadores, es posible obtener unos 2.500 litros de este aceite al año.
El fundador de esta empresa, Ian Houston, ha desarrollado este concepto junto a la firma de telemetría Airmax y el fabricante de unidades de control de motor (unidad de control electrónico que controla varios aspectos de la operación de combustión interna del motor) VTune. Juntos han venido trabajando para reducir las emisiones mediante una unidad de control llamada EcoTune.
Uno de los problemas clave a la que los ingenieros se han tenido que enfrentar a la hora de captar las emisiones de carbono del vehículo es la presión ejercida por los gases de combustión. Para solucionar este problema, Houston ha usado métodos de balística que aprendió durante su etapa como ingeniero militar.
El primer prototipo, al que han llamado “EcoBox” ya ha sido testado, confirmando que el sistema final reduce las emisiones de carbono un 60%, de 275g/km a 110g/km. Con estos datos, la empresa espera convencer a los usuarios domésticos y a los operadores de flota de que estamos ante un sistema que puede ahorrar dinero.
Aceite de algas
El hecho de que cada particular pueda generar el aceite necesario para alimentar su coche en su propia casa es ya un ahorro enorme. En el caso de que ese aceite de algas se usase para calentar un domicilio, el ahorro sería doble, ya que la energía residual podría ser volcada directamente en la red eléctrica (reduciendo de esta manera de nuevo las emisiones de CO2). “Los maravilloso para mí sería captar un millón de hogares”, comenta Houston en The Ingenieer.
Otra idea manejada por Origo Industries es llegar a acuerdos con talleres para que sean éstos los que retiren los cartuchos. Los dueños de los coches recibirían algún tipo de comisión.
La versión de prueba del EcoBox ha sido incorporada al maletero del coche, pero la idea de los ingenieros es incorporarlo al sistema de combustión, bajo el vehículo. Otra de las ventajas es la EcoBox puede adaptarse sin problemas a cualquier coche, salvo a los anteriores al año 1992, que usan caucho en el sistema de alimentación de la gasolina y puede deteriorarse si entra en contacto con el biocombustible.
Como un coche eléctrico
Cada cartucho puede almacenar 8 kilos de CO2. Calculan que a un ritmo de 100g/km, los usuarios podrían cambiar el cartucho después de haber recorrido unos 80 km. La idea es que se puedan llevar dos cartuchos para poder recorrer hasta 160 km. Como media, un coche emite actualmente 160 gramos de CO2 por kilómetro. Con este sistema, pasaría a emitir cerca de 60, o sea, lo mismo que un coche eléctrico.
Sus creadores han iniciado conversaciones con varios fabricantes de coches para desarrollar un poco más el sistema. Houston cree que si da con la empresa adecuada, su invento podría estar disponible ya en 2009. El siguiente paso es explorar la posibilidad de usar la EcoBox en centrales energéticas.
Investigadores del Intituto Tecnológico de Georgia presentaron hace unos meses un sistema bastante parecido. En concreto, anunciaron el desarrollo de un material nuevo y muy barato para captar CO2 de chimeneas en centrales eléctricas o coches. Este material es producido mediante un simple proceso químico. Tiene una enorme capacidad para absorber dióxido de carbono y puede ser reutilizado muchas veces, como el invento de Origo Industries. Estas características facilitarían, dicen sus creadores, su utilización a nivel industrial.
Según anunció el Instituto en un comunicado de prensa, combinado y mejorado con técnicas de gestión del calor, el nuevo material sería un método muy efectivo y barato para captar grandes cantidades de dióxido de carbono de, por ejemplo, instalaciones donde se quema carbón. Las actuales técnicas para capturar CO2 usan materiales sólidos (que no tienen la suficiente estabilidad como para ser usados repetidamente) o líquidos absorbentes (que son caros y requieren mucha energía).
El sistema ha sido ideado por Origo Industries y, básicamente, se compone de una especie de cartuchos acoplados al tubo de escape del vehículo para almacenar el CO2. Cuando uno de estos cartuchos está lleno, puede ser retirado y cambiado por otro vacío. El CO2 del cartucho retirado alimenta un generador que utiliza también algas para producir biocombustible. Estas algas son prensadas para extraer un aceite susceptible de alimentar un coche diesel o ser quemado para calentar una casa. Según sus creadores, es posible obtener unos 2.500 litros de este aceite al año.
El fundador de esta empresa, Ian Houston, ha desarrollado este concepto junto a la firma de telemetría Airmax y el fabricante de unidades de control de motor (unidad de control electrónico que controla varios aspectos de la operación de combustión interna del motor) VTune. Juntos han venido trabajando para reducir las emisiones mediante una unidad de control llamada EcoTune.
Uno de los problemas clave a la que los ingenieros se han tenido que enfrentar a la hora de captar las emisiones de carbono del vehículo es la presión ejercida por los gases de combustión. Para solucionar este problema, Houston ha usado métodos de balística que aprendió durante su etapa como ingeniero militar.
El primer prototipo, al que han llamado “EcoBox” ya ha sido testado, confirmando que el sistema final reduce las emisiones de carbono un 60%, de 275g/km a 110g/km. Con estos datos, la empresa espera convencer a los usuarios domésticos y a los operadores de flota de que estamos ante un sistema que puede ahorrar dinero.
Aceite de algas
El hecho de que cada particular pueda generar el aceite necesario para alimentar su coche en su propia casa es ya un ahorro enorme. En el caso de que ese aceite de algas se usase para calentar un domicilio, el ahorro sería doble, ya que la energía residual podría ser volcada directamente en la red eléctrica (reduciendo de esta manera de nuevo las emisiones de CO2). “Los maravilloso para mí sería captar un millón de hogares”, comenta Houston en The Ingenieer.
Otra idea manejada por Origo Industries es llegar a acuerdos con talleres para que sean éstos los que retiren los cartuchos. Los dueños de los coches recibirían algún tipo de comisión.
La versión de prueba del EcoBox ha sido incorporada al maletero del coche, pero la idea de los ingenieros es incorporarlo al sistema de combustión, bajo el vehículo. Otra de las ventajas es la EcoBox puede adaptarse sin problemas a cualquier coche, salvo a los anteriores al año 1992, que usan caucho en el sistema de alimentación de la gasolina y puede deteriorarse si entra en contacto con el biocombustible.
Como un coche eléctrico
Cada cartucho puede almacenar 8 kilos de CO2. Calculan que a un ritmo de 100g/km, los usuarios podrían cambiar el cartucho después de haber recorrido unos 80 km. La idea es que se puedan llevar dos cartuchos para poder recorrer hasta 160 km. Como media, un coche emite actualmente 160 gramos de CO2 por kilómetro. Con este sistema, pasaría a emitir cerca de 60, o sea, lo mismo que un coche eléctrico.
Sus creadores han iniciado conversaciones con varios fabricantes de coches para desarrollar un poco más el sistema. Houston cree que si da con la empresa adecuada, su invento podría estar disponible ya en 2009. El siguiente paso es explorar la posibilidad de usar la EcoBox en centrales energéticas.
Investigadores del Intituto Tecnológico de Georgia presentaron hace unos meses un sistema bastante parecido. En concreto, anunciaron el desarrollo de un material nuevo y muy barato para captar CO2 de chimeneas en centrales eléctricas o coches. Este material es producido mediante un simple proceso químico. Tiene una enorme capacidad para absorber dióxido de carbono y puede ser reutilizado muchas veces, como el invento de Origo Industries. Estas características facilitarían, dicen sus creadores, su utilización a nivel industrial.
Según anunció el Instituto en un comunicado de prensa, combinado y mejorado con técnicas de gestión del calor, el nuevo material sería un método muy efectivo y barato para captar grandes cantidades de dióxido de carbono de, por ejemplo, instalaciones donde se quema carbón. Las actuales técnicas para capturar CO2 usan materiales sólidos (que no tienen la suficiente estabilidad como para ser usados repetidamente) o líquidos absorbentes (que son caros y requieren mucha energía).